Serie de One Shots Free! Personaje x Lectora.

Nitori Aiichiro x Lector (10)

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Aichiro bostezo y se recargo en el hombro de (T/N). Llevaban unos días re modelando la casa que habían comprado juntos, y por fin, iba tomando buen aspecto. 

(T/N) beso la frente de su esposo con una sonrisa juguetona en su rostro.

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Primera Semana

(T/N) recibió con una sonrisa en su rostro a sus pequeños estudiantes. Quienes la sorprendieron cuando la abrazaron con ojos llorosos y narices moqueando. Con cariño, acaricio cada una de sus cabecitas y se puso manos a la obra. 

Aunque mas que entrenar, termino escuchando atentamente la historia de cada uno de ellos, sobre lo que hicieron las semanas que tuvieron libre. 

Nunca pensó que los extrañaría tanto.

Y nunca pensó, que la idea de tener un hijo rondaría por su cabeza.

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Segunda semana

Nitori suspiro con alivio una vez entro a la sala de profesores. Llevaba un buen rato huyendo de las fans que lo acosaban. Al abrir los ojos, vio una cabellera rubia y el corazón le cayó a los pies.

—¡Capitán-chan!

—¿¡Que haces tu aquí!?

Nagisa sonrió con falsa inocencia. —Por cosas de la vida, me dieron un par de horas aquí y ya que tenía tiempo libre, las acepte. ¿No es genial? ¡Trabajaremos juntos! 

Nitori pensó en las posibilidades de mudarse del país, cambiarse el nombre y conseguir otro empleo. 

Las dos primeras eran muy tentadoras. 

Aunque bueno, por lo menos, podría a usar a Nagisa de carnada para que las fans lo dejaran tranquilo. 

Asintió satisfecho con su idea. 

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Tercera semana

(T/N) estiro sus brazos y bostezo igual que un gato. Estaba en la casa de sus padres, ya que fue a recoger un par de cosas que quedaron en su habitación. Fue metiendo cada una de sus pertenencias en diferentes cajas, con cuidado de no romper nada que sea frágil. 

Al bajar las escaleras con dos cajas en sus brazos, procuro no tropezar ni nada. O pisar accidentalmente la cola de su gato. 

Una vez dejo las cajas en el auto de su padre, volvió a hacer el mismo recorrido. Y esta vez, al bajar las escaleras con una caja mas, se vio obligada a aferrarse a la baranda al sentir un terrible mareo. Parpadeo un par de veces, confundida con su repentino mareo.

—¡Mamaaá! —el grito le salio bien a lo Ricardo Fort* y noto que tenía un sudor frío resbalando por su nuca.

Su madre salio de la cocina, con mirada preocupada al escuchar tan atroz grito de mono. 

—¿Que sucede, cariño? —pregunto, y al ver su bello rostro pálido y con sudor, no dudo en llamar a su esposo. —¡Cielo, (T/N) no se siente bien!

Y tuvo suerte, porque su padre subió las escaleras a tiempo para atraparla. Porque se había desmayado.

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