Aclaró precedente y ante una multitud con poder de palabra,
se dijo que de tantas veces ciego,
el universo parece caerse de sus manos,
parecía como si la sangre que pisoteábamos se suicidara de nuevo, sin confesiones reiterativas, ángulos obtusos y que ya nada fuese a encajar,
que la madre naturaleza viniera a robarme los ojos, chuparme el regaliz de mi universo.
Y sí, había ganado,
podemos matar a todo el que queramos, pensando que somos fuertes, resistencia pura.
Y es en esta noche tan fría y amarga que parece quemar,
sentirse en medio de lava y todo tiende a ser invierno.
Se llora, ardemos y ya nada quiere querernos.
¡Qué bonito te ves en mis manos!