Mi Profesor (Jortini-HOT)

Capítulo 50 (Maratón 11/15).

-Bien Martina, aquí tiene dos rayas negativas. Eso significa que por ahora no hay posibilidades de embarazo, pero si siguen las náuseas u otro tipo de síntoma, no dudes en solicitar otro turno.

Asentí aliviada.

Por un lado debería terminar mis estudios, graduarme y esperar unos años más. Fue un alivio. Pero no voy a dudar en estar embarazada próximamente.

***

Caminamos por todo el campus hasta llegar a nuestras habitaciones. Como mañana habían clases normales, le insistí a Jorge que se durmiera solo, yo sólo estorbaría, ya que siempre soy de hablar en la noche. Finalmente aceptó y se fue a su habitación.

Me acosté en la cama.

Luego de un rato, no me podía dormir. Necesitaba que me abrace, que me dé el calor necesario para dormir. Que me diera el beso de buenas noches y acariciará el cabello, las piernas, la cintura. Eso me haría dormir bien. Pero no estaba.

Bufé. Me destapé y caminé a abrir la puerta, salí a recorrer el campus, hasta llegar al salón de profesores.

Estaba vacío, entré a su habitación. Estaba dormido, sigilosamente cerré la puerta y caminé a su cama. Se movió.

-¿Martina?- Sonrió abriendo sus ojos. Me hizo un lugar en la cama, me acosté a su lado, nos tapó.

-Jorge...- Susurré ahora segura.

Me rodeó la cintura. Una de sus manos subió a mi cabello, movió su mano de arriba a abajo. Amaba esas caricias.

-Duerme nena- Susurró en mi oido.

Tini: Falta algo...- Sonreí.

-Sí- Besó mi frente.- ¿Mejor?.

-No.- Acerqué mi cara a la suya, y rocé nuestros labios.- Ahora sí. Buenas noches.

- Buenas noches corazón.

Cerré mis ojos. Suspiré. Ahora sí podía dormir, pacífica, cómoda y amada.

Abrí mis ojos, dejando ver la luz del día. Mierda. Había dormido más de lo necesario. Pestañeé varias veces, levanté mi torso y bostece. Miré hacia el centro de la habitación, Jorge se encontraba acomodando su corbata, para empezar con el clásico día de un profesor cualquiera.

-Buenos días- Rodeé su torso con mis brazos.

Su camisa tenía perfume delicioso. Me quedé admirando el perfume de su camisa.

-Buenos días nena- Acarició mis dedos.- ¿No se te hace tarde?.- Miró su reloj.

Me asomé por su hombro y miré su muñeca. Era cierto, llegaba tarde a clases.

-Cierto, debo irme- Me separé de él.

Salí de su habitación, todos los profesores conversaban. Era la única alumna.

-Hola profesores- Corrí avergonzada hacia afuera.

Recorrí todo el campus esquivando a la gente.

Llegué a mi habitación y enseguida me cambié; jean ajustado, top blanco, arriba campera gris y zapatillas vans negras, con velcro.

Tomé mi mochila y me dirigí a la sala de comidas, para encontrarme con mis amigos, como todos los días.