Aclarar las cosas

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Me parecía fatal, no podía creerme que mi mejor amiga estuviese así por una gilipollez como esta. A ella no le gusto, a mí no me gusta, no veo problema por seguir siendo las mismas, esas mejores amigas que no se separaban nunca, a lo mejor ese era el problema, no nos separábamos nunca... Lo dudo, la conozco desde hace demasiado, nos habríamos cansado mucho antes. De todos modos la iba a llamar, en cuanto llegase a casa la llamaba quería aclararlo todo.
Al acabar de organizar el cuaderno de Cultura Clásica cogí el móvil de la mesilla de noche, entre en las llamadas más recientes y pulse el botón verde al lado del nombre de Bea. Primer pitido... Segundo pitido... Tercer pitido... Ya me empezaba a cabrear, como no me lo cogiese me iba a enfadar mucho, muchísimo...
- ¿Si...?
- Hola - dije lo más seca posible- ¿Qué hacías que has tardado tanto en coger el teléfono?
- Estaba en el salón y he venido lo más rápido que he podido, ¿ a qué ha venido que me llames a estas horas ?
- Te lo he dicho esta mañana, te iba a llamar para que me aclarases el espectáculo de esta mañana en clase.
- No ha sido nada, no hagas una montaña de un grano de arena Raquel, si te ha sentado mal lo siento, pero no es para tanto.
- Mira no quiero discutir, si es por lo de la noche del parque lo siento, me arrepiento muchísimo de aquello, no quería hacerlo, por mí no hubiera pasado, pero fue un deslice tonto, no hay que tomarlo en cuenta. - expliqué-
- Ah, ¿te arrepientes? Yo también me arrepiento mucho, nunca debió de pasar. Dejémoslo aquí, nunca pasó, y no volverá a pasar.
- De acuerdo - respondí -
- Bueno, te dejo Reichel que mañana entramos una hora antes, un beso, descansa, mañana nos vemos.
- ¡Qué no me llames Reichel! - y sonó una carcajada al otro lado de la línea, lo hacía para fastidiarme.- Anda, descansa un beso.
Se acabó la conversación, volví a dejar el móvil en la mesilla, y sonreí, me gustaba tenerla de mejor amiga, era con las pocas personas con las que se puede hablar sin discutir y al final que todo acabe bien.
Me metí en la cama, tenía frío, me puse cómoda y pensé en el día tan movido que había tenido, no soportaba estaba mal con mi mejor amiga.
Cerré los ojos para intentar conciliar el sueño y a los pocos segundos escuche una campana,  provenía de mi móvil, era un WhatssApp. Me levante vagamente y cogí el teléfono. Era Andrea, no lo entendía, era casi la una, y ella tenía clase y yo también, luego vienen los profesores diciendo que nos acostemos pronto para un mejor rendimiento en el estudio, y son ellos los primeros que nos desvelan, unos con exámenes, otros con trabajos, y otros simplemente te mandan mensajes.
- Raquel, ¿todo bien con Bea? - decía en el mensaje-
Al minuto respondí.
- Si, todo perfecto, tonterías nuestras.
- Vale, mañana hablamos, descansa, hasta mañana.
- Igualmente, buenas noches.
Cerré la conversación y bloquee el móvil. Odio que la gente se meta en relaciones ajenas, pero bueno, lo ha hecho con la mejor intención yo creo. ¿Mañana? Para qué querrá hablar mañana, a lo mejor se refería a las clases, pero era imposible, mañana no teníamos clase de inglés, a lo mejor era por WhassApp, bueno, Bea tiene razón, hago montañas de un grano de arena, se habrá equivocado.
Me volví a acomodar en la cama, me puse los auriculares y empezó a sonar Born to Die, la mejor canción que había oído en bastante tiempo, la descubrí hace cosa de unas semanas pero desde entonces me encanta. Cerré los ojos y poco a poco fui cogiendo el sueño, hasta que en cosa de minutos entre en un profundo sueño.

Un destino inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora