La hija de Zeus (Percy Jackson #1)

Ψ Capítulo 6 Ψ

Entramos a la cabaña.

-Ya estamos aquí, Quirón.- dijo mi amiga seria.

-Os estaba esperando, Marlen- dijo él con una sonrisa.

-Traje a la mestiza como me pediste. Ella es. María, trece años, hija de Zeus.- dijo ella.

Estuvimos hablando sobre mi estancia en el campamento y las clases hasta que me acordé de los anillos.

-Quirón...- dije sacando los anillos del bolsillo.- Mi madre me dijo que Zeus la había dicho que me serviría. Pero no sé como utilizarlo.

Él los examinó unos instantes.

-Levántate de la silla.

Hice lo que me dijo.

-Ahora coge el anillo del rayo blanco.- dijo mirándome a los ojos. Al ver que lo hice prosiguió.- Y ahora, simplemente lánzalo al aire.

Hice lo que me pidió. El anillo se transformó en una pesada espada que cayó en mis manos. En la empuñadura estaba grabado un rayo dorado que simbolizaba a mi padre.

-¿Y el otro?- preguntó Marlen.

-Ese simplente hay que presionarlo un poco- dijo.

Hice lo que dijo y ¿adivináis qué? Sí, correcto. Se formó un pesado escudo en mis manos, con el rayo dorado grabado.

Después de aprender a controlar los anillos, salimos de la casa para dar comienzo a uno de los juegos más populares del campamento, o así me dijo Marlen. Captura la bandera.

-¿Quién acoge a la nueva mestiza en su equipo?- preguntó Quirón, después de haber pedido silencio.

-Nosotros- dijo Annabeth- El equipo azul se llevó a Percy la última vez.

-Decidido. Equipo rojo.- dijo Quirón pasándome un casco.

-Hola, soy Jenifer pero puedes llamarme Jen. Soy jefa de equipo. Cuando Quirón dé la señal, tan sólo sígueme e intenta que no te maten en el camino- dijo con una sonrisa.

-Está bien...- dije sin saber lo que se me venía encima.

Quirón dió la señal y los dos equipos se lanzaron a pelearse. El ruido de los filos de espadas chocando entre sí casi impedía oír hablar a Jen.

-¡Sólo corre!¡Intenta encontrar la bandera!- dijo mientras se batía a un duelo de espada con los hijos de Ares.

Corrí lo más rápido que pude. Di varios traspiés antes de llegar a orillas de un arroyo. Me tiré en la arena para observar el cielo, era lo único que me calmaba.

Volví a ponerme en pie tras haber descansado unos minutos. Dos guerreros del equipo contrario me atacaron por la espalda, pero preví el ataque y los sorprendí dándome la vuelta empuñando la espada cerca de la garganta del primero.

Retrocedieron unos pasos y me dejaron pasar.

Atravesé el arroyo y seguí corriendo a través del bosque. Allí la vi. Al final del bosque, a orillas de un riachuelo, estaba la bandera del equipo contrario. Corrí con mis últimas fuerzas y traté de coger la bandera.

Oí unos ruidos. Algo o alguien moviéndose entre las hojas.

«Eso no es nada bueno...» pensé mientras empuñaba mi espada a lo que se movía entre las hojas.