¿Casualidad?

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Ya habían pasado varias semanas de de clase, y Raúl, se había convertido en el hermano que nunca tuve. Me encantaba su forma de ser, de pensar, de hablar... De todo, me encantaba él, pero solo y exclusivamente como amigo, a demás, el y yo coincidíamos en algo esencial, a los dos nos atraían los chicos.
Con Bea y Vicky fue todo genial, la nueva chica del grupo se había convertido en alguien muy especial para mi.
Era viernes, este día era especial ya que había puente. Al no haber clase, decidí salir de compras, fui yo sola, ya que hacía tiempo que no iba sola a algún lugar y necesitaba despejarme.
Entré en una tienda a mirarme algo de ropa, la verdad es que todo me gustaba, y según la dependienta todo me quedaba genial -"claro, que va a decir si su trabajo es hacer que lo compre"- pensé yo. Al salir de una tienda me encontré con mi tutora y con su novio.
- Hola Raquel, ¿cómo tú por aquí?
- Hola Andrea, pues nada, he venido de compras para despejarme un poco.
- Ah pues muy bien, a ver si compras mucho.-dijo con una agradable sonrisa-
- Sí, eso espero yo también. - dije amablemente-
- ¡Ah! Mira Raquel, este es Alex, mi novio
- Hola Raquel, encantado. -dijo él-
- Hola, igualmente. -respondí- Bueno yo me tengo que ir, me gustaría comprarme algo antes de que cierren.
- Pero Raquel, ¡si son las cinco de la tarde! -dijo mi profesora-
- Ya, pero soy muy indecisa. - busque una excusa lo más rápido que pude, y por cierto, de las mejores que se me han ocurrido-.
- En ese caso te dejamos, que tengas buena tarde.- dijo sonriendo-
- Igualmente. - Respondí-
En ese momento me incliné y le di dos besos, ella se quedó un tanto sorprendida, pero ni la mitad de lo que me quedé yo.
Cuando se fueron me quedé inmóvil, le acababa de dar dos besos a mi tutora, ya bueno, algunos pensareis : "Bueno que mas da, son dos besos, no la has matado.", pero la cuestión es el porqué de esos dos besos. Algo dentro de mí sintió que tenia que hacerlo.
Seguí con mis compras, sin quitarme de la cabeza aquella imagen. A los 15 minutos pude observar como una pareja discutía con el volumen un poco elevando delante del Fnac, sentí curiosidad y decidí acercarme, cuando estaba a unos pasos de la escena pude observar que eran Andrea y Alex los que estaban discutiendo, cuando llegué Alex ya se iba, y Andrea se quedó llorando en la puerta. Sin pensarlo dos veces corrí hacia ella, y la lleve a los baños no muy lejos de allí, tras preguntarle varias veces que que le había pasado, cuando se calmó, empezó a contarme todo.

Un destino inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora