Capítulo veinte

27 3 0
                                    

Lo que quedaba de noche nos lo pasamos hablando sobre todos los temas posibles de conversación. A la mañana siguiente, unos gritos nos despertaron.

-¡Ian, joder, mátalo!- Se oyó gritar.

-¡Si hombre! ¡Mátalo tú, no te jode!

-¡Chicos dejad de gritar! ¡Son las nueve de la mañana, vamos a molestar a los demás!

Iba a matar a todos los chicos. O mejor, podía hacerlos sufrir antes de matarlos, quizá dejarles sin descendencia sería un buen comienzo.

-Quiero matar a todos los chicos de esta casa.- Hablé en voz alta, ya que me dí cuenta de que las chicas estaban despiertas después de haber escuchado algunos quejidos.

-Me apunto.- Dijo Judith levantando la mano.

-Yo también.- Se apuntó también Brooke.

-Vamos a ver que coño están haciendo, y después vemos como hacerlos sufrir gritando.- Dije mientras me desperazaba y me levantaba de la cama. Había dormido unas seis horas. Un sábado. Más les vale que el problema fuese que había fuego, sino, yo que ellos correría.

-¡John dame el cepillo, corre!- Se oyó una vez más gritar.

-Sí, hombre, ve tú a cogerlo. A mí me dejáis dormir.

-Chicos.- Dije asomándome por la puerta.

-Joder John, si mi hermano te jodió ayer con la chica, no es nuestra culpa. Colabora con nosotros para matar a este monstruo.- Judith y yo miramos con una ceja levantada y una sonrisita a Brooke. Esta miraba para el suelo y de tocaba las mangas del pijama que le había prestado.

-Chicos.- Dije algo más alto, ya que vi que no me hacían nada de caso.

-¡Caleb, a mí no me fastidió nada! ¡Solo estaba hablando con ella! ¡Así que no me hinches más los cojones!- Vaya, había descubierto por primera vez a alguien que tenía peor despertar que yo.

-¡Chicos, joder, que me escuchéis y os dejéis de gilipolleces!- Grité ya cabreada puesto que no me hacían caso. Todos se me quedaron mirando.

-¿Olive?- Dijo Edward con la boca abierta.- ¿Os hemos molestado?- Dijo al ver a Brooke y a Judith detrás mía.

-¿Que si nos habéis molestado? Vuestros gritos se pueden escuchar hasta en China. Sois unos putos pesados. ¿Se puede saber que os pasa?- Odiaba que me despertarsen temprano, y más si era un sábado.

-Es que ahí una... ¡Ahí está Caleb! ¡Corre, mátala!- Gritó Edward.

-¿Qué hay?- Habló por primera vez Judith.

-Una rata. Hay una jodida rata.- Dijo Caleb.

-¡Ah! Joder eso se avisa antes.- Dije corriendo hacia la mesa bajita en la que Caleb, Ian y Edward estaban subidos.
Les tenía un gran miedo a las ratas, reptiles y demás bichos que iban arrastrándose por el suelo.
Por lo que pude ver, a Judith tampoco le gustaban, se subió al sofá donde también estaba de pie en él Joe.

-¡John, deja de hacerte el machito y levántate, no estés ahí tumbado, que la rata se puede subir!- Gritó Joe.

-Que nenazas sois todos.- Dijo Brooke mientras cogía el cepillo de barrer, el cual estaba apoyado en la pared del pasillo.

-Y tanto.- Siguió John.

-Brooke, ¿qué vas a hacer?- Dijo Judith.

-Shh, tú déjame a mí. Pero no gritéis más.- Dijo mientras caminaba por la habitación en busca de la rata.
Mientras que ella iba en busca de ese bicho asqueroso, me fijé en que todos los chicos iban solo con boxers. Judith también se dió cuenta, puesto que al momento las dos nos miramos y nos sonrrojamos.
Supongo que Brooke ni siquiera se había fijado, porque ella se habría puesto peor que nosotras.

Ahora es mi momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora