No mientras yo viva

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Rumpelstinskin estaba alteradísimo. No sabía cómo reaccionar. Ella estaba inconsciente en sus brazos. Y la maldita daga que parecía que le iba a quemar el pecho. Pero él no sabía cómo reaccionar. Aquella piel verde... eso sólo significaba una cosa.

Que ella era el Ser Oscuro.

No... no, no. No podía ser, ella no podía haberle vencido. ¡¡Pero si era demasiado joven!! Le giró la cara sintiendo la furia en su interior ante la idea de haber perdido su poder en el futuro a causa de ella. Pero entonces le asaltaron una serie de flashes del futuro... cerró los ojos, dejándose llevar por la visión.

Estaba de regreso en el Castillo oscuro en su estudio, mientras hablaba con Jefferson.

-Dicen que este Mago está dando caza a la magia... deberías plantearte el irte.

-No de ninguna manera Jefferson... Por muy poderoso que sea, él no es rival para mí.

-Pero tío, él está obsesionado con ella... con cazarla.

-¡Que lo intente, no voy a permitir que nadie le toque ni un solo cabello! ¡¡Es una niña!!

Un estruendo hizo que ambos se giraran y en el estudio entró una niña pequeña. Con el cabello negro y los ojos azules. Los mismos ojos de Belle. Pero tristemente no eran sus bonitos ojos lo primero que atraía la atención hacia ella, su piel de un brillante verde esmeralda era lo primero en lo que te fijabas cuando la veías. La mayoría de la gente la miraba sin ver. Pero él no era la gente, él sólo la veía a ella, asustada, corriendo hacia él mientras llevaba un peluche agarrado.

-¡¡Papá!!

-Elphaba, ¿Qué haces levantada?

Ella respondía cosas inconexas. Estaba demasiado alterada. Rumpelstinskin, olvidándose de que Jefferson estaba aún en el estudio la cogió en brazos. Elphaba se relajó inmediatamente.

-Tranquila dearie solo ha sido una pesadilla

-¿pero y si hace verdad como los otros sueños?

-Vamos Elphaba... no todos tus pesadillas van a hacerse realidad. Sólo ha sido eso, una pesadilla.

-¿Y cómo sabré distinguirlas...? Me da miedo dormir y ver esas cosas.

Él apretó los labios. Jamás hubiera deseado eso para ella. Que empezase tan pequeña con los sueños proféticos. Para él había sido un shock tremendo cuando ella había nacido. Porque ella en vez de ser una niña normal, había heredado demasiado potenciada su maldición. Y por eso había gente que quería darle caza. Pero él no lo permitiría. Nadie iba a tocarle un solo cabello a su hija. No mientras él viviese.

La visión cambió, parecía estarse alejando y viajando a otro momento de ese futuro pero algo interfería en esa visión... no podía ver con claridad. Pero si podía percibir la hostilidad, la angustia, el dolor y la amargura. Y luego una voz fría que pronunciaba una sola frase "Mata a la Malvada Bruja del Oeste"

Luego salió de su visión. Volvía a estar en el bosque, a ser dueño de sus actos. Como para asegurarse de que todo era real echó mano de la daga, oculta en el bolsillo interior de su chaleco. Y ahí estaba. Brillante, como recién fundida. Junto a su nombre, entrelazado con él se encontraba brillante el nombre de Elphaba.

Aquello era real.

Y volvió a mirarla. A su hija. No cabía duda de que ella estaba huyendo de los que le estaban dando caza. Estaban cazando a su hija como si esta fuese un animal...

No lo permitiría. Nadie iba a ponberle la mano encima a su hija otra vez.

No mientras él viviese.


Ouat: No one mourns the WickedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora