Capítulo II

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Olí por última vez la comida que había preparado. Podía decir que cocinar se me daba muy bien, mi padre dice que herede la mano de mi abuela y que con solo sentir el olor que emanaba de su plato, todos los recuerdos de su niñez salían a flote. Estaba sirviendo los platos cuando Simone se asomó desde la puerta para descubrir de adonde provenía tal olor. Al verme allí, entró a la cocina.

- Esto huele delicioso ____.- se sentó en una de las sillas y apoyó su cara en su mano. La miré con un gesto de agradecimiento, siempre me había gustado que alagaran lo que hacia.

- Muchas gracias Simone, espero que sepa igual que como huele.- contesté con gracia en mi voz. Ella solo rió ante mi comentario, pero luego bajo su vista y cambió el tema.

- Perdona la actitud de Tom, el hecho de que tuviéramos que mudarnos aquí fue un cambio drástico para él. Su vida está en Magdeburgo.- me explicó.- Para Bill, en cambio, esto fue un milagro. Lo hostigaban mucho, la gente del vecindario, en la universidad... tu sabes, por como luce.- la miré apenada. Sabía lo que se sentía ser molestado continuamente por la gente. Había sido víctima del bullying más de una vez en la escuela.

- No te preocupes Simone, puedo comprenderlo.- sonreí comprensiva.- Sólo espero que ambos se acostumbren aquí.

- Aún así no les queda de otra.- rió burlona.- Te ayudo a llevar los platos a la mesa.- asentí agradeciéndole por su gesto. Sin duda me agradaba cada vez más Simone, me preguntaba cómo se sentiría tener una madre como ella. Llevamos los platos al comedor y Simone avisó que la cena estaba servida. Papá fue el primero en bajar, luego Bill y al cabo de 5 minutos bajó Tom, no muy contento. Nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer.

- Mamá esto está delicioso.- dijo Bill pasando la lengua por sus labios. Yo sólo reí por lo bajo. Sabía que no tenía ni la menor idea de que yo lo había preparado.

- ¡Oh!, no lo hice yo cariño.- rió por el gesto de impresión que causo en su hijo.- Fue ____ quien cocinó, definitivamente esta chica tiene talento.- Bill me miró impresionado y me hizo un gesto de aprobación con la mano. Tom, por el contrario, al oír a su madre, levantó la vista de su celular y me miró serio. Logró incomodarme la manera en que me observó, que me vi obligada a quitar la vista.

- Los spaguettis con salsa de mi hija son los mejores chicos.- habló orgulloso mi padre.- Nunca probarán otros mejores en su vida.- rió seguido de llevarse el tenedor a la boca.

- ____ me has convencido con estos spaguettis.- me dijo Bill riendo.- Creo que eres digna de que te comience a llamar "hermana".- Todos reímos por su comentario. Tom también lo hizo. Me sorprendió verlo reírse, no lo había visto mostrar ni la más vaga sonrisa durante las horas de conocernos. Luego me di cuenta que su gracia no fue a causa del comentario hecho por Bill, sino por el mensaje que le habían enviado. Dejó su celular a un lado y se digno a tocar por primera vez su comida. Su cara volvió a estar seria y habló.

- ¿Es enserio? Los que preparan en la universidad están más buenos.- dijo con un gesto de asco en su cara y volvio a tomar su celular. Bill lo miró molesto y luego volvió su vista hacía mí... tratando de disculparse con la mirada. ¿Acaso todos tenían que disculparse por lo que él decía o hacía? Deje mi tenedor a un lado y lo miré.

- Si no te gustan, ¿qué estás haciendo aquí?- levantó su vista un poco aturdido por lo que dije.- Nada te cuesta levantar tu culo de la silla y largarte de aquí.- Se formó un silencio en la mesa, todos se miraban las caras sin saber que decir. No me gustaba que me jodieran para nada y creo que ya todos se habían dado cuenta de eso. Tom levantó una ceja y sus labios se curvaron en una sonrisa... burlona.

- Gracias a Dios que alguien me lo pide.- dijo sarcástico y se levantó, tirando la servilleta a la mesa. ¿A dónde mierda le enseñaron modales a este imbécil? me pregunté, mientras mi vista lo seguía en todo su camino hasta desaparecer en la escalera. Simone apoyó su frente en ambas manos y luego me miró... avergonzada.

- ____... Lo siento de verdad...- dijo apenada.- Yo...

- Mamá... Basta.- interrumpió Bill.- No creo que seas tú la que tenga que disculparse con ____.- Y tenía razón, ella no tenía por que disculparse conmigo. Tom era su hijo, pero ya estaba bastante grande como para hacerse responsable de lo qué hacia o decía. Hice una mueca y luego miré a Simone de manera que se diera cuenta que estaba de acuerdo con Bill. Me levanté de la mesa y me dirigí a ellos.

-Con permiso... se me ha quitado el apetito.- dije con una sonrisa vaga en el rostro. Caminé hacia la escalera y alcancé a oír a Simone decir "Nunca pensé que esto sería tan complicado", junto con algunas palabras de apoyo moral que mi padre le daba, pero que no logré escuchar.
Miré el reloj que se encontraba en la mesita de noche, eran casi las 10 de la noche. Había retomado el estudio para el examen que tenía el día lunes. Estaba en mi primer año de Estética Profesional y no había día que no me enamorará más de la carrera. En verdad me apasionaba todo lo que tuviera que ver con la estética, es por esto que Bill obtuvo mi atención de inmediato. Deje mis libros a un costado y me dispuse a apagar la luz, cuando alguien toca mi puerta. Me levanté a abrir y deje que Bill pasara.

- Venía a decirte que... hablé con Tom.- dijo sentándose a un costado de mi cama. Lo mire con curiosidad y esperé a que hablara.- Lo siento, pero mi hermano es un idiota.- rió con pocas ganas. Levanté las cejas y asentí con la cabeza, definitivamente era un idiota.

- Supongo que no cambiará su forma de ser.- replique haciendo una mueca.- Hace unas horas que nos conocemos y ya veo todas las peleas que se avecinan.- Bill rió junto conmigo. Llevó su vista hacía los libros que había dejado a un costado y los tomó con curiosidad.

- ¿Que estudias?- levantando su vista de los libros.

- Estética profesional.- sonreí orgullosa.- Es mi primer año de Universidad y realmente lo estoy adorando.- reí tontamente.- ¿Tú estudias?

- Si...- contestó con pocas ganas.- También es mi primer año, pero de psicología.- suspiró.- Aunque no sé si me permitirán continuar el semestre aquí.- hizo una mueca y bajo su vista.

- ¿Por qué?- pregunté curiosa.- ¿Tus calificaciones son bajas?- se rió por lo bajo y negó con su cabeza.

- Era el mejor de la clase ____.- sonrió dejando ver sus perfectos dientes.- Sólo tengo problemas de asistencia.- bajo su vista y jugueteo con sus dedos. Era como si se pusiera nervioso al recordar su antigua universidad. Lo miré y le sonreí tratando de darle la confianza para que me contara.- Detestaba ir a clases, me hacían mucho bullying.-sonrió irónicamente.- Te imaginarás por qué.- asentí con una sonrisa triste.- Así que estoy estudiando para tratarme a mi mismo.- achinó sus ojos al reírse. Era bastante guapo.

- ¿Y dónde estaba Tom cuándo te hostigaban?- replique dudosa. Se suponía que era su hermano y debía defenderlo. Alzó sus hombros y junto sus labios.

- Él no podía meterse a defenderme.- hizo una mueca.- Si lo hacia, la agarrarían con él, tú sabes como son los matones... No lo arriesgaría a eso.- se levantó de la cama, cortando el tema.- Ya es tarde, me iré a la cama.- caminó hacía la puerta y se giró a mirarme.- Que descanses.

- Duerme bien Bill.- contesté con una gran sonrisa. Cerró mi puerta y me acerqué a apagar la luz de la mesita de noche. Hoy fue un día de locos y por fin la hora de descansar había llegado.

"Más Allá Del Infinito" (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora