Rees:
No puedo creérmelo, esto es imposible. Moví la mano para subir el volumen de la pantalla plana al tiempo que le pegaba a la cama frustrado, molesto por lo que estaba viendo ¿Cómo es esto posible? ¡Dos malditas carreras! ¡Dos en segundo lugar!
Estaba muy distraído y nervioso, Moretti tomó la ventaja estos días pero tenía que alcanzarlo en Roma y en Francia, no me podía permitir perder. No quería un maldito segundo lugar, ni en sueños, ese no era mi número de la suerte. Uno, siempre uno.
—Tus deslices están bien, amor, quizá en la salida es que estas fallando —Renny colocaba una pastilla para conciliar el sueño junto a un vaso de agua.
Tenía razón en algo, esas pastillas de mierda estaban manteniendo mis sentidos estables. Tenía que mejorar mi descanso diario para no estar como zombie la mayor parte del día.
—Necesito ganarle, Ren, no puedo permitirme ese segundo lugar.
—Entonces en Roma tienes que ganar como nunca, no sientas miedo por la velocidad, deja que la adrenalina se apodere de ti, amor.
Le sonreí al escuchar la palabra amor, esta mañana fue la primera vez que lo dijo y escucharla decirlo con tanto cariño me gustaba mucho. Entre más tiempo pasábamos juntos, más sentía que la conocía de un tiempo atrás. Como si nuestras almas fueran una sola, quizá así era.
Dicen que las almas gemelas se encuentran en cada vida, quizá en mi vida pasada ya había conocido a Renny y este era un extraño reencuentro. El universo trabaja de maneras tan extrañas que no me parecería raro que fuera de ese modo.
Renny se sentó a mi lado encima de la cama, viéndome con esos ojos verdes, como si quisiera decirme algo pero no encontraba el valor, hace días que la veo con esa intención, pero siempre la evita.
—¿Qué pasa, Ren? —pregunté acercándome a ella.
—Nada, Race, ammm... quizá será mejor descansar para mañana —definitivamente me estaba ocultando algo y eso no me gustaba para nada.
No era de esas personas que se quedan esperando o rogando a que las personas decidan hablar, no soy de esos definitivamente. Me volví a acostar en la cama, ignorando su ceño fruncido, ya estaba molesto y eso no era bueno.
—¿Estás enojado? —preguntó poniéndose de pie.
—Me estas ocultando algo y eso no me gusta.
—Sabes Race, tengo algo que decirte pero cundo estemos de vuelta, te necesito concentrado y cien por ciento en tu línea de meta, lo mío no es absolutamente nada impórtate, la carrera sí ¿Entendido?
¿Pero a esta que le pasa? Regresando mi vista al televisor, decidí buscar algo mejor que ver, ya estaba cansado de la puta repetición de la carrera una y otra vez, donde remarcaban que "Race Hamilton había obtenido el segundo" no soy el segundo en nada, siempre voy primero, soy el número uno. Tengo que serlo.
Pasando un canal de música, Renny pego un gritó tirándose encima de mí. La canción era una viejada de la época de mis padres. Un DJ o algo por el estilo, la había escuchado antes porque a William le gustaba bastante. Vi como Ren le subía el volumen y se paraba en la cama extendiéndome sus manos.
Los tomé dejando que me levantara, saltando sobre la cama, Renny comenzó a cantar, moviéndose de un modo nada sexy. Esta era una Renny alegre, una que se despreocupaba de todo y se dejaba guiar por el momento.
Moviendo los hombros, relajándome completamente, deje que la música invadiera la habitación del hotel. Tomé mi mano simulando un micrófono, cantándole a Renny mientras ella hacía exactamente lo mismo, esperando a que la parte importante de la canción estallara para volver a movernos como locos. La melodía era un ritmo pegajoso listo para transportarnos a un lugar donde nada importaba más que nosotros dos.
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SOLO TÚ
General FictionTERCERA PARTE DE LA SERIE "Los Hamilton" Un corazón roto no es la razón para una destrucción nuclear, mucho menos para cerrarse a las nuevas oportunidades que trae la vida. Rees Hamilton es un ejemplo de élite, con un futuro prometedor en el gobiern...