二十。20

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Era la tarde casi entrando la noche aquel día de otoño que papá nos llevó a los dos al parque. Fue unos 2 o 3 meses antes de que Helen entrara en nuestras vidas. Yo había cumplido hacía poco los 6 años y Leto tenía 8. Como siempre, Leto y yo hacíamos una carrera para ver quién llegaba primero a las hamacas con los gritos de nuestro padre pidiéndonos, en realidad me pedía a mi, que no corriéramos. Esa vez Leto tenía los cordones desatados y a un metro de las hamacas, se cayó de boca en el pavimento, raspándose el mentón y partiéndose el labio. Todo niño de 8 años lloraría descontroladamente pero él no lo hizo; lloró, si pero mantenía una serenidad en su rostro mientras nuestro padre se acercaba a consolarlo.  Ese golpe debió haberle dolido mucho, hasta me dolió a mi pero él nunca lo demostró. 

— Lamento que tengas que pasar por esto — con tanto llanto, su voz igual suena normal. Eso es exactamente lo que le quiero decir a él, a ambos. Lamento que ambos tengan que cargar conmigo. 

Se arrodilla y me rodea con sus brazos. Me siento muy miserable al ser consolado por alguien tan bueno como él. Las personas buenas deberían ser felices y no sufrir. Personas como Leto hay muy pocas. De un momento a otro, los llantos cesan, solo se escuchan nuestras narices moquear.

Perdón.

Solo quiero decir una palabra pero si la digo en voz alta, temo que el llanto vuelva a aparecer y eso los preocuparía. Helen me hace prometer que no haber secretos entre nosotros con respecto a este tema y cuando lo hago, recién en ese momento, su rostro vuelve a la normalidad aunque sé que continua decepcionada y enojada conmigo. 

El reflejo de un relámpago me hace tener un flashback de aquel momento en el puente. Esos pensamientos sobre la muerte, esas sensaciones que nacen en mi estómago y suben hasta mi garganta, atorándose como una piedra en una tubería. Las débiles gotas de lluvia que mojaban la ventana antes de que Helen entráse desesperada, ahora son cortinas de agua gruesas. Creo que si salgo afuera, tengo más probabilidades de que me resbale en alguna vereda rebaladiza y me de la cabeza contra ésta antes de poder llegar al puente.

Cenamos en silencio y más rápido de lo normal. Es obvio que los tres estamos nerviosos e incómodos y de todos modos, tratamos de actuar como si nada. Cuando estoy de nuevo en mi habitación, siento que me voy a ahogar si continuo en silencio. Me gustaría imitar a esos locos que corren hasta lo alto de alguna colinda, del borde de un río, un muelle o se suben al techo de una casa y gritan al estilo de Leo DiCaprio en Titanic.

Jimin se me viene a la mente pero en lo único que pienso es en él caminando por la calle mientras una chica muy linda camina agarrada de su brazo. Eso no me ayuda. Me adentro entre mis pensamientos y es ahí cuando encuentro a alguien más: el hermano de Woori. Pienso que tan agradable sería tenerlo aquí y poder hablar como lo hicimos en el almuerzo. 

Mi celular suena y lo reviso. Es increíble que tan oportuna puede llegar a ser esta persona.

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NúmDes: ¿Hola? ¿Estás ahí?

NúmDes: Hola hola hola :)

Yo: Acá estoy ✔✔

NúmDes: Hoy te vi a solas con un chico, me puse un poco celoso :(

Yo: ¿Por qué estarías celoso?

NúmDes: Porque me gustas

Yo: No digas estupideces ✔✔

NúmDes: Estoy siendo sincero

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