Maratón 3/5Cap.28

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Narra Jos.

El tercer mes se había cumplido hace tan solo unos días atrás. Nuestro intento de salir corriendo de Italia había sido un fracaso, pues al salir del hotel la policía nos buscaba, sabiendo que nos habíamos hospedado en unos de los hoteles de ahí. Los chicos y yo tuvimos que huir a escondidas y escondernos en un barrio de matones por algunos días, debía de admitir que aquellas largas horas no fueron para nada fáciles, pues como había dicho estábamos en un barrio de matones. Freddy se encargaba de vigilar por las tardes, Alan por las mañanas y Bryan y yo por las noches.

Aquella mañana de otoño todos los chicos descansábamos en una esquina del barrio, con tan solo cuatro pequeñas mantas azules y nuestro equipaje utilizándolo como almohadas. La mayoría de la ropa habíamos tenido que venderla para poder sobrevivir, ya que ahora prácticamente todo Italia sabía que nos encontrábamos ahí y no podíamos ir a un hotel.

Bryan descansaba sobre mi maleta y aunque estuviera cubierto con su manta, el pobre chico titiritaba de frío. Mi pobre corazón se partió en dos al verlo así y sin dudarlo me saqué la manta y la deposite en su ancho cuerpo. Pareció mejorar un poco, ya que sus titiriteros se calmaron un poco. Alan estaba sentado con la espalda pegada a la pared y con los brazos cruzados durmiendo en una posición de ataque. Freddy dormía pegado a Brayn, su expresión era tranquila y calmada, algo que no es muy común en Freddy.

--Mierda--murmuré al ver de nuevo a los chicos

Tenía que admitirlo: estábamos en la boca del huracán. No teníamos dinero, ni suficiente ropa, ni comida. Lo único que teníamos era el uno al otro, y sinceramente, me daba miedo que eso no fuera a durar mucho.

A lo lejos, vi un teléfono público burlándose de mí, como si el miserable aparato supiera perfectamente que no tengo ni un jodido centavo para poder hacer una llamada telefónica. Siempre estaba ahí: cubierto de nieve y escarcha con teclas y números esperando a ser presionados por otra gente que no fuera yo, o Freddy, o Bryan, o siquiera Alan. Solo estaba ahí, viendo nuestra miserable suerte.

Es todo, Jos. Pensé. Saldrás a donde tengas que salir y robarás para hacer esa jodida llamada

Y eso hice, sin avisar a los chicos, me levanté en busca de un alma inocente llena de dinero. Caminé al menos un cuarto de hora por los callejones obscuros y peligrosos, y, al ver a una débil chica parada y esperando su autobús, no dudé en asaltarla con tan solo unos cuantos centavos. La chica vestía una blusa de manga larga negra metida en una falda color piel, también tenía unos mallones negros pegados y unas botas negras, un saco gris colgaba por todo su cuerpo al igual que una bolsa negra de picos y su collar de oro en su cuello. Se notaba a simple vista que la chica tenía dinero.

--Saca todo tu dinero y no te haré ningún daño--murmuré en su oído mientras amenazaba con un cuchillo que me había dado Alonso antes de venir

Pude ver se humedecían los ojos de la chica e instantáneamente recordé a Tn__. Mierda, no, ahora no podía distraerme de esa manera. La chica sacó su cartera y me en vez de sacar el efectivo me la entregó toda. Era cara, se podía ver claramente, y contenía al menos cinco tarjetas de débito y más de trescientos euros en el. Si, con esto me sobraba para sobrevivir al menos unos días antes de regresar a Montecinisio.

--Un placer hacer negocios contigo, cariño--susurré en su oído y después salí corriendo de ahí hacia el teléfono público

Sin más rodeos marqué el número de Alonso. Ahora entendía porque Alan me había obligado a aprendérmelo de memoria.

--¿Bueno?--contestó Alonso al otro lado de la línea riendo--¿Quien habla?

--Mierda, Alonso--susurré con un alivio del tamaño del mundo--que bueno que contestas, viejo, estamos en un gran aprieto ¡Toda la policía nos busca! No tenemos a donde ir

De repente, de entre las sombras, aparecieron tres matones arrastrando dos cuerpos de unas chicas. Maldije en mi interior y por una fracción de segundo me imaginé que es lo que hubiera pasado sin tan solo hubiera traído a Tn__ conmigo. Se formó un nudo en mi estomago al tan solo imaginar aquella situación. Guardé silencio escondido hasta que los matones hubieron desaparecido de todo mi panorama.

--¿Jos?--preguntó Alonso al otro lado--Mierda, ¿Como se metieron en todo ese lió? y ¿Por que no habían llamado antes? A la abuela y a mí nos tienen con el Jesús en la boca desde que mandaron su última carta ¿Están todos bien por allá?

--Joder, Alonso, cállate y escúchame--respondí un poco frustrado pensando que tal vez hubiera llamado a Derick. El siempre sabe que hacer--matamos al que atacó a Tn___ y la policía nos descubrió, ahora todo Italia sabe que estamos aquí en este momento, los chicos y yo decidimos escapar pero no pudimos y ahora estamos en un barrio de matones durmiendo en un callejón el suelo. Necesitamos ayuda para salir

Alonso suspiró frutado y pude oír como tecleaba al otro lado del teléfono.

--De distracción para salir ¿Quieres balacera o bomba atómica?--preguntó

--Balacera, sin duda, no quiero llamar tanto la atención--respondí y mire mi reloj de mano--¿Te parece a las tres de la tarde? A esa hora podemos tomar el camino por el sur y llegar a más tardar mañana a las siete

Oí de nuevo un teclado y hojas despilfarrarse al otro lado. Podía imaginarme perfectamente lo que hacia Alonso en este momento: contactando a Derick, Johan y nuestro muy buen amigo Jacob. Si, teníamos amistades muy influenciables y poderosas.

--Hoy, tres de la tarde en punto, una camioneta negra estará esperándolos en la calle sur, Placas XT-56-Ñ9--dijo con tono profesional

Dejé escapar un suspiro de alivio al pensar que a esa hora todos estaríamos en Montecinisio. Bryan podría comer todo lo que quisiera, Freddy ver toda la temporada de 'Criminal Minds', Alan podría estar viéndose en un espejo durante todo el rato que quisiera y yo, yo podría ver a Tn__ asegurándome de que nada malo le pasara como en mi jodido sueño.

--Alonso--susurré al recordar mi sueño--¿Tn__?...ella ¿Está bien?

Casi pude imaginar como Alonso fruncía el seño al otro lado del teléfono.

--Bueno, si, ella está perfectamente--respondió dudoso--a agarrado confianza y Mamá Rosalie le enseña a tejer y piano mientras que yo le enseño a cantar, debería escucharla, su voz es muy melodiosa y linda. Tal vez cuando regreses puedas escucharla

No pude evitar sonreír con esas palabras. Mi corazón se sintió tan bien y sentí una gran paz en mi interior.

--Alonso. Por favor, cuídala muy bien--dije--¿Pu-puedo hablar con ella?

Pero Alonso ya no pude responder, porque la llamada se cortó.

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