Confesiones de un corazón roto

XXVII

No, no voy a tener esta plática. Yo no puedo ser la mala amiga que la obliga a reprimir sus sentimientos del pasado, la verdad es que podes hacer lo que se te venga en gana y que bajo tu conciencia caiga el estar traicionando a una amiga; son cosas básicas, no es necesario dibujarlo porque todos sabemos que no se puede salir con los ex de tus amigas.
No te puedo culpar por enamorarte, pero si te quiero lejos entiende que es porque no te puedo ver a los ojos y aconcejarte de amor con una persona que destruyó mi corazón y pensamientos casi como estas destruyendo tu dignidad ahora mismo.

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Mientras acomodaba su cabello detrás de la oreja podía sentir que en su cabeza estaban mil ideas que no podía expresar así que los interrumpi diciendo:

-Sabes, no importa. Voy a fingir que nada de esto pasó y te dejo ser feliz, yo no podría interponerme entre ustedes

-No así Astrid- Levo sus manos hacia su cabeza y suspiro para luego seguir- Agradezco tu amistad y si tu no quieres esta bien.

-Estaría bien que nunca me haya enterado, pero saber que mi amiga, la que me ayudaba y secaba mis lágrimas por tremendo idiota se haya enamorado de el- Me acerco lo mas posible a su oído para que mis palabras quizás no se le olviden- Tu puedes jugar a lo que quieras pero conmigo no cuentes; caiste bajo y no voy a caer con vos. No voy a jugar a un triángulo amoroso, no voy a pretender que no me incomoda cuando te meta su lengua en toda la garganta y no voy a estar cuando el rompa tu corazón.

Me retire de la conversación más incómoda de mi vida; pero no me iba quedar a ver como se auto-destruía, esta poniendo el arma asesina sobre sus labios y ahí ya le dio el poder de que la mate.

No se nisiquiera a donde voy, se suponía que tenía que volver al salón porque sólo quería tomar un poco de agua pero después de esto lo menos que quiero es sentarme y escuchar a la maestra de español, así que empiezo a dar vueltas al campo de la escuela, hay un sol que quema y el campo está sólo.
Ya llevo como cuatro vueltas y aún no puedo digerir todo lo que pasó. No se en que momento lo perdí, lo creí superado pero el hecho de que mi amiga ahora quiera estar con el me hace recordar cuando nosotros también nos manteniamos en discreto y esa es una de las razones por las que no tengo que reclamar nada, nunca fuimos nada serio y no habían promesas que romper, yo vi lo que quise ver y ahora el sigue con su vida como siempre lo ha hecho.

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Son las tres treinta de la madrugada pero a mi cerebro no le interesa porque esta manteniendo mi cuerpo y mi mente activa, ya deje de pensar en aquel asunto, pero ya volví a pensar en el. Necesito hablar con alguien pero creo que tendré que esperar hasta mañana, sabe dar buenos consejos aunque creo que esto lo dejará boca abierta pero con que me escuché estaré bien.
Tengo hambre, ahora que recuerdo, después de la escuela estuve encerrada en mi habitación y se me olvidaron los dos tiempos de comida restante así que no he consumido nada distinto a un jugo de naranja y unas galletas del desayuno; enteré dispuesta a cenar helado a las tres treinta de la madrugada... es increible mi necesidad