Rees:
Un día más, solo un día más antes de la siguiente carrera. Estaba mejorando en tiempo pero aun ese bastardo de Moretti me llevaba la ventaja. Hoy salía nuestro vuelo a Francia, lo cual era excelente considerando que Italia había sido muy pesado por los horarios y el mal tiempo. En este lugar no hubo descanso y eso era demasiado para todos nosotros. Al menos tendría toda la mañana para no hacer nada.
Le había prometido a Renny salir a dar una vuelta a la Fontana de Trevi, al coliseo y no sé qué más mierdas vio en esa guía turística. Necesitaba despejar la mente un poco, pero en estos momentos no quería levantarme aun de la cama.
Sentí como Renny salía corriendo de la deliciosa cama que nos mantenía calientitos, lo que me obligo a abrir los ojos y verla justo al tiempo que cerraba la puerta de un golpe. Entrecerré los ojos extrañado por esa reacción, nunca hacía eso lo cual era raro. La escuche maldecir bastante alto lo cual me preocupaba aún más.
Me puse de pie, tocando la puerta. Necesitaba saber que estaba mal con ella.
—¿Todo bien, nena?
—¡No!
Volví a pegarle a la puerta esta vez un poco más insistente.
—Abre esa maldita puerta ¿Qué pasa?
Renny abrió la puerta un poco para ver el rojo de sus mejillas y la mirada baja. Algo no estaba bien y podía verlo en su mirada. Abriendo por completo la puerta vi como ella se resistía a cerrarla de nuevo, luego sus ojos se abrieron bastante al ver la habitación. Negué con la cabeza no entendiendo absolutamente nada de lo que estaba pasando.
—¡Dios esto es vergonzoso!
—Conmigo nada tiene que darte pena, pequeña ¿Qué pasa?
Mordiéndose un poco el labio, Renny puso los ojos en blanco como si se debatiera en decirme algo o no.
—Si te pido que te encierres en el baño un minuto ¿Lo harías?
—Sí es contigo, sí.
No estaba para juegos pero verla de este modo me encantaba, toda avergonzada. Su rubor era una locura, tan hermosa. Definitivamente estaba loco por ella, quería conquistarla de tal manera que nunca nada nos podría apartar. Quería amarla de por vida.
—¡Mierda! —gritó. Tomando una toalla del suelo, se la envolvió en la cintura.
—Que boca, cariño.
Renny me ignoro avanzando por la habitación hasta la cama. De un jalón quito las sabanas alborotadas, no dándome tiempo de preguntar qué estaba pasando. Las arrojo a una esquina de la habitación, camino a la maleta azul marino que tenía sobre una mesita, rebuscando por su ropa.
—¿Vas a decirme porque quitaste las sabanas? Estaba a unos minutos de volver a la cama y dormir un poco más.
—Aun puedes dormir sobre el colchón.
—¡Pero las sabanas y cubrecama acolchonados no están! —dije con un puchero acercándome a ella para besarla. Renny saltó, alejándose de mí, ese si fue el colmo.
—¡No Race! Tengo que ir a la farmacia y esto ya es vergonzoso de por sí, no lo hagas más difícil.
¿Qué diablos estoy haciendo difícil? Estas mujeres definitivamente eran raras.
—Te comportas como si te hubiera venido... un momento —¡Mierda pero si seré imbécil!
—¡Genio! —dijo Renny molesta dando media vuelta para regresar al baño.
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SOLO TÚ
General FictionTERCERA PARTE DE LA SERIE "Los Hamilton" Un corazón roto no es la razón para una destrucción nuclear, mucho menos para cerrarse a las nuevas oportunidades que trae la vida. Rees Hamilton es un ejemplo de élite, con un futuro prometedor en el gobiern...