Cap.43 (Maratón 2/5)

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Tienes Miedo?


Tn___

Miré por milésima vez el ropero inspeccionando hasta el último rincón en busca de algo usable. Por un momento, mis ojos viajaron a mi hogar, a mi ropero, el cual estaba repleto por playeras y blusas de marca, zapatos de última moda, vestidos de diseñador de todos los colores, e incluso algunas prendas originalmente utilizadas en las pasarelas. Me sonreí a mí misma al recordar todo aquello, pero también me sentí avergonzada por haber sido tan malcriada. Ahora, lo único que podría utilizar en aquella fiesta elegante podrían ser unos jeans ajustados, una playera color vino ajustada y unos zapatos planos negros. Nada especial.

--¿Problemas con la vestimenta?—dijo una voz ronca detrás de mío haciéndome saltar de susto

A unos cuantos metros se encontraba Jos Canela con una enorme caja marrón de cartón. Gracias a Dios, ahora llevaba puesta una camiseta negra, aunque igualmente se veía muy sensual pero, bueno, ¡Algo es algo!

--¿Puedo pasar?—preguntó tímidamente

Asentí con una diminuta sonrisa y mi vista volvió al ropero deseando que Narnia existiera y así podría robarle unas cuantas cosas a la reina blanca. Aunque, en realidad no creo que su estilo sea muy parecido al mío. ¿Es que nunca te cansas te pensar estupideces, Tn? Pensé. Me volví a sonreír a mí misma hasta que oí como Jos se aclaraba la garganta buscando mi atención.

--Oh, lo siento, Jos, es solo que...bueno, no tengo nada que ponerme y estoy empezando a...--no terminé la oración—Lo lamento, ¿Qué se te ofrecía?

Una triste sonrisa apareció en el rostro de Jos, con un leve movimiento me invitó a sentarme a lado de él en la cama. Al principio vacilé un momento, pero luego entendí que el solo trataba de hacerme sentir mejor. Hoy simplemente no había sido un buen día para mí: Había despertado gritando por Meredith, había rechazado un beso de Jos y luego había visto su hermosa cara decepcionada, y ahora tenía que encontrarme con Yahatziel y Galeoto en una fiesta elegante donde supuestamente tenían a Cole. Muchos dicen que lo malo no es para siempre. Empiezo a dudar de aquello.

Jos y yo nos acomodamos uno frente al otro con las piernas cruzadas en el centro de la blanca cama. Sonreí al ver su rostro, jamás había visto algo tan bello como él.

--¿Segura que estás bien?—susurró Jos al momento que me senté frente a él

--Si—mentí

--¿Tienes miedo?—volvió a preguntar

--No—mentí

Agaché la cabeza. Solo quería decir la verdad sin temor, poder gritar ''Estoy muriendo de miedo y quiero escapar contigo en este mismo instante. Ir a donde nadie nos pueda encontrar nunca y olvidarme de toda esta mierda. Quiero empezar desde cero'' Aunque, en el fondo sabia que nadie en el mundo podría decir siempre la verdad, pues a veces era mejor ser fuerte que honesto.

Jos se acercó solo unos centímetros más a mí.

--A mí no me importa lo que fuiste, lo que me importa es lo que eres ahora porque sé que no te puedo cambiar. No te puedo adecuar a mis deseos. Eres quien eres. Me gusta quien eres, y no de la persona que muchas veces quise que fueras—susurró

Es en esos momentos, cuando quiero llorar y besarlo hasta que el mundo se acabe, cuando puedo pensar que las personas buenas aun existen, pero luego recuerdo todo: en como confié en tantas personas que me desilusionaron, en como él me ha fallado y la razón por la cual nos conocimos: porque soy su secuestrada. Eso no va a cambiar nunca. Por más que quiera siempre seré la razón de su felicidad: dinero, dinero, dinero, nada más.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora