Katherinne enfadada.

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Alid.

Al despertar el domingo, nadie me respondió al otro lado de la pared. Realicé las tareas de casa con la música puesta a todo volumen en mi móvil aprovechando que mi padre no estaba.

Después de limpiar y medio bailar, estaba sudado y me di una ducha, lo normal. Tras eso me llamó un número desconocido.

-¿Hola?

-Hola, ¿Alid?

-Depende de quien pregunte.

-Soy Katherinne.

-Ah, tú, hola.

-Lo del viernes estuvo genial, ¿ tu padre lo sabe?

-¿Por qué tendría que saberlo?

-Porque se supone que si el hijo del jefe está contento, el jefe lo está y sube la paga a la empleada amable.

-No, Katherinne, mi padre no te va a ascender por eso.

-¡Pero entonces para qué lo he hecho!

-¡Pues haberlo pensado antes!

-¿Haces eso con todas las empleadas? ¿Y ninguna sabe que es por capricho?

-Katherinne, eres la única que lo sabe, mi padre no va a ascender a nadie porque yo esté con esa persona, no me asciende ni a mi....
Dime que me aprovecho si quieres, es lo que hago.

-No te delataré, sólo porque sé que tienes el poder y yo quedaría como una idiota.

-Además de las fotos que te hice hice desnuda.- susurré.

-¡Estás enfermo!, ya se por qué casi todas las que se acuestan contigo no suelen volver a acercarse a ti. Todo encaja. ¡Algún día ten quedarás sin empleadas a las que follarte! ADIÓS.

-Adiós.

Nunca me quedaría sin empleadas, pues hay otras que solo quieren sexo, como yo.

¿Hetero, homosexual o bisexsual?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora