Maki, mírame.
Su voz suave y dulce me permite llevar mis ojos hasta su pecho y no me atrevo a ver más allá de éste. Una lágrima se me escapa y termina en mis jeans como una gota de lluvia. Mueve su brazo y acerca su mano a mi mentón para obligarme a levantar la vista.
Con un movimiento rápido, levanta mi rostro hacia él y me tardo unos segundos en enfocarlo porque mis ojos están borrosos por las lágrimas. Él me observa con ojos casi estáticos, sólo hacen un movimiento de izquierda a derecha y viceversa casi imperceptible; negros, diferentes. Me hipnotizan y me causan escalofríos, hacen que mi corazón se acelere y la culpa parece arañar mi cuerpo desde adentro.
Desliza su mano desde mi mentón hasta mi cuello, rodéandolo con ella. Sus dedos empiezan a enterarse en mi piel, cortándome el aire. Su mirada se vuelve brillosa, llena de rabia y aprieta sus labios conforme presiona su mano alrededor de mi cuello.
Dentro mío, estoy gritando la palabra que seguramente quiere oír pero no puedo decirla en voz alta, su mano ahogándome me lo impide. Esa palabra se multiplica dentro de mi como los objetos encantados en la bóveda de Bellatrix Lestrange cuando son tocados. Llevo mis manos a la suya intentando hacer que afloje pero, aunque sólo me esté sosteniendo con una mano, es demasiado fuerte para mi. Con cada movimiento mío, su mano es como una boa constrictora, presiona más y más hasta que mi garganta empieza a doler y mi vista se pone borrosa por la falta de aire y las lágrimas.
Jimin, perdón. Perdón, perdón, perdón.
Abro la boca para hablar pero en la desesperación trato de hacer que aire ingrese a mis pulmones y no puedo.
¡Jimin! ¡Perdón, perdón, perdón!
— ¡Maki! ¡Despertáte! —.
Abro los ojos y lo primero que hago es toser. Helen me agarra de los hombros y me hace sentar en la cama mientras masajea mi espalda. Me llevo la mano al cuello y aunque no tengo nada, aún siento su mano haciendo presión. Todo fue un sueño pero lo siento muy real, hasta me falta el aire.
— ¿Estás mejor? — me pregunta, sentándose a mi lado.
Tomo varios respiros hondos para regularizar mis latidos. Asiento.
— Tenías una pesadilla — continúa. Hace una pausa esperando que diga algo pero me quedo en silencio. — ¿Qué soñabas? No parabas de decir perdón —.
— No sé, no me acuerdo — digo, rehusando su mirada y tocando mi cuello para hacer que esa sensación desaparezca.
Aún es de noche, quizás de madrugada.
— Helen — digo su nombre y ella toma mi mano con la suya suavemente. Se me vienen a la mente todas aquellas veces que los sorprendí a ella y a Leto peleando y me imagino todas las veces que lo habrán hecho a escondidas mías también; por el dolor en su voz y las lágrimas que derramó, es obvio que amaba a Leto como a un hijo propio.
— Me odias, ¿verdad? — me tiembla la voz por temor a escuchar su respuesta.
Ella aleja su mano de mi y, por un momento, siento que todo lo que pensaba que podría ser verdad, lo es pero, rápidamente toma mis hombros y me voltea hacia ella. La luz débil que nos ilumina es suficiente para que ella pueda ver el dolor en mis ojos y yo, en los de ella.
Antes de hablar, hace unos gestos de disgusto y traga saliva varias veces.
— ¿Cómo puedes decir eso? — su voz suena como si estuviera a punto de estallar en lágrimas. — Claro que no te odio — lleva una mano a mi mejilla y estalla en lágrimas pero silenciosas mientras sonríe tristemente.
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|| Just One More Day || Jimin ||
Fanfiction¿Qué es el tiempo para ti? Para Han Maki es algo que ella no tiene. Vive cada día esperando que su tiempo acabe, hasta que alguien aparece en su vida y le hace desear por primera vez en toda su existencia, que su tiempo no se acabe nunca. © eunh...