|| Just One More Day || Jimin ||

八。８

- ¿Qué te dijo el doctor Park? - me cruzo con Helen antes de salir.

- Sólo me regañó por no tomar los medicamentos, nada nuevo.

Desde que tomé conciencia real de mi enfermedad, siempre supe que la última instancia de ésta es el trasplante pero se siente muy raro que el médico lo diga. Cuando era pequeña tenía la esperanza de que algún día llegaría ese corazón sano que necesito pero al crecer me di cuenta de cómo es la realidad: no soy la única en todo Seúl que necesita un corazón, además tengo un tipo de sangre raro y eso limita las posibilidades de conseguir un corazón a menos del 1%.

Obvio que me gustaría seguir viviendo pero ya me hice a la idea de que eso es casi imposible a este paso.

Caminando por la calle, mi celular suena y lo reviso.

-------------------------------

NúmDes: Hola, buen día :) ✔✔

-------------------------------

Oh, ese número desconocido de nuevo.

-------------------------------

Yo: Mal día ✔✔

NúmDes: ¿Por qué? ✔✔

Yo: Me dieron una noticia que no quería oír ✔✔

NúmDes: Lo siento ✔✔

Yo: ¿Vas a decirme quién eres? ✔✔

NúmDes: ¿Estás interesada en mi? ✔✔

Yo: No. Sólo quiero saber quién eres. ✔✔

NúmDes: Estás interesada en mi ✔✔

Yo: Piensa lo que quieras. No me importa. ✔✔

NúmDes: De acuerdo, te diré la primera letra de mi nombre. ✔✔

NúmDes: J ✔✔

Yo: Qué dato revelador, eso no me dice nada ✔✔

NúmDes: Si observaras más a tu alrededor, ya hubieses adivinado quien soy ✔✔

-----------------------------

- ¿Qué? - digo en voz alta y una señora se voltea a verme.

-----------------------------

Yo: Ya, deja de dar vueltas y dime tu nombre o no te hablaré nunca más ✔✔

NúmDes: Mi nombre es... ✔✔

-----------------------------

Y no responde, qué maldito.

- No te volveré a contestar - le susurro a mi celular y la señora me ve como si estuviera loca. Y tiene razón, ¿qué hago hablando con un extraño por mensajes? Aish.

Camino hasta llegar a un parque cerca de casa y me siento en una de las hamacas que hay para los chicos allí. Una niña de unos 10 años apróximadamente se sienta en la hamaca junto a la mía y se hamaca muy feliz. Ver su rostro lleno de felicidad por hacer algo tan sencillo como hamacarse provoca una sonrisa en mi.

Ella voltea a verme y de repente esa luz que emanaba de su rostro, desaparece.

- ¿Por qué estás triste? - me pregunta. Tiene una voz muy dulce.