15. He left already

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Alexa se hizo presente por el umbral. Con una de sus manos se encontraba sosteniendo las asas de su valija y con sus dedos las sujetaba fuertemente para evitar que terminara en el piso, mientras que en la otra mano portaba papeles y una valija más pequeña colgando del espacio entre su codo y antebrazo.

En ese momento los nervios hicieron que me separara de Miles. Como respuesta, él nuevamente apegó su cuerpo al mío a pesar de que yo me resistía, de esta forma Alexa pensaría que lo único que pretendía hacer era abrazarme. Ahora yo también entendía todo y le permití hacer lo que planeaba.

ーHey, Lex. Que sorpresa que estés aquí ーcomenté con dificultad al tener los brazos de Miles al rededor de mi cuello, sin mencionar que formular una oración con la sensación de incertidumbre era tan inconveniente como tomar un café caliente en verano.

ーSí, realmente es una sorpresa, nadie te esperaba... Realmente, nadie te esperaba.

ーLo que Miles quiere decir es que nos alegra que estés aquí.

ーClaro que sí, ¿a quién no le alegraría? A mi me alegra, ¿y a ti, Al?

ーA mi también me alegra, por supuesto.

ーChicos, ¿están ebrios? ーpreguntó Alexa.

ー ¿Qué? No, por supuesto que no, cómo se te ocurre ーbalbuceé.

ーQue sandez, de donde has sacado eso, ¡que graciosa eres Alexa!

Ella nos miró extrañada. Le dio muy poca importancia al asunto y en silencio, concentrada en sí misma, se giró sobre sus talones para inclinarse un poco. Se quitó sus zapatillas para dejarlas en el tapete de entrada e imitó la acción con su trench coat, pero a diferencia de sus zapatillas, dejó la prenda en el perchero cerca de la puerta principal, mientras que sus pertenencias las colocó a un lado del librero de madera de cedro color chocolate (uno de tantos que había en la casa, puesto que a ambos nos gustaba leer).

Miles y yo nos miramos como si telepáticamente nos hubiésemos dicho que estábamos pensando en lo mismo.

Una de mis mejillas rozó contra la de mi amigo ahora ¿cómplice? y me acerqué a su oído para murmurar. ーHay que actuar como si realmente estuviésemos ebrios, así ella no hará preguntas.

ーYa estamos actuando lo suficientemente extraño, a caso no te das cuenta o... Solo relájate.

Alexa, ahora cerca del dintel que unía el pasillo de la entrada principal con la sala de estar, nos observaba con una ceja más elevada que la otra, una sonrisa sin mostrar los dientes y los brazos cruzados.

Tosió para hacerse notar. ーQué estarán murmurando...

ーAlex me decía que luces muy bella hoy y que está feliz de verte.

ー ¿Por qué no me lo dice él mismo?

ーYa sabes como es cuando tiene resaca.

ーCierto. En fin, Miles, ¿Alex y tu ya almorzaron?

ーNo, ¿por? ーse apartó para sentarse en la esquina del sofá, que a pesar de tener tamaño promedio, me hacía sentir que él estaba muy alejado de mi.

ーPorque quería saber si querías ir a almorzar con nosotros. De camino a casa vi una nueva pizzería.

Desde que Alexa comenzó a llevarse bien con Miles, yo era el único que sentía la tensión en el ambiente. Mi pareja actual con la persona que me gusta... No, definitivamente no era una buena combinación, de eso estaba seguro. Probablemente Miles pensaba lo mismo de mi relación con Emily, porque a pesar de ser la novia de quien me gusta, nos llevamos bien pero al mismo tiempo no soporto la idea de que sea ella quien pueda tomar su mano en público sin que se desate la tercera guerra mundial. Vivía en medio del caos.

ー ¿Alex? ¡Alex!

ー ¿Mhm?

Mi pareja agitaba su mano frente a mi rostro. ーCariño, no reaccionabas, ¿estás bien? ーme besó para traerme de vuelta del pequeño transe que atravesé, pero para ser sincero, sus besos ya no se sentían igual.

Inmediatamente Miles se puso de pie y caminó hacia la puerta. -Espero que me envíes un mensaje con la dirección del lugar Alexa.

ー ¡Lo haré!

ーNos vemos en la pizzería dentro de una hora ーse despidió agitando su mano y se marchó.

ーIré a ducharme en mi habitación, te veo en media hora ーme retiré de la sala de estar y fui hasta mi habitación, porque sí, tenía una habitación propia que nunca utilizaba porque Alexa y yo compartíamos una.

Tomé una ducha no tan larga, ya que no era momento para darme ese lujo, y procedí a vestirme. Minutos después bajé nuevamente a la sala para esperar a Alexa, pero ella ya estaba ahí. Nos dirigimos al lugar que ella había sugerido, y como siempre, ya era tarde. A pesar de no estar tan retirado de nuestro hogar había mucho tráfico, yo culpaba al fin de semana por lograr que las personas justamente decidieran salir ese mismo día.
Entramos al local. Era pequeño y no estaba inundado de personas, que alivio.

ー ¡Ahí está Miles! ーAlexa tomó mi mano y corrió hacia una mesa , esto me hizo tropezar un par de veces. Por suerte no me caí.

Ambos nos sentamos con Miles e hicimos el procedimiento que se hace en un restaurant normal: ordenas lo que deseas comer, esperas, recibes tu platillo, comes, te sientes satisfecho, conversas y finalmente pagas. Ahora nos encontrábamos en el punto en donde conversas, pero yo ya estaba aturdido, a ninguno se le terminaba la conversación.

ーAhora vengo ーabandoné mi lugar para dirigirme al restroom.

ーEspera, también iré ーmencionó Miles y seguido de esto se disculpó con Alexa y caminó detrás de mi hasta alcanzarme e ir a un lado mío.

ー ¿Por qué estás tan callado? ーme preguntó.

ーTu dímelo.

ーEres todo un moody.

Gimoteé cual infante al rechazar algo. Era el peor sobrenombre que me habían puesto. ーTu fuiste quien se marchó sin despedirse ーabrí la puerta del restroom y dejé que él entrara primero.

ーAh... Eso.

ーAh ーlo imitéー sí, eso.

ーLo siento.

ーQuien es el moody ahora...

ーCalla.

ー ¿Estabas celoso? ーni siquiera dudé en preguntar, simplemente lo hice.

ーProbablemente.

Miré al rededor del lugar verificando que nadie estuviera ahí, y en cuanto estuve seguro de que sólo éramos nosotros dos, cerré la puerta y coloqué el seguro.

ー ¿Qué haces, Al?

ーNo sería mucho pedir si...

Mis manos se posaron sobre sus hombros y lo dirigí hasta la puerta, logrando que su espalda se tocara con la misma. Mi rostro se acercó al suyo y uní nuestros labios, no podía cansarme de eso, de esa sensación, como si mi columna fuese una corriente por la cual pasaba la electricidad con rapidez. Cada beso era un panorama nuevo por experimentar. El calor que emanaban nuestros cuerpos era excepcional, la calidez de sus exhalaciones sobre mi piel y las caricias espontáneas complementaban el momento.
A la vez que sus manos presionaron mi cadera, sentí sus dientes hundirse en mi labio inferior, no pude evitar soltar un quejido. Él se vio obligado a liberarlo y se limitó a sonreír. Éramos dos personas explorando lo desconocido.

ーPor qué aún no eres mío... ーpronunció sobre mis labios.

Me besó con sutileza por última vez y retomó la distancia. Cuidadosamente me apartó de él y se apresuró a salir del lugar. Ahora no lograba comprender nada.

...

homesick - milex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora