Capítulo dieciocho

34 3 0
                                    

Después de llamar a Sandra, quien me dijo que sí, fui a llamar a Peter, pero alguien entró a la casa.
Baje corriendo las escaleras, quería saber quién era.

-Oh, hola Olive.- Me dijo Peter.

-Hola. Justo en este momento iba a llamarte.- Le respondí alegremente

-¿Qué ha pasado?- Me preguntó mientras subía las escaleras. Yo iba detrás de él

-Si tienes prisa, puedo esperar a decírtelo después.- Contesté intentando ser amable.

-Hmm, es que en realidad no voy a poder pararme. Tengo que irme a California, es un viaje urgente.- Dijo mientras se dirigía a su habitación, supongo que a hacer la maleta.- Así que dime, ¿qué pasa?

-No creo que te sea de importancia ahora mismo, pero... ¿Se pueden quedar dos amigas a dormir aquí, hoy?

-Sí, sí, sí.- Dijo rápidamente.- Lo siento, me tengo que ir. Que os lo paséis bien.- Dijo ya de lejos abriendo la puerta de su dormitorio, supongo que para hacer las maletas. Yo me dí la vuelta, y fui directa a mi habitación.

-Olive.- Genial, lo que faltaba.
Me giré lentamente hacia la persona que me llamaba.- ¿Podemos hablar?

-Sí, claro.- Le contesté insegura a Caleb.

-Pero en un sitio privado, ¿vamos a tú habitación?- Me preguntó él.

-Si quieres un sitio privado mi habitación no lo es. Tengo a dos amigas allí.- Le contesté seriamente. No sabía como actuar después de lo del beso.- Vamos mejor a tu habitación.

-Hmm... En la mía tampoco puede ser.- Dijo mientras se rascaba la nuca incómodo.- También tengo amigos allí.- Me alteré en cuanto lo dijo, ¿también se iban a quedar a dormir? ¿Se quedaba Edward? Tenía que hablar con él, y tal vez fuese mejor hoy, que mañana en su fiesta.

-Bueno, pues vamos al jardín trasero.

-¿Estás loca? Esta noche hace demasiado frío.- Se quejó él.

-Oh vamos, quejica.- Le dije mientras le tiraba del brazo hacia las escaleras.

Cuando llegamos al jardín, nos sentamos en las sillas que había cerca de la piscina.

-¿Y bien?- Le pregunté a Caleb, ya que llevábamos un rato sentados y todavía no había empezado a hablar.

-Pues... A ver, yo quería hablarte sobre el beso de antes.- Al escuchar esas palabras empecé a incomodarme. Aunque ya me intuía que iba a hablarme de eso.- No sé que me ha pasado, y no sé en que estaba pensando. Somos hermanos, es una locura- Empecé a frucir el ceño cuando dijo eso.

-Bueno, no somos hermanos de sangre, no creo que sea para tanto.- Dije también pensando en Will.

-Oh sí, sí es una locura. Aunque no seamos de sangre, somos hermanos. Y no sé lo que harían mis padres si se enterasen de tal cosa.

-Ya. Bueno... ¿entonces olvidamos lo pasado?- Dije mientras extendía la mano.

-¿Qué ha pasado?- Dijo Caleb bromeando a la vez que me daba la mano.

-¡Olive!- Gritó Brooke desde la ventana de mi habitación.- ¿Vienes ya? Hay problemas.

-Hmm sí, ya voy.- Le respondí.

-Te tienes que ir, por lo que veo, ¿no?- Dijo Caleb a lo que yo asentí.- Bueno, yo también debería irme, mis amigos me tienen que estar esperando.

Los dos nos fuimos otra vez dentro de la casa. Caleb subió directamente a su cuarto pero yo me paré en la cocina a por comida.

-Aquí vengo con comida.- Dije alegremente entrando en mi habitación.- ¿Pero qué ha pasado aquí?- Pregunté al ver la escena que tenía delante. Judith estaba llorando recostada en las piernas de Brooke.

Ahora es mi momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora