Cap.50

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Un Paseo Al Pasado Con Usted.

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Sentí como un fuerte y duro brazo pasaba por mi cintura debajo de las sabanas apretándome más contra alguien. Me revolví incomoda y gemí un poco de dolor al topar mi pecho con algo duro. Quise abrir los ojos, pero estaba tan cansada que lo único que hice fue enterrar la cabeza en un hueco lleno de calor corporal. Aspiré con fuerzas aquel olor que tanto me encantaba y de repente todo volvió a mí memoria. Me encontraba en una cama con Jos Canela. Abrí ligeramente un ojo y lo encontré plácidamente dormido sobre una almohada negándose a soltarme. Sonreí débilmente y volví a cerrar los ojos tratando de conciliar el sueño.

Pasaron tres minutos y supe que no podría volver a dormir. Jos se encontraba a solo unos centímetros de mí y eso hacía que se me acelerara el corazón. Me había quitado el sueño completamente con tan solo sentir su aliento tan de cerca. Aproveché que estuviera dormido y lo observé sin detenerme; sus largas y negras pestañas descansaban tranquilamente sobre sus ojos, su cabello le caían sobre la frente y aproveché para peinárselo hacia atrás como lo haría una madre, sus perfectos y rosados labios rosas tenían heridas leves y me contuve la risa al saber que habían sido por los besos y mordidas que le había propinado a lo largo de la noche. Parecía un ángel descansando. ¿Cómo es que podía haber alguien tan perfecto como él?

Entonces recordé algo. ¿Cómo estaría yo en este momento? Posiblemente con un horrible aliento y la cara llena de grasa como todas las mañanas sin contar mi despeinado cabello larguísimo. Mierda, no podía dejar que Jos me viera así. Con mucho cuidado fui desenredando nuestras piernas para no despertarlo al mismo tiempo que trataba de quitarme su brazo protector de mí cintura.

--No te vayas, bebé-susurró Jos sin abrir los ojos medio dormido

No pude evitar sonreír, pues aun dormido él quería seguir protegiéndome.

--Ahora vuelvo, voy a cepillarme los dientes y a lavarme la cara-susurré en su oído

Pero Jos se negó a soltarme haciendo pucheros con el rostro. Sonreí y acaricié su bello rostro en un acto de dulzura. El sonrió aun con los ojos cerrados y besó mí cuello haciéndome reír. Mi mano de dirigió a su nuca acariciando esta vez sus pequeños rizos.

--De acuerdo, pero no tardes-susurró al fin de unos diez minutos de besos y caricias

Besé su mejilla y me levanté de la cama con pesadez. Me encaminé al baño y de un momento a otra sentí un frío terrible en las piernas y brazos, pensé que sería porque había estado toda la noche envuelta en los brazos de Jos dándome protección, pero al bajar la vista me encontré semi-desnuda con solo una venda cubriendo mis pechos y en calzoncillos. Me puse roja al pensar que había pasado toda la noche así con Jos, pero lo que en serio me mató fue cuando escuché como Jos me chiflaba desde la cama. Volteé la mirada y con los labios mudos le dije pervertido antes de que correr hacia el baño y reír. ¿Cómo es que no me había dado cuenta de mi desnudez ayer por la noche? Oh cierto, Jos me había cargad directo al cuarto y con tan solo tocarlo yo me ponía caliente. Todo tenía sentido.

Me miré en el espejo y fruncí el seño al ver mí reflejo. Me dio igual esta vez, pues Jos me amaba así. Lavé mi cara con abundante agua y cepillé mis dientes del derecho al revés unas dos veces asegurándome de tener buen aliento. Cuando me di por terminada e iba a agarrar el pomo de la puerta para volver a la cama con Jos, recordé mi desnudez. No podía salir así por simple vergüenza. Rebusqué en todo el baño y tirado hasta el fondo del fregadero encontré unos shorts y una camisa supongo que de Jos. Los shorts rojos me quedaban un poco grandes así que los amarré con una liga del cabello, la camiseta también me quedaba grande pero esta no me importó. ''Ramones'' decía en ella. Me volví a mirar en el espejo y me prometí mentalmente robarle esta camisa a Jos.

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