11. Meeting place

488 72 18
                                    

No me arrepiento de lo que sucedió la última noche que estuve ebrio porque Miles y yo conversamos, nos disculpamos por perder el contacto y todo volvió a su estado natural, tal como debía de ser. Conocimos personas, hicimos nuevos amigos, nos rodeamos de nuevas caras y nos encontrábamos creando arte que sería mostrado al público. Él como solista y yo con los Arctic Monkeys.

Me envió un mensaje de texto: "Emily y yo llegaremos en cualquier momento, espero que no te moleste".

Ya me había acostumbrado a la idea de que Miles tenía nueva pareja, no tan nueva puesto que ya llevaban un año saliendo, además, Emily me agradaba. Acepté que él tenía derecho a ser feliz, así como también acepté que probablemente sentía algo por él y puse en duda mi propia orientación, porque estaba más que claro que no era normal que sufriera un arrebato de emociones si se trataba de su persona.

Ya que Alexa no se encontraba en el país, esta noche estaba acompañado de Milla, su amiga Stefani (quien resultó ser toda una groupie de los Arctic Monkeys) y Kathy, al parecer tomaron mi hogar como su centro de reunión, ya que era el lugar más cercano entre sus casas. La historia de como estas tres chicas se conocieron y se hicieron amigas es increíblemente torpe y básicamente todo comenzó un día en el cual salí a almorzar con Kath y por pura casualidad me encontré con Milla que estaba con su amiga Stefani. Milla me contó que Stefani se emocionó al verme entrar, en ese entonces ella no tenía la menor idea de que Milla y yo fuésemos primos, así que le rogó y suplicó que se acercaran a mi mesa para pedirme un autógrafo, sacarse un par de fotos y conversar, así que cuando se acercaron, Milla me gritó "primo, Al" y me abrazó. El gesto de Stefani al enterarse del parentesco pasó a la historia y seguido de eso le reprochó a Milena que por qué nunca le comentó. Terminaron uniéndose a Kath y a mí para almorzar y está de más decirlo pero yo fui el tema de conversación todo el tiempo, fue tan incómodo porque hablaban cómo si no estuviera presente. Recuerdo las risas y las criticas a mi forma de caminar o bailar. Me volvían loco pero me fue imposible no cogerle cariño a las tres por igual.

ーHay un automóvil en la entrada, Alex ーdijo Kathleen mientras miraba por la ventana de mi habitación.

ーEh, sí, ahora veo, Kathy. Gracias ーrespondí.

ーKathleen, estás ciega ーhabló Milla.

ーPero qué dices, subnormal, ¡que ella es la que tiene mejor vista! ーle retó Stefani.

ーOjo de tísico ーañadió Kathleen.

ーEra oído, idiota ーStefani elevó la voz.

ーHey, hey, ese léxico. No se llamen así ーles regañé.

ーEres el más grosero, de qué hablas ーcomentó Milla.

ーFalacias. Que insolente eres.

ーClaro, el primo Al no maldice en ningún momento...

ーSoy mayor, yo sí puedo.

ーDesde cuando se puede considerar a un tipo de 23 años un adulto si todo el tiempo se la pasa pidiendo jugo, pizza y pie de manzana a una adolescente de 19 años...

ーA las personas de 19 años no se les considera adolescentes ーmiré a Kath y Stefaniー. ¿No es así?

Ellas negaron y preferí no hablar. Abandoné mi habitación en donde nos encontrábamos los cuatro y bajé al living para abrir la puerta, estaba seguro de que el auto en la entrada era de Miles. Y como lo imaginé, estaba en lo correcto, era de él.

Los invité a pasar e inmediatamente nos acomodamos. Claramente Miles se sorprendió al ver a las tres chicas bajando por la escalera, no se imaginó que estaba en compañía del Diablo, Lucifer y Satanás.

ーMiles, como ya conoces a Milla la omitiría pero Emily no, así que... ーmencioné el nombre de cada una a la vez que las señalaba para que les fuese fácil asociar los rostros con sus nombres, respectivamente.

Emily se sentó cerca de ellas para conversar, la diferencia de edad entre las chicas no era tanta puesto que Emily sólo era mayor por dos años así que probablemente se llevarían muy bien o al menos eso parecía, no tardaron en hacerla reír y sentirse cómoda.

Miles y yo nos alejamos de ellas para conversar mejor.

ー ¿Cómo has estado? ーmusitó.

ーBasta, lo dices como si no hubiésemos hablado en años.

ーYa ha sucedido.

Evité responder.

ーHablo en serio, ¿cómo has estado? Te noto diferente.

ー ¿Eh? ¿En qué aspecto?

ーNo eres muy tú últimamente.

ー ¿Y cómo es ser yo, exactamente?

ーEstás muy... No lo sé, siempre has dado la apariencia de ser el tipo serio de pocas palabras y...

Lo interrumpí. ーSoy de pocas palabras.

ーNo es cierto. Tardarás cinco minutos en formular una oración pero eres, o solías, ser la persona más alegre cuando está rodeado de amigos, es un hecho factible.

ーA eso se le llama estar ebrio.

ーClaro que no.

ー ¿Te has planteado la idea de que puede ser por Alexa?

ー ¡No!

ー ¿Entonces cómo explicas tu comportamiento?

ーRealmente sé que no lo sé.

ーRedundancia.

ーLo siento.

ーNo hay problema. Pero, Al, entiende que me preocupo por tus estados de ánimo.

ーTienes todo el derecho.

ーLo sé.

ーAhora que lo pienso, puede que te sientas así por mi culpa. ¿A caso estás enamorado de mí?

Inmediatamente lo miré con los ojos tan abiertos como me fue posible, ¿se habrá dado cuenta de que mi depresión es por él?

ーHey, sólo estoy bromeando, no tienes por qué asustarte, rascal ーpalmeó mi espalda y no evitó soltar una sonora carcajada.

Sus brazos terminaron alrededor mío formando un abrazo y las chicas lo notaron. Comenzaron a hacer bromas al respecto diciendo que éramos la pareja perfecta... Ni se imaginan.

ーFalta muy poco para el cumpleaños de Stefani, ¿me ayudarías a planear algo? ーinmediatamente cambié de tema.

ー ¿A una fiesta te refieres?

ーSí, pero no muy grande. Quiero que sea íntimo; amigos, familia quizás.

ーEstás abrumado de estar rodeado de personas, ¿no es así? A eso se debe tu comportamiento tan inusual.

ーNecesito un respiro.

ーEntonces no te fatigues, Emily y yo te ayudaremos con todo.

ーYo nunca he ido a una fiesta ーaún desde su lugar, comentó Emily con un tono depresivo, al parecer había estado escuchando la conversación.

ー ¿No? ¿O sea que sólo has asistido a esas dónde dan pastel y hay globos y dulces? ーcuestionó Stefani.

Las voces de las chicas poco a poco se propagaron por la habitación logrando que la de Miles y mía disminuyeran hasta finalmente desaparecer. Nos encontrábamos en un silencio cómodo uno junto al otro, aún abrazados.

...

homesick - milex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora