Capítulo 14: "Algo diferente".
El viernes transcurrió muy bien, me sentí muy feliz con Ryan.
Cuando llegó el sábado le dije a mi mamá que vendría Joe a comer. Mis papás lo adoraban, bueno, adoraban a cualquiera que me hicieras feliz, y entiendo eso, yo hago lo mismo con ellos y con mi hermana.
Fui por él una hora antes, para platicar o que sé yo, pero tenía una hora libre.
Me dirigí a la casa color mate y toque el timbre.
- Hola, ¡woow! Alicia, te diría que estas hermosa, pero la verdad es que siempre lo estás.
Me sonroje.
- Gracias....eh tú, tú...
- No lo forjes, ya saldrá. -dijo
- La verdad es que tu siempre estas atractivo Joe, tus ojos, tu pelo son muy bonitos.
Yo y mi horrenda bocota.
Nos quedamos en silencio.
Mientras lo miraba me percaté de algo, tenía una etiqueta de una marca de café en la frente.
- ¿Por qué tienes una etiqueta pegada en la frente?
-Ohh, esto -dijo señalando su frente-. Me salió un granito, y no tenía con qué ocultarlo, no quería que me vieras así.
No pude evitar reír a carcajadas.
Él me miró con el ceño fruncido.
- Lo siento, es que se ve mucho, Joe.
- En realidad lo hice para hacerte reír. -confesó.
- Pues lo lograste, pero en fin, vayamos.
Cuando llegamos no sabíamos qué hacer, entonces empezamos a hablar de música.
- ¿Cuántos instrumentos tocas, Alicia?
- Tres, el piano, la guitarra, y la batería, bueno no sé si cuente la voz, pero también canto, creo que eso es mi fuerte.
- Me opacas, yo solo toco el violín, Aprovechando, ¿tocarías para para mí? -preguntó tímidamente
- Claro, vamos al estudio.
Subimos y le pregunté cual instrumento quería que tocara.
- La guitarra, así usas la plumilla que te regalé.
La traía en la bolsa de mi sudadera.
- Claro, ¿qué canción quieres?
- "Creo en ti".
Y comencé a tocar y cantar también.
Me sentí no sé, sentí algo diferente, algo que no se compara a nada de lo que había sentido antes.
Cuando termine el solo dijo:
- Eres tan hermosa, no puedo creer la suerte que tengo por tenerte en mi vida.
Lo tome de las manos, y entrelazamos los dedos.
- La verdadera suerte es mía.
Y me besó, sentí tan cálido, tan bonito.
- Creo que deberíamos bajar. -dije
- Claro. -respondió con la sonrisa más bonita que había visto en la vida.
Perdón, pero su sonrisa me mata.
Cuando terminamos de comer no quería que se fuera. Así que se me ocurrió algo.
- ¿Vemos una película, Joe?
- Claro ¿cuál vemos?
- Tiburones asesinos.
- ¿De qué se trata? -preguntó Beca.
Lo sé, mi hermana se mete en todo, pero aun así la amo.
- De un unicornio que quería ser cantante, pero su mamá no lo dejo. -respondí sonriendo.
¿Se acuerdan de él flan que Joe quería? Bueno, pues hicimos un intento de flan, no nos quedo tan mal, pero no llegaba a la altura del de mi mamá.
Ahora ya podía deje de presumir lo bien que me quedaba el agua hirviendo, ahora podía decir que me quedaba el flan.
Cuando se fue me besó la frente, y yo lo abrace como a un oso, no quería que se fuera.
Yo solo sabía que mi sentimientos por él crecían más, y más cada día, cada hora, cada minuto.
Tenía que aclarar mis sentimiento cuanto antes, si no lo hacía los tres saldríamos lastimados, y lastimarlos a ellos era lo que menos quería.
