La lágrima que jamás derramé esconde una historia más triste que yo; llueve toda una sequía en mi infancia.
Vivo una lucha constante con una de mis trece conciencias, es la que más se aferra a todo lo que me consume, se burla
y me muestra un yo esperpéntico.
Hay otra que llora en silencio mientras una ríe disimulando años de desprecio.
Me aferro a toda una juventud alcoholizada,
y desvanezco entre una niebla espesa que consigue romper todos mis pensamientos.