Capítulo 8: "Verano".
¡Jo-der! ¿Cómo es qué se puede extrañar tanto a alguien?
Me sentía tan tonta por extrañarlo, probablemente el estaría con otro chica en ese momento, me sentía un desastre.
Ahora si ya estaba lista para deshacerme de las cosas que me había dado Ryan.
Empece a ordenar mi cuarto, comenzando por mi biblioteca personal, encontré dos libros que no eran míos, y tenía que devolverlos, uno era "cell" de Stephen King, y el otro era "amor en tiempos de cólera" de Gabriel García Márquez, los dos pertenecían a Joe, es dos años mayor que yo, si no me equivoco creo que tiene 17.
Nuestras familias siempre habían sido unidad, de hecho vive a dos casas de la mía, así que decidí dejarlos sobre mi buró para después ir a entregárselos.
Estoy empezando a odiarme, lo juro. No puedo tirar esas malditas cartas, simplemente no puedo.
Como mi cuarto era un desorden decidí terminar de escombrarlo. Encontré mi viejo iPod Classic, mis gustos sí que cambiaron, tenía música de Demi Lovato, Selena Gómez y Justin Bieber.
Lo sé, yo también estoy sorprendida.Al terminar avise que iba con Joe.
Cuando llegue a la casa rojo mate, toque el timbre.Salió un muchacho bastante atractivo, alto, piel blanca, ojos verde aceituna, hoyuelos en las mejillas, con el cabello rizado, por supuesto castaño.
- Alicia. -saludó
- Hola Joe.
- ¿Cómo has estado? tiene tiempo que no hablamos.
-Tienes razón, creo que la última vez que hablamos fue en el cumpleaños de mi hermana, y bien ¿y tu?
- Bien, pero la verdad es que no aparentas estar muy bien, te ves algo decaída.
- ¿Se nota tanto? -pregunté e intente poner mi mejor cara.
-Si, te vez decaída, cualquiera que te viera lo notaria, pero, ¿a que se debe? ¿Una desilusión amorosa?
- ¡Qué va! El amor es para los mortales. -respondí riendo.
- Obviamente, pero ya, hablando en serio, ¿Qué tienes? ¿Puedo hacer algo?
- Extraño a alguien. -admití.
- Intenta olvidar.
- No voy a sufrir por un chico, la verdad es que es patético, así que bueno, te traje los libro que me prestaste. -dije mientras le pasaba los libros.
- Ohh, muchas gracias, creí haberlos perdido.
- Si, bueno, me voy. -me despedí.
- Alicia, espera, mira...eh estado escribiendo una historia, y me gustaría saber que piensas de ella, ¿te gustaría pasar a leerla?
- Claro.
Su casa era muy acogedora, estaba pintada de color salmón, y con adornos muy bonitos.
Joe me dirigió a su cuarto. Realmente era muy bonito, si cuarto era muy azul, demasiado diría yo. Tenía pegados hojas arrancadas de cómics, se veía muy original.- Tu cuarto es genial -reconocí.
- Si, bueno, mira aquí está.
Su historia era muy buena, se llamaba "la llave". Aún no estaba terminada pero vaya que me encantó.
- Tu historia es genial. Me encanta.
- ¿En verdad piensas eso?
- Claro que si, no tengo porque mentir.
- ¿Te gustaría ayudarme a continuarla? se me ha secado el cerebro.
- Claro, me encantaría. -respondí entusiasmada.
- Vale, vale, es una cita -empezó a rascarse la cabeza como si intentara recordar algo - Tu dime la hora.
- A las 16:15 ¿va?
- Vale. -respondió.
✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️Y transcurrió el verano, todas las tardes sin excepción alguna estábamos juntos, escribiendo, comiendo o saliendo. No puedo creer que no me haya dado cuenta antes lo genial que era Joe.
A veces nuestras familias pensaban que pasaba algo más entre nosotros, pero no era cierto. Solo éramos amigos.
Cuando estaba con el me sentía genial, simplemente no tenía que esconder nada, podía hablar de cosas frikis con él, de mis manías, sin que él se sorprendiera.
Faltaba dos semanas para regresar a clases.
Jamás pasó por mi mente que Joe haría esto.
Habíamos decidido ir a la librería, pues queríamos buscar nuevos títulos interesantes.
Cuando salimos él se detuvo antes de llegar a nuestra cuadra, y me abrazó, comenzó acariciar mi cabello.
Me sentía incómoda.
Entonces cuando estaba dispuesta a decirle "eres el mejor amigo del mundo", me besó.
Bueno, ese beso sirvió para acordarme de Ryan.
No quería que Joe arruinara nuestra amistad. Pero no quería herir sus sentimientos.
- ¿Me harías un favor?- preguntó.
- Ya sabes que si.
- Dime que sentiste con lo que acaba de pasar -dijo con timidez- no ahorita, mañana que estemos juntos otra vez.
Coño
- Claro. -le sonreí.
- Vayamos que se hace tarde. -y me tomo de la mano.
¿Que se supone que debo decirle mañana?
Podría fingir haber enfermado de gripa, pero me sentiría demasiado culpable, y además no podría evitar a Joe todo el tiempo.
Yo necesitaba de el, y el necesitaba de mi.