Maratón 1/5 Cap. 26

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Oh Mierda

Habían pasado exactamente tres semanas y media desde que Bryan, Alan, Freddy y Jos se habían ido al burlesque. Tenía que admitir que las cosas habían mejorado un poco: Alonso y yo nos llevábamos muy bien como 'amigos' y cuando teníamos suficiente tiempo nos dedicábamos a hablar sobre anécdotas divertidas o vergonzosas, de hecho, también me había enterado sobre su novia Danielle y sobre como se habían conocido y, sinceramente, esta anécdota era una verdadera historia de amor. También me había dado la oportunidad de conocer mejor a Mamá Rosalie, quien al principio me asustó un poco demostrando demasiado cariño, pero luego fui conociéndola mejor poco a poco hasta el grado de pasar las tardes aprendiendo un poco de tejido o cocina con ella.

Claro que, aun así, extrañaba mi vida pasada en Londres con mi viejo hogar, viejos amigos, viejos pasatiempos, vieja escuela. Aunque, necesitaba dejar de ser tan sentimental en todo, y eso es lo que estaba haciendo: tratando de ser un poco más fuerte y fría.

--Tn__, cariño ¿Puedes colocar los cubiertos y platos en la mesa, por favor, y llamar a Alonso para que venga a desayunar?--preguntó Mamá Rosalie con las mejillas encendidas de haber estado tanto tiempo en la sartén

--Claro--respondí de buena gana mientras me paraba del sofá y cerraba la revista de tejido que me había regalado Mamá Rosalie

Tenía que admitirlo, la casa de Mamá Rosalie era prácticamente un palacio: tenía tres pisos en los cuales habían aproximadamente cuatro cuartos en cada uno. En la planta baja se encontraban la cocina, la enorme sala, el gigantesco comedor y la sala de televisión, o como Alonso y yo lo llamábamos: 'el mini-cine'. En el segundo piso, donde yo dormía, habían cuatro cuartos con baño incluido, en uno dormía Mamá Rosalie y en otro yo, los que sobraban eran, según Alonso, de Bryan y Freddy. Y por último en la planta alta...bueno, en realidad no sé muy bien que hay ahí porque jamás eh subido.

--¡Alonso!--grité cuando ya estaba en el segundo piso--¡Mamá Rosalie dice que vayas a desayunar!

Pero lo único que me respondió fue el vacío silencio. Normalmente, Alonso siempre está en el segundo piso metido en el cuarto de Bryan jugando con sus vídeo juegos, pero esta vez no había ni rastro de donde pudiera estar. Como si mágicamente hubiera desaparecido. Volví a gritar una vez más su nombre, pero nuevamente nadie respondió. Al final, me decidí por subir hasta el tercer piso para buscarlo, si no, Mamá Rosalie se enfadaría por no haber encontrado Alonso, no se enfadaría conmigo, pero aun así se que se estresaría un poco y prefiero ahorrarme todo eso.

--Alonso, si lo que estás haciendo es esconderte por ahí para asustarme, te juro que no es gracioso--reproché cuando iba a la mitad de las escaleras

Al llegar al tercer piso no me sorprendí ni un poco. La verdad, el piso era exactamente idéntico al segundo: con los mismos focos, el mismo color de pintura, los mismos muebles, mismos pasillos y hasta el mismo aroma a rosas. Bueno, habían algunas excepciones como las puertas de los dormitorios: en una estaba escrito con crayola roja el nombre de Alan y hasta abajo se podía apreciar escrito en letras diminutivas las palabras 'gay' y 'Freddy estuvo aquí'. Reí en mi interior por aquella ocurrencia.

Seguí caminando por los amarillos pasillos hasta toparme con un peculiar cuarto. A diferencia de los otros, estos no tenían ni rallones o escritos en la puerta. Esta era una puerta de mármol fino con toques rústicos y caros, en los bordes se encontraban pequeños ángeles tallados a la perfección y en el centro una gran trompeta en la cual tenía escrito en letras sumamente pequeñas la frase ''sigue tu camino, sigue tus sueños, sigue tu destino'' Y automáticamente algo dentro de mí se movió, como si la chispa de hace tres semanas y media hubiera regresado incitándome a entrar.

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