Diciembre

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Los diez meses han pasado muy rápido, faltan dos semanas para estar fuera de aquí. He conocido a muchas personas pero aún así, ha sido un año que ha pasado desapercibido, aunque así me gusta a mi.
Ya no hay más exámenes, ya no hay más tareas, sólo venimos a las actividades finales.

Creo que lo único que voy a extrañar será a mis niñas y a Sebastián, será difícil no verlas todos los pitos días, aunque lo nieguen, yo se que también me van a extrañar.

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-Adiós niñas, en verdad las amo- Dijo Ana, sonaba tan dramática...
-Ana, tranquila. No estamos muriendo, sólo son vacaciones- Contesté.
-Bueno, yo empezaré mi ivernacion lo antes posible- Grace como siempre.
Después de muchas fotos, besos y abrazos, me despido de estas maravillosas chicas.
Así ha pasado todo tan rápido, me pregunto que pasará el año que viene.

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Estamos en el mes de Diciembre, todo huele a Navidad, he tenido un poco de comunicación con las chicas, pero mas con Isabela porque dentro de quince días es su cumpleaños. No soy muy sentimentalista pero Isabela ha sido de mis mejores amigas en estos once meses, así que me dispongo a buscarle su regalo de cumpleaños, nuestros gustos son muy distintos y eso me preocupa un poco.
También tengo en mente los regalos de Navidad para mi familia, somos demasiados.
- Astrid, nos vamos- Gritó mi mamá para que saliera de mi habitación.

Ella me iba a acompañar a buscar los regalos, pero obvio no podía ver el de ella.
-¡Que ya voy!- Sólo con gritos nos entendemos.

Ya estaban todos los obsequios, sólo me hacía falta el de Isabela, tenía que ser lindo. Me fijé en cada estante pero nada me dejaba con la boca abierta, hasta que vi una billetera de Paul Frank, ella ama jodidamente a los monos, era perfecto.
La facturo y rezo para que le guste.

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-¿Vas a venir?
-Obvio que si, mi bff esta de ñera
-¿Ñera?
-Si, cumpleañera.
-Astrid, eres pésima para los chistes.
-Pero así me amas bb.

Son las seis de la tarde y muero por darle un abrazo a Isabela, hasta donde tengo entendido sólo es familia y yo.
Cuando entro a su casa, me abre alguien quien creo que es su prima.
-Hola, soy Astrid- Me presento algo tímida.
-Holaaa, adelante, Isabela se esta cambiando. Soy Gabriela- Se presentó.

Entre a la casa y habían unos cuantos familiares, de los cuales sólo conocía a su mamá y recientemente a su prima. Tomo asiento y no tengo ninguna distracción, dañe mi celular hace unas semanas.
Veo salir a la cumpleañera de una habitación, estaba con un vestido algo entellado y zapatos casuales, suelto una pequeña risa, no fue de maldad porque realmente se veía linda... lo que me dio fue risa fue que aún siendo su cumpleaños andaba con su trenza. La abrazo como había querido hacerlo hace un mes y en verdad doy gracias por haberla conocido.

Pensé que sólo sería yo, pero cuando volteo, alcanzo a ver a un chico con pantalones café y una camisa azul,con ojos claros y cabello casi castaño, tan perfecto como siempre. Ahí estaba, Sebastián.
Espero que salude primero a Isa porque bueno, es la cumpleañera pero luego, yo salté a abrazarlo como toda una niña emocionada al recibir un nuevo juguete; fue un abrazo muy fuerte, como si fuera el lugar donde siempre quise estar, como encontrar algo perdido...cuando me doy cuenta de que no solo somos nosotros y hay más persona, rompo en seguida el abrazo y sonrio algo tímida.
-¿Dónde esta mi China?
-En China idiota.

Estuve con ellos unas cuantas horas, tomamos muchas fotos para guardar el recuerdo de tan hermoso día, después paso mi Papá por mi. Me despedí de la mamá de Isabela, de Isabela y de Sebastián.

Son las una de la mañana y aún no supero la intensidad del abrazo que tube con Sebastián, fue extraño, pero iba a tener bastante tiempo para olvidarme de cualquier cosa o sentimiento que pudiera desarrollar por el, aunque, no podía sentir nada por el que no fuera amistad. Quizás solo fue eso, extrañaba a mi amigo, eso y nada más.

Confesiones de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora