Henrie y varios chicos corren a separarla del profesor y se llevan unos buenos golpes, ella no se rinde y sigue pataleando y gritando:
- ¡Dejadme! ¡Vosotros no entendéis nada! ¡No sabéis lo que es sufrir por amor!
- Llama a una ambulancia para que le den un calmante y la miren, - le pide un profesor a otro - esta chica no está nada bien.
Sus ojos están rojos, al igual que su cara. Ahora los que la agarran la mantienen un poco sujeta, pero sigue armando escándalo, todo el mundo sale de sus clases a contemplar el espectáculo. Detrás de mí, un chico se queja de dolor de pecho, otro que empieza con el proceso. ¿Qué está pasando? Acabaremos todos locos.
Los médicos llegan y le inyectan un tranquilizante, a los pocos minutos para de gritar y empieza a dormirse. Corro hacia Henrie con cara de espanto.
- Hay más, a todos les pasará lo mismo.
Henrie me rodea con su brazo y me acerca a él, sin poder decirme ninguna palabra de consuelo, porque no lo hay.
Las clases son muy livianas por lo ocurrido antes, en cuanto nos permiten salir vamos a comisaría y preguntamos por Chace.
El hombre que nos atiende baja la cabeza y niega, y con cara de lástima nos comumica lo siguiente:
- Lo siento, vuestro amigo ha fallecido, estaba tranquilo en su celda y enseguida volveríamos a hacerle un reconocimiento médico, pero voluntariamente se golpeó la cabeza con la pared tan fuerte que quedó en el suelo.
Me giro para no ver la cara de ese hombre y empiezo a llorar desconsolada, no puede ser verdad, no puede empezar a morir gente, esto parece una pesadilla.
Henrie se queda callado y su cara comienza a perder el color, pasados unos segundos comienza a gritar:
- ¡No puede ser real, quiero ver a Chace!
- Lo siento, mucho, chico, tu amigo debía de tener un trastorno que los médicos no han conseguido identificar, tienes que asimilarlo - intenta calmarlo el hombre.
- ¿Cuándo ha pasado esto?
- Hace una hora y media.
Henrie cae sobre la repisa rompiendo a llorar. Me acerco a él:
- Vámonos de aquí, señor, ¿puede informar usted a los otros dos chicos que estaban con él? - él asiente y me llevo a Henrie a fuera.
- Emily..., - respira apresurado y sus ojos están rojos - pensé que era fuerte, pero soy una mierda que se derrumba enseguida.
- Es normal que estés así, Chace era tu amigo - lo abrazo, pero supongo que nada de lo que haga le servirá de consuelo en estos momentos.
- Esto le ocurrirá a más personas.
Llegamos al piso.
- Es mejor que te acuestes, tu cabeza explotará si sigues con estos nervios, ahora no puedes hacer nada por él.
- ¡Calla por favor! - me chilla y corre a la habitación en la que durmió esta noche.
Ahora sí que tengo un nudo en la garganta, lo último que quería hacer era molestarlo, me siento en el frío suelo de la cocina con la cabeza sobre mis rodillas.
No sé el tiempo que ha pasado, porque me he quedado en la misma posición todo el rato, cuando Mia regresa de dar un paseo.
- ¿Estás bien?
- No, pero tampoco te importa lo que me pase, querías ser invisible y que no habláramos contigo.
- Quizá me dejara llevar, ¿me cuentas lo que te atormenta? - se sienta a mi lado y se lo explico todo.
Su cara es de pánico:
- Madre mía, esto es terrible, teníais razón y yo fui idiota por querer pasar del tema. Perdóname.
- Te perdono, pero eso no solucionará nada.
- Lo siento, si necesitas algo, solo dímelo.
- Necesito que no haya más casos como los de Chace.
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Matar a Cupido
FantasíaEmily y Mia son dos mejores amigas que no podrían ser más distintas, pero que les gusta el mismo chico, Henrie. Todo parece una historia normal hasta que ven la película: "¿Te lanzo otra flecha?", a partir de la cual, todo a su alrededor parece una...