Hanguing by a moment

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Belle se encontraba en la cafetería de la abuelita, celebrando con los demás habitantes de Storybrooke que se había encontrado por fin diamantes para hacer polvo de hadas. Podrían traer de regreso por fin a Emma y a Mary Margaret. David estaba eufórico. Sin embargo Belle estaba algo preocupada, las cosas no iban demasiado bien en casa. Rumpelstinskin y Elphaba estaban como unos locos con la magia, vamos, que en casa todos se habían vuelto unos adictos de cuidado:

Rumpelstinskin y Elphaba venga a experimentar cosas en el laboratorio, Elphaba venga a enseñarle a Morgana nuevos hechizos... eso le sacaba de sus casillas. La magia no era algo para tomarse a risa. Morgana lo llevaba con calma lo de aprender, pero los otros dos... los otros dos parecían que estaban haciendo una carrera entre ellos a ver hasta dónde podían llegar.

Y ella quedaba como la mala de la historia. Era consciente de las miraditas entre padre e hija, de las sonrisas cómplices cuando creían que ella no les veía. Y además... que ella se estaba juntando con gente que no debería. Tenía miedo por ella, porque Regina le hiciese daño. Esa mujer era el demonio en persona, y Elphaba se pasaba el día con ella. No entendían como Rumpelstinskin no la estaba atando en corto.

-Belle... ¿Qué te pasa amiga?

Dijo Ruby. Desde que había llegado al pueblo la morena se había convertido en su mejor amiga.

-Nada... es que estoy enfadada porque hay personas que exigen tolerancia pero no entienden a los demás.

Ruby asintió. Sabía por experiencia que si le preguntaba qué le había hecho Gold, Belle se cerraría en banda. Así que lo dejó estar.

Aunque le gustaría entender qué demonios había visto Belle en Gold. Ella era un ángel, ¿qué demonios hacía saliendo con ese tío?

Entonces ambas vieron algo que las dejó con la sensación de ser intrusasas en un momento íntimo. Elphaba y Jefferson venían caminando juntos hablando, luciendo relajados, sonrientes. Y entre ellos Grace y Morgana se dedicaban a corretear, a jugar entre ellas con unas espadas de madera.

Elphaba entonces comenzó a hacer aspavientos, como intentando corregir la postura de las combatientes. Y mientras tanto el Sombrero loco de Storybrooke se reía, sobre todo cuando las niñas se miraron entre ellas y se lanzaron contra Elphaba.

-¿Quién es la chica que está con Jefferson?

Inquirió Ruby observando como ambas intentaban derribar a la chica que estaba con Jefferson.Esta hacía como que se debatía, y miraba a Jefferson como pidiéndole ayuda, pero este estaba parado sonriendo y animando a las chicas a que intentasen vencer a la malvada bruja del oeste.

Belle estaba sorprendida, sobre todo cuando Elphaba se desvaneció y apareció por detrás de Morgana y Grace, inmovilizándolas para luego comenzar a vengarse a base de cosquillas... Grace se escapó, pero Morgana no tuvo esa misma suerte. Las carcajadas se escuchaban perfectamente.

-Graceeeee jajajjajaja ayudaaa.

-Te vengaré.

-Corre Grace que va a por ti jajajaja

Belle negó con la cabeza con tristeza. Si Jefferson supiera que ella no era de esa manera, si él supiese que su hija tenía la piel de color verde entonces actuaría diferente. Elphaba estaba engañando a Jefferson.

Elphaba sonreía ampliamente. Desde el incidente con Fiyero, ella y Jefferson quedaban todas las tardes para ir a recoger al colegio a las niñas. Y como en el colegio les habían puesto como pareja de trabajo ambas se pasaban bastante tiempo juntas, cosa que usaba ella para poder estar más tiempo con Jefferson.

Le gustaba muchísimo el poder salir por ahí los cuatro juntos. O cuando las dejaban a su aire y ellos hablaban. Su estado de ánimo había cambiado sustancialmente. Ahora se reía más, estaba tan animada que no le molestaba tanto el que un hechizo no le saliese bien, ya no pensaba que ella debería no existir. Por olvidarse se había llegado a olvidar de que tenía la piel verde y de que estaba viviendo en el pasado.

Morgana también estaba muchísimo más feliz, el poder interactuar con otros niños de su edad sin tener que huir por ser hija de una bruja. Desde luego, quién las vio y quién las viera a las dos. Ella había llegado incluso a ponerse a cantar o tararear mientras estaba en la tienda con su padre, o cuando estaba probando un hechizo nuevo. Y de hecho, por las noches, en ocasiones se subía al ático de la mansión Gold para hablar con Jefferson mediante aquellos carteles blancos en los que ambos se escribían cosas. Por fin había encontrado su manera de cambiar, de ser más positiva.

Ella no le pedía grandes cosas a esta nueva vida. Sólo una razón para poder sonreír y reírse, una manera de olvidar todo ese dolor que había sido una constante en la vida de Morgana y e ella misma. Sólo quería aprender a reír y a ser feliz. A ser más demostrativa en cuanto a sus sentimientos. Y así poder hacer feliz a los que la rodeaban.

Morgana se le retorció entre los brazos, tratando de devolverle el ataque de cosquillas.

-Quieta... no querrás hacerme enfadar.

Bromeó Elphaba.

-Ahora Grace, ¡¡ahora!!

Demasiado tarde para ella, que no había visto a Grace situarse a su espalda. Se dio cuenta cuando ya estaba en el suelo, había tenido que soltar a Morgana por el camino, tratando de recuperar el equilibrio. Pero falló y se fue al suelo, golpeándose con Jefferson en el camino. Y acabaron ambos al suelo entre risas. Elphaba sonrió sintiendo aquella extraña conexión. 


Ouat: No one mourns the WickedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora