Sousuke Yamazaki x Lector (13) FINAL.

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Un par de años después~ 


Keiko miro fijamente al pequeño gato negro que tenía enfrente suyo. Ojos azulados la miraban sin parpadear y llenos de curiosidad. Todavía no entendía como su padre podría odiar a una criatura tan tierna como lo es Haru. 

Estaba acuclillada frente a el, con sus enormes ojos turquesa brillando. 

Su madre estaba trabajando en el hospital y Sousuke tenía el día libre. 

Se levanto del suelo, no sin antes acariciar con cuidado las orejas de Haru.

Keiko Yamazaki era un poco parecida a su padre. Incluyendo en la personalidad. Era tosca, terca y de vez en cuando malhumorada. Al lado de las personas correctas, sonreía e incluso reía. Un ejemplo, seria la hija de Rin, Aiko Matsuoka. Desde que eran bebés, ambas inmediatamente se hicieron amigas. Las veces que Sousuke visitaba la casa de su mejor amigo, las niñas jugaban e incluso nadaban juntas. 

Cuando Aiko tuvo a su hermano menor, Natsume, la (c/d/p) estuvo un tiempo celosa, porque su mejor amiga ya no le prestaba atención como antes. Sin embargo, al conocer al pequeño Natsume, tan parecido a Aiko, fue inevitable el no tomarle cariño. 

Busco en la sala de estar a su padre, que estaba medio dormido en el sofá, con los pies arriba de la mesa ratona. 

Su padre trabajaba todo el tiempo, protegía a los ciudadanos. Y había veces en las que no lo veía en todo el día. No entendía porque eligió ese trabajo tan complicado, sabiendo que no pasaría mucho tiempo con su familia. 

Haciendo una mueca algo molesta, camino hasta el sofá. Sousuke era enorme al lado suyo y la intimidaba un poco. En algunos momentos tenían duelo de miradas, pero el policía siempre ganaba. 

—¿Papá? —lo llamo con suavidad. El gigante no se movió ni un centímetro, así que la pequeña Keiko insistió una vez mas. —¿Hombro roto? 

A cambio recibió un golpe suave en la frente. 

Sus dos padres estaban lisiados del hombro, para Keiko era normal el hacerles bullying con cariño. 

—¿Que pasa, Kei? —ojos turquesas se clavaron en su pequeña figura. El cabello de su hija le llegaba hasta por debajo de los hombros. 

—Estoy aburrida. 

...

Se produjo un silencio, Sousuke realmente no sabía a que jugar con su hija. Normalmente, la niña siempre se entretenía casi sola, a veces jugaba con (T/N). 

Diversión para su hija significaba entrenar. 

A Keiko le encantaba nadar, correr, saltar, lo que sea, cualquier actividad física le fascinaba. Por eso mismo, la habían inscrito al Club Iwatobi, además de que Aiko también iba allí. Al azabache también le gustaba entrenar, pero realmente no se sentía con ganas, mucho menos en su día libre. La semana pasada se la paso corriendo a un ladrón.

Se levanto del sillón con algo de pereza y camino hasta la puerta de entrada, siendo consciente que su bella hija lo seguía con los ojos. Busco sus zapatos de calle y miro por encima de su hombro a Keiko. 

—Vamos a dar una vuelta. 

Inmediatamente, la pequeña sonrió de oreja a oreja y corrió a colocarse sus zapatillas. Pronto, tomo la enorme mano de su padre y dejo que el la guiara. 


Sousuke no sabía ni por donde iban, solo caminaban al azar. Le dieron una vuelta a la playa, comieron algo —salieron a eso de las doce del mediodía— y continuaron caminando de un lado a otro. A Keiko le encantaba conocer nuevos lugares, adoraba conocer a fondo su vecindario. Pero hubo un momento en el que se canso, al fin y al cabo, solo tiene seis años. 

Serie de One Shots Free! Personaje x Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora