Cap.48

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Bésame Como Si Me Extrañaras.

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Desperté y por primera vez en mucho tiempo, las causas no fueron los rayos del sol, los gritos graciosos de Freddy, las enormes carcajadas de Bryan, los chillidos de Alan al no encontrar su espejo, las quejas de Alonso acerca de lo sucias que son las cucharas o la gruesa y sexy voz de Jos. No. Esta vez fue un golpe duro en la pared de concreto haciéndome saltar de miedo. Abrí completamente los ojos y me paré de un salto. Me arrepentí al instante al sentir un pequeño dolor en el pecho. Subí rápidamente mi vestido dejando al descubierto mis calzoncillos con tan solo ver que mi herida no se hubiera abierto. Al parecer todo estaba bien, aun estaba bien cocida.

La noche anterior, había caminado kilómetros y kilómetros buscando un teléfono público en donde podría llamar a la casa de Mamá Rosalie. Sin embargo, al llegar a uno, había recordado que no poseía ni un solo centavo con el cual hacer una llamada. A ese punto de la noche ya era muy tarde y mis heridas se hacían más profundas y dolorosas, por lo cual mi única solución en aquel momento fue entrar a una farmacia y robar agujas, pinzas, alcohol, gasas, hilo y vendas diciéndome que podría curarme yo sola. Por las cuatro de la mañana encontré un edificio en construcción lleno de pavimento y cervezas vacías de los albañiles. Sinceramente no se me hizo la cosa más limpia y decente del mundo pero era todo lo que tenía en ese momento. Subí hasta el tercer piso y en un pedazo de cartón desinfecté mis manos para luego clavar aquella aguja con hilo en mi piel sin ninguna anestesia. Debe caber decir que sacarme la bala tampoco fue muy lindo en el proceso. Después de eso, me había quedado dormida en un profundo sueño tratando de tranquilizarme diciendo que mañana todo iría mejor.

¿Y ahora qué? Pensé.

Miré para todos lados tratando de encontrar una salida, pues al parecer los albañiles habían llegado muy temprano a comenzar su labor como siempre. Por el aspecto del cielo parecían ser alrededor de las cinco y media de la mañana. Ni siquiera había podido descansar una hora. Reverenda mierda.

--¡Will, baja esa bolsa de cemento para acá!-gritó un hombre muy cerca de mí que podría jurar que estaba a la vuelta de la esquina

Me alteré pensando que podrían descubrirme tirada ahí medio muerta. Me hice de tripas el corazón y corrí a pesar del dolor hasta las escaleras sin voltear atrás. En cada esquina que doblaba por toda la construcción trataba de asegurarme que nadie estuviera en mí camino. De vez en cuando algún gemido y mueca se me escapa por aun la herida fresca en mi pecho y costillas. Tal vez si hubiera dormido mejor estaría mejor reconstruida. A lo lejos se escucharon varias quejas a cerca de la sangre que había derramado en el suelo del pavimento. Con más razón no me detuve. Cuando bajé al fin al último piso descubrí un hombre con casco amarillo y varias herramientas en su mano derecha. Maldecí por lo bajo y supe que la única forma de salir de ahí sería echándome a correr frente a sus ojos sin detenerme. Cerré los ojos una vez y me juré a mí misma no gritar al correr de dolor. Conté hasta diez lentamente...

--¿Pero tú qué haces aquí?-peguntó alguien jalándome de atrás por los hombros

Entonces dejé escapar el grito que había prometido no soltar cuando corriera. El hombre tapó mi boca con su mugrienta mano constructora derecha y me miró directo a los ojos. Podría decir que tenía unos treinta y cinco años al dejar lucir ese bigote. Tenía ojos claros y un aspecto confundido. Por un momento recordé a mí padre y extrañamente quise abrazar a aquel hombre.

--Te lo preguntaré una vez más ¿Qué haces aquí?-preguntó nuevamente

Pero yo me quedé estática pensando en que decir ''Oh, verá, ayer un hombre quiso asesinarme y lamentablemente lo logró, aunque yo soy mucho más fuerte y aunque no lo crea reviví de entre los muertos y tuve que robar una farmacia para no volver a morir y después de eso tuve que venir a dormir aquí porque no tenía otro lugar a donde ir. Ahora solo quiero regresar con mi mejor amiga y secuestradores el cual estoy perdidamente enamorada de uno llamado Jos Canela ¿Lo conoce? Bueno, sí, es mi novio'' No lo creo.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora