Última perla.
Llegamos a Las Vegas en unas horas. Durante el viaje habíamos tenido que soportar a Grover explicándonos cómo se juega al Póker o al BlackJack.
Percy aparcó en el parking del Casino.
-Recordad- dijo Grover- Desdoblad siempre los ochos, nunca los dieces.
-¡Grover, ya!- saltó Anna- ¡No hemos venido a jugar! Cogemos la perla y nos vamos.
Grover suspiró.
-¿No podríamos quedarnos ni un rat...?
-¡Ya Grover!¡No nos vamos a quedar!- le interrumpí.
Entramos al Casino con los ojos de la gente clavados en nosotros. Lógico. Nadie se presenta en un casino con vaqueros y Vans. Ni siquiera sé cómo nos han dejado entrar.
Unas camareras se acercaron a nosotros con bandejas de comida.
-¿Quieren probarlo? Es la especialidad del casino.- habló una rubia.
Grover cogió una con cada mano, y Percy y Anna cogieron una cada uno. No sabía si cogerlas o no. Cuando fui a extender el brazo para coger una, una voz resonó en mi cabeza.
«¡No! María, no las cojas. Están hechizadas. Harían que no salieses nunca de ahí»
-Yo... Yo paso- dije mirando a la camarera.
-En serio, pruébelas. No se arrepentirá.- insistió una morena.
-En serio... No... No me encuentro muy bien.-mentí- En cuanto me recupere las probaré. Gracias- dije con una sonrisa.
Eso parecio convencerlas y se marcharon de allí.
-¿Por dónde empezamos a buscar?- pregunté dándome la vuelta, para mirar donde hace unos segundos estaban mis amigos.
Pero allí no había nadie.
Caminé por el Casino esquivando a camareras con bandejas de comida.
Localicé a Percy y a Anna. Estaban jugando al BlackJack.
-¡Chicos!- exclamé yendo hacia ellos- Chicos tenemos que irnos.
-¿Qué dices?- dijo Anna alargando la "i"- Nos lo estamos pasando muy bien. No nos vamos a ir.
Dicho eso, cogió a Percy de la muñeca y lo arrastró a la mesa del Póker.
Traté de localizar a Grover. Él era el protector ¿no? Me ayudaría a salir de esta.
Lo encontré rodeado de chicas.
-¡Grover! ¡Vamos, tenemos que irnos!
-¡No podemos irnos, Mary! ¡Me voy a casar!
-¡No!- exclamé antes de agarrarle de la muñeca y arrastrarle fuera de allí.
-¿Una flor de loto, caballero?- le habló una camarera a Grover.
-¡Claro! Por qué no- dijo alargando la mano y cogiendo una.
Antes de que se metiese la flor en la boca yo le di un golpe en la mano y se le cayó.
-¿Qué haces?- exclamó molesto- ¿No puedo comer tampoco?
-Ese es el problema. Si comes las flores de loto, embotarán tus sentidos. No querrás salir de aquí nunca.- expliqué.
Grover asintió. Después se dio cuenta de lo que le había explicado y exclamó:
-¡Hay que buscar a Percy y a Annabeth!
Los dos echamos a correr por el Casino, empujando a nuestro paso a visitantes, camareras y botones...
Finalmente, en la barra del bar encontramos a Percy y a Anna. Una camarera se dirigía hacia ellos. Cogieron una flor cada uno.
Cuando Grover y yo llegamos, tiramos ambas flores de loto al suelo.
-¡Tenemos que irnos! ¡Ya! ¿Alguien ha visto la perla?- pregunté esperanzada.
-Sí. Creo haberla visto en una de las ruletas.- dijo Grover.
-Okay- dije- Llévateles al coche, yo cogeré la perla. Espérame con la puerta abierta.
Grover cogió a Percy y a Anna por las muñecas a la salida. Ellos forcejeaban e intentaban quedarse, pero Grover los obligó a salir de allí.
Corrí hacia la zona de ruletas. Allí, en la primera ruleta, como bien había dicho Grover estaba la perla.
¿Lo malo? Estaba plagado de gente.
Empecé a empujar a las personas y a hacerme hueco para llegar a la ruleta.
Cuando llegué allí, simplemente esperé a que dejase de correr la ruleta. Cuando fue lo suficientemente lento como para coger la perla sin problemas lo hice.
La gente empezó a quejarse y los guardas se acercaban a mi por todos lados. Cogí una vara de billar y empecé a repartir entre los guardas.
Aprovechaba cada golpe para correr un poco más a la salida.
Alcancé la puerta con los guardas pisándome los talones y la perla entre las manos.
Golpeé a uno en la cabeza cn la vara y a otro en la cara con la puerta.
Corrí como nunca había hecho en mi vida.
-¡Corre, Grover!- grité a mi amigo en aquel solitario parking- ¡Arranca!
Él arrancó el coche en lo que yo saltaba dentro. Pisó el acelerador a tope y salimos de allí.
-¿Ya están despiertos?- pregunté, refiriéndome a Anna y a Percy.
-Sí, ya estamos bien- me contestó Anna desganada.
-Hemos perdido dos días- dijo Grover.- ¿Dónde tenemos que ir?
-Hollywood- contestó Percy- Allí se encuentra el inframundo.
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La hija de Zeus (Percy Jackson #1)
FanfictionMaría, una chica de tan solo trece años deberá afrontar la noticia que su madre le tiene preparada. Eso cambiará su futuro al completo. Pero... ¿De verdad está preparada para ese gran cambio que la vida decide darle?