Bailes

Gracias.

Bailes ha sido, es, y será una de las experiencias más bonitas que he vivido y que he podido escribir durante un año entero. Me han ofrecido muchos bailes, pero no todas esas personas siguen aquí cogiéndome la mano antes de que empiece a sonar la música. A veces debes dejar atrás, aprender a poner finales, y seguir. Porque de eso trata, de bailar sin parar. De ser feliz sin pensar en lo que vendrá o en lo que un día fue. De querer a quién nos haga bailar hasta que nos duelan los pies, pero no la sonrisa.

Y es que no habríais bailado de no ser por mi madre.
Mi madre ha sido la persona que más me ha sacado a bailar. La persona que más feliz me ha hecho y la que más ha luchado por conseguir que todos tuviéramos una sonrisa en la cara. Le debo el mundo, y como le dije una vez, si pudiera a veces le regalaría el olvido.
Mi padre también ha sido un pilar fundamental en todo esto, aunque quizá nunca he tenido la confianza suficiente como para enseñarle qué era lo que me hacía bailar y porqué.
Le debo un gracias enorme a mi hermano, él ha sido una de las partes más importantes de todo esto. Ha sido el baile más bonito. Él, que siempre ha bailado conmigo por más que las cosas se torcieran.

Tengo que darles las gracias a cada una de ellas: a Babú Slipers, Cata, Judith y Momentsintowords por sus bailes, me habéis hecho muy feliz compartiendo esto conmigo, espero bailar muchísimas veces más con vosotras.
Gracias a Ana, Núria, Elsa, Paula, Anna, Maria, Espe y a todas esas personas que han perdido parte de su tiempo en leerme, en escucharme recitar, en opinar y en sentir todos esos bailes como si fueran suyos.

Aunque sea muy contradictorio, sé que en el fondo, debo darles las gracias a aquellas personas que son pasado. Esas que en su momento me hicieron bailar, hasta que supe diferenciar qué baile era real y cuál era una simple mentira disfrazada de verdad.

Gracias a aquella persona que me empezó hablando de bailes, que más tarde hizo realidad. Pero un día paró la música, y se fue yendo poco a poco, y yo ya no me sabía los pasos de aquel baile, solo sabía que yo no quería ser dolor. Hemos vivido tormentas y algún que otro frenazo, pero en cierta manera han valido la pena. Aunque él pida tiempo, y yo siga esperando que vuelva a sacarme a bailar.

Pero tranquilos, que seguiré bailando, escribiendo, sintiendo.
Gracias por hacerme bailar tanto,
por cogerme las manos cuando no quiero dar un paso más
y enseñarme, de nuevo, cómo se sonreía.

Gracias por tantos momentos,
por hacer de mi vida algo más bonita.
Gracias por toda la fuerza,
por cada canción.

Gracias a los que llegaron
y ya no están.
Y a los que siguen sujetándome,
y nunca dejan que el silencio tome posiciones.

Gracias.
Solo gracias.

¿Me permite este baile?
Sigo sin vestido,
pero quiero seguir bailando.
Contigo.