Capítulo 7: "Yo y mi roto corazón".
Me sentía tan feliz, todo me iba bien.
- ¿Y tus papás ya saben de nosotros, pequeña? -preguntó.
- ¿Qué?
- Si, bueno, Rebeca me dijo que no les habías dicho nada.
- Beca es una metiche. -dije malhumorada.
- Me lo dijo porque yo le pregunté.
- Ohh.
- ¿Entonces? Porque yo sí planeo que vengas y conozcas a mi familia, eres muy especial para mí.
- Y tú para mí, Ray. Pero no sé.
- ¿No sabes lo que sientes?
-Ash, no. No seas tonto, ¡claro que se lo que siento! Te quiero mucho. Pero no les he dicho a mis papás porque no quiero que se lo tomen mal, o lo malinterpreten.
- Yo te acompaño y les explicamos, ¿te parece, pequeña?
- Esta bien. -respondí mientras le daba un beso en la mejilla.
- Cambiando de tema, me gustaría preguntarte algo.
Asentí.
- ¿Cómo supiste que me querías? -preguntó.
- No dejaba de pensar en ti, y cuando estabas cerca mi corazón se aceleraba. -dije mientras sentía la sangre subir a mis mejillas- ¿y tú cómo supiste?
- Todo el tiempo estaba buscándote, no podía dejar de hacerlo. Todo me recordaba a ti. Y cuando te veía con mi hermano creí que te gustaba él, y no sé.
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- ¿Tú y Ray se pelaron?
- No, ¿por qué preguntas, Tony?
- Esta con un humor de perros.
- Tal vez porque es el último día de escuela. -sugerí.
- Pues quién sabe. Mi hermano me dijo que vas a ir el Sábado.
- Si, si, hay que hacer algo divertido ¿va?
- Vale. Mis padres te van adoran.
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- Nos vemos mañana en la ceremonia, pequeña, te quiero.-dijo mientras me daba un beso.
- Yo también.
Al igual que Tony, también sentí a Ryan raro, no enojado, más bien triste, supongo.
Cuando amaneció estaba muy entusiasmada, hoy comenzaban las vacaciones, ¡benditas y santas vacaciones!
Me bañe y me apresuré para ir a la ceremonia de fin de curso.
Cuando llegue Ryan estaba en la puerta. Esperándome.
Cuando llegue con él, me dio un beso en la frente y me abrazó.
- Ven. -dijo mientras jalaba mi mano.
Nos dirigíamos al patio.
Cuando llegamos se puse frente a mí.
- No puedo seguir con esto.
¿Qué?
- ¿A qué te refieres? - pregunté.
- Sabes a lo que me refiero. No me hagas decirlo, por favor.
- Esta bien, pero no te entiendo, de verdad que no.
- Esta bien, lo diré. Tú y yo no funcionamos ¿de acuerdo?, eres demasiado....¡Ugh!
Con que era demasiado ugh. Si era él quien quería que conociera a su familia, ¡Por dios!
- Esta bien, adiós. -dije enojada.
Cuando me di la vuelta el agarró mi brazo.
- No creas que a mí no me duele, tal vez más que a ti, pero ¿sabes qué es lo mejor de los corazones rotos?
Negué con la cabeza.
- Que hay alguien que algún día volverá a unir los pedazos, y sentirás una sensación de alivio, como cuando pasas hambre durante horas, llegas a casa y comes algo delicioso -calló un momento, pero luego continuó- Se qué crees que soy un idiota.
- Idiota te queda corto -respondí.
- Lo sé, pero es lo mejor.
Dicho eso me volteé otra vez para irme, pero volvió a agarrar mi brazo.
Intentó besarme.
- No tienes derecho de besarme.- dije furiosa y me aleje.
¡Joder! ¡Joder! ¡No voy a llorar por un maldito chico! Bien, estoy bien. No, joder. Maldita sea, creo que voy a sudar por los ojos. ¡No le daré la maldita satisfacción de verme llorar!
Así que corrí al baño, por suerte estaba vacío. Me mire en el espejo y sonreí. Pensé en irme pero no iba a dejar que alguien, y menos un chico cambiara mis planes.
Cuando terminó la ceremonia me despedí rápido, ni sí quiera lo busque con los ojos. Maldito corazón, no te vas a romper.
O tal vez si...
Me fui caminando a mi casa. No quería hablar con nadie. Sinceramente no entendí que quería decir. Pero entendí lo esencial; nunca sintió nada, ¡vaya imbecil del que me enamore!
Cuando llegue a casa subí al estudio a cantar, luego toqué mi guitarra hasta que me dolieron los dedos. Fui a mi cuarto y empecé a leer "Un desastre es para siempre", y me quede dormida.
