Cap. 45 (Mraton 4/5)

5.3K 300 25
                                    


No Me Dejes Ir


Tn__

Entramos a un pequeño cuarto donde muy difícilmente podían apreciarse gracias a lo obscuro que estaba una mesa enorme color rojo viejo junto a una sala de té de los años ochentas lleno de telarañas. Me pregunté seriamente que hacíamos en aquel lugar.

--Jos, ¿Qué es lo que hacemos aqu...?—

Pero nuevamente no terminé mi oración, porque Jos Canela me empujo contra la pared más cerca besando cada parte de mis labios. Una chispa se encendió en todo mí pecho haciéndome querer cada vez más. Hace algunos años, había probado diferentes tipos de drogas que me habían vuelto loca al grado de depender cada vez más de ellas. Pero esto, no, esto era totalmente diferente. Esto no tenía palabras para describir. Esto me volvía una co-dependiente a un grado inigualable que pensé que nunca volvería a vivir. Esta era como una nueva droga.

Lo único malo es que todas las drogas en el mundo son dañinas.

Gemí en su boca y enrede mis manos en su cabello atrayéndolo más a mí. Sentí como una de sus fuertes manos me apretaba cada vez más contra él mientras que la otra estaba pegada a mí cuello impidiéndome separarme de él. Daba igual, aun así no pensaba hacerlo. De un momento a otro salté y enrollé mis piernas en su cintura. Sus manos cambiaron de dirección y se posicionaron en mis muslos agarrándolos con fuerza. Volví a gemir y mordí su labio inferior provocando que él dijera mi nombre y haciéndome querer aun más. Me separé de él por falta de oxigeno, aunque él siguió con todo mí cuello: mordiéndolo, succionado, lamiendo.

--Tn—susurró Jos en mí oído—Dios, no sabes por cuánto tiempo eh esperado esto

De un momento a otro, aun con las piernas enredadas en la cintura de Jos, caí en la mesa color roja con Jos encima. Él se posicionó más cómodamente en sus codos para no aplastarme y volvió a besarme la boca. Esta vez el mordió mi labio inferior y cuando sentí su lengua con la mía creí que explotaría. Pude notar como el oxigeno cada vez le faltaba más, así que libere sus labios y bese su cuello haciéndole un gran chupetón. Jos rió.

--Sabes que, cuando los chicos vean esto, me preguntarán quien lo hizo—trató de decir entre gemidos mientras enterraba su cara en mi cuello dándome más acceso a su cuello

Reí.

--Pues diles la verdad—respondí--¿O qué? ¿Tienes miedo, Canela?

De repente sentí de nuevo sus labios en mi cuello succionando lo más fuerte posible.

--Amo que me digas así—trató de decir mientras succionaba aun más fuerte—esto es para demostrar que solo eres mía

Reí nuevamente mientras terminaba con mí trabajo. Después de un buen rato vi mi esfuerzo: un gran círculo rojo marcado en su perfecta y aceitunada piel descansaba delicadamente. Aun así, era muy notorio. De un momento a otro quise ver como había quedado el mío, pues Jos sí que se había esmerado en su trabajo. Jos me miró a los ojos después de haber sacado su rostro de mí cuello. Sinceramente, jamás había visto unos ojos tan hermosos como aquella vez: felices, brillosos, llenos de vida. En todo el tiempo que había conocido a Jos, jamás lo había visto tan radiante. Tan vivo.

--Tienes unos ojos preciosos—susurré viéndolos directamente

Él rió y yo me sentí desvanecer ¿Cómo es que podía existir alguien tan perfecto? Si, lo sabía: él era un asesino, secuestrador, un hombre lleno de pecados y errores. Pero para mí el era perfecto. No me importaba lo que la gente pensara de él y mucho menos lo que opinaran de mi relación con un hombre buscado por la ley. Yo lo amaba, aunque él perfectamente podría estar mintiéndome ahora mismo, no me arrepentiría de nada. ''A mí no me importa lo que fuiste, lo que me importa es lo que eres ahora porque sé que no te puedo cambiar. No te puedo adecuar a mis deseos. Eres quien eres. Me gusta quien eres, y no de la persona que muchas veces quise que fueras'' Había dicho Jos. En este momento, no podía estar más de acuerdo con él.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora