Capítulo IX

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A la mañana siguiente, me desperté como todos los días... a las 8:30 am. Me levante de la cama y un frío congeló cada hueso de mi cuerpo. Miré por la ventana y el cielo estaba oscuro, seguramente llovería dentro de unas horas. Enrolle una manta alrededor de mi cuerpo y camine hacía el baño, estaba helando demasiado y me preguntaba por qué nadie aún encendía la maldita chimenea. Bajé las escaleras y para mi desgracia el baño estaba ocupado, así que fui hacía la sala y me senté en el sofá a esperar. Pasaron unos cuantos minutos y salió del baño, con su cepillo de dientes y sus rastas amarradas con una cinta. Lo miré por sobre el sofá, se veía guapo... tenía que admitirlo. En cuanto me vio, caminó hacia la sala y se sentó en frente de mi, se frotó las manos y habló.

- Sé que aún estás molesta...- dijo bajando la mirada. Alcé una ceja y esperé a que siguiera hablando.- Pero necesito que no le digas nada a mamá de lo que viste... Ella me matará si lo sabe.- hizo una mueca y me miró fijamente.

- ¿Y a mi eso qué me importa?- pregunté. Junto las cejas y me miró serio.- Tom... dejaste que me congelara afuera mientras tú... estabas con esa chica, que seguramente ni siquiera recuerdas su nombre...- dije levantándome del sofá.

- Kate.- replicó. Me giré a mirarlo molesta.- Se llama Kate... Por favor ____...-dijo acercándose.- Sé buena hermana y no le digas a mi madre sobre esto...- hizo una cara de perrito. Lo miré fijamente y luego quite la vista.

- ¿Y qué gano yo con eso?- pregunté. Me miró confundido.- ¿Qué harás por mi?

- Mmm...- pensó por unos minutos. Lo miré atenta.- Haré lo que quieras...- curve mis labios en una sonrisa y asentí con la cabeza. Tom sonrió al ver que había aceptado.

- Esta bien...- dije con una sonrisa malvada.- Quiero que no te metas en mi vida, que no me molestes y que no me hables en la universidad.- alzó ambas cejas y abrió la boca para hablar, pero lo interrumpí.- ¿De acuerdo? No te quiero cerca Tom...

- ¡Dios ____! ¿Tanto me odias?- me miró con una mueca en el rostro. Me quedé callada, no sabia que responder. ¿Lo odiaba? ¿Estaba segura de porqué le estaba pidiendo tales cosas? No lo sabia, ni tampoco estaba segura.- Si quieres eso... esta bien.- dijo encogiendo los hombros.- No te molestaré, ni tampoco me meteré en tu vida...- dijo sin ganas. Lo miré arrepentida, me sentí... ¿culpable? Tom se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la escalera, pero antes de subir el primer escalón se giró a mirarme.- Siento lo de anoche...- lo mire hasta que desapareció en la escalera. No entendía el porqué de su reacción, creí que aceptaría sin ningún problema mis condiciones, nunca pensé que se sentiría mal. Por un momento se me paso por la mente que estuviera sintiendo cosas por mi, pero luego borré rápidamente esos pensamientos... Era estúpido. Caminé hacía el baño y cerré la puerta.

Los días transcurrieron y Tom había cumplido el acuerdo al pie de la letra. En la universidad ni siquiera nos cruzábamos. En la hora del almuerzo, Gustav, Georg y yo nos sentábamos donde siempre, mientras que Tom comenzó a sentarse con los "conocidos", a los cuales detestaba con mi vida. Me sentía extraña, odiaba ver a Tom con ellos... pero luego recordaba que yo ya no tenía derecho a decir nada, pues yo lo había alejado. Georg y Gustav no dejaban de preguntarme porqué Tom ya no se sentaba con nosotros, a lo que yo solo respondía con un "no lo sé chicos". No quería que me matarán por ser una "maldita perra odiosa".
Miguel y yo nos estábamos volviendo muy amigos. El chico me gustaba y estaba segura de que yo también a él, ya que se estaba volviendo muy atento conmigo. Al llegar de la universidad siempre me detenía a hablar con él, mientras que Tom solo entraba directo a la casa, sin siquiera saludar.

Hoy era el día de la fiesta sorpresa de Bill. Media universidad estaba invitada, planeábamos darle una mega sorpresa... le encantaría. Llegamos de clases y como siempre Miguel estaba esperando. Corrí hacia donde se encontraba, mientras que Tom caminó directo a la puerta principal, pero esta vez miró seriamente a Miguel... estaba ¿molesto? Este se dio cuenta de su gesto y me miró extrañado.

- ¿Qué le pasa a tu hermano? ¿Está enojado?- preguntó curioso. Lo miré seria y suspire notoriamente.

- Te dije que no es mi hermano Miguel...- dije cabreada.- No lo sé... Quizás tuvo un mal día.- encogí los hombros. Miguel asintió y luego me sonrió.- Hoy habrá una fiesta en mi casa... ¿Quieres venir?- pregunté animosa. Miguel comenzó a dudar.

- No lo sé ____- dijo haciendo una mueca.- Quizás a Tom le moleste... Se nota que no le agrado.- terminó por decir un poco apenado. Crucé mis brazos y lo miré seria.

- Que se joda Tom...- abrió los ojos sorprendido.- Te estoy invitando yo así que... irás y punto, fin de la historia.- le dediqué una sonrisa amplia. Miguel bajo la vista sonriente y luego me miró.

- Esta bien...- dijo con una sonrisa.- Iré, pero... con una condición.- lo miré curiosa y asentí con la cabeza.- Que aceptes salir conmigo...- terminó por decir. Me reí tontamente al escucharlo. Estaba feliz, el chico del cual había estado enamorada toda mi vida, me había invitado a salir. Estaba saltando por dentro... esto era genial.

- Mmm...- dije poniendo cara de pensativa. Miguel me miró atento, su cara reflejaba ansiedad por la respuesta.- Está bien... saldré contigo.

- ¡Genial!...- su cara demostraba felicidad. Me reí ante su expresión.- Te veo esta noche entonces linda.- ¡Mierda, me dijo linda! Esto era demasiado por un día. Asentí con la cabeza y me despedí de él con un beso en la mejilla.

Cayó la noche y la gente comenzó a llegar. Simone y papá debían llegar con Bill dentro de unos minutos, todo esto lo habíamos hecho con la intención de demostrarle que no estaba solo y que lo queríamos. La casa estaba repleta y aún seguían llegando personas. El alcohol y los cigarrillos corrían entre la gente. Me acerqué a la ventana y vi que el auto de papá se acercaba, él sabía de la fiesta y por supuesto no se quedarían... Tom y yo se lo habíamos prohibido. Hice la señal para que bajaran la música, Tom apagó las luces y nos escondimos. Al encender la luz todos gritamos sorpresa, la cara de Bill fue de total asombro y sólo atinó a reírse. Georg le subió a la música y todos comenzaron a bailar y a descontrolarse. Papá y Simone se despidieron de nosotros y se fueron, pero no sin antes decirnos que procuráramos no incendiar la casa. Me acerqué a Bill y le di un gran abrazo.

- Cuidado ____, recuerda que aún mis costillas no están del todo bien.- grito a causa del alto volumen de la música. Lo miré tratando de diculparme con la mirada.

- Lo siento, es sólo que te eche bastante de menos.- lo miré con una pequeña sonrisa en el rostro. Paso una mano sobre mis hombros y me abrazó con fuerza.

- Gracias por esto...- dijo demostrando la felicidad que sentía.- De verdad... son los mejores hermanos del mundo.- dijo tomando a Tom con el otro brazo y acercándolo a él, formando un abrazo grupal.

La fiesta estaba realmente buena, todo el mundo bailaba y Bill se la estaba pasando muy bien. Tom, como siempre estaba con una chica, a la cual manoseaba como quería. Yo estaba sentada en el sofá, mientras tomaba mi vodka con naranja. Miraba hacía la puerta, esperaba verlo aparecer en cualquier momento. Gustav y Georg estaban abrazados de unas chicas, pero siempre miraban hacía donde me encontraba y me hacían señas para que saliera a bailar. Eran cerca de las 12:00 am y Miguel llegó. Lo miré de lejos y me reí, ya que me buscaba por todos lados. Me levante y caminé hacia él, al verme me regaló una gran sonrisa y me dio un abrazo. Sentí la mirada molesta de Tom sobre nosotros, pero no me importó en lo absoluto... yo sólo estaba feliz porque él estaba aquí.

Estuvimos hablando por unos minutos y luego lo saqué a bailar. Tenía planeado que sucediera algo esta noche, él me gustaba lo suficiente como para dejarlo que me tocara un poco más al bailar, ya que la canción nos exigía bailar muy pegados. Muchas veces, mi vista chocó con la de Tom, que no dejaba de observar ni un sólo movimiento que hacía. Estaba serio y no soltaba su vaso, de un momento a otro dejo de tomar en cuenta a la chica que estaba con él y fue en ese minuto que supe que algo ya no estaba bien, algo ya no era normal. Yo, que ya estaba bastante bebida y no pensaba con claridad, me aproveché de la situación y tome el rostro de Miguel, me acerque a él y lo besé atrevidamente. Fue en ese momento que sentí la mirada de varios puesta en nosotros y la mano de alguien que toco mi hombro...

"Más Allá Del Infinito" (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora