Igual que en el futuro

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Morgana había insistido en que ambas diesen un paseo hasta la tienda de antigüedades del señor Gold, ella se moría de ganas por restregarle a Rumpelstinskin que ella había encontrado a su maestra primero.

Elphaba negó divertida, dios, Morgana y su manía competitiva. Se preguntaba cómo reaccionaría cuando supiese la verdad en cuanto a Rumpelstinskin. Algo sin embargo, distrajo su atención. Eran un par de ojos azul grisáceo, pertecientes a un hombre que iba caminando con una niña de pelo rubio. La niña saludó a Morgana y esta le devolvió el saludo.

-Morgana... ¿quiénes son? ¿Amiga tuya?

-mmmm bueno, se podría decir que sí, que no nos llevamos mal del todo. Se llama Grace. Y él es su padre...

Elphaba los miró con curiosidad. El caso es que esos ojos y esa manera de andar se le hacían muy familiar... Claro ¡Era Jefferson!! Había estado en el castillo oscuro en más de una ocasión cuando ella era pequeña. También había sido él quien las había acogido a Nessa y a ella cuando habían tenido que huir de su hogar.

Sus miradas se cruzaron y Elphaba tuvo como un presentimiento, como si sus camino fuese a discurrir parejo al de él durante algún tiempo. Jefferson le dedicó una sonrisa torcida, mitad burlona mitad galante. Casi como si se burlase de sí mismo o de las convenciones. Morgana ajena a aquello dio un tirón de su mano.

-Mamá es por aquí.

Dijo arrastrándola hacia la tienda de Antigüedades. Jefferson las miró curioso, ¿Por qué la llevaba ahí? ¿Que tenía que ver Rumpelstinskin con aquella fascinante desconocida?

Lo averiguaría. Siempre se pueden averiguar las cosas si sabes dónde mirar.

Morgana entró en la tienda, con los humos muy subidos. Se iba a enterar Rumpelstinsmkin...

Elphaba sonrió al entrar en la tienda, todos aquellos objetos, esa poca luz... era como estar en casa. Como cuando era una niña y estaba en el Castillo oscuro.

Pero algo no cuadraba ahí. ¿Qué eran esos gritos?

Morgana sonrió con maldad.

-Parece ser que el Ser Oscuro no es capaz de tener una relación estable jejejeje ¿No te parece gracioso que tanto poder y no sepa estar sin pelear con la novia?

-¡Borra esa sonrisa en este instante Morgana!! ESO NO TIENE NINGUNA GRACIA.

En ese momento en el que el genio de Elphaba se iba a desatar salieron los dos que estaban peleando: Belle y Rumpelstinskin. Belle decía no se qué de la magia. Que era un adicto.

Joder, justo igual que en el futuro le pasaría con ella.

Ambos parecieron reparar en las dos figuras plantadas en la tienda. Morgana lucía desconcertada ¿Por qué su maestra se había puesto tan furiosa?

Rumpelstinskin sólo tenía ojos para Elphaba, una sonrisa de alivio escapó de su rostro.

-Veo que funcionó.

-Sí, y como te dije vendría aquí sin que nadie me intentase hacer desaparecer.

-Me alegro mucho, dearie. De verdad que sí.

-Espera ¿Ustedes dos se conocen?

Exclamaron Belle y Morgana a la vez.

-Claro que sí, y no me gusta tu sonrisita Morgana.

-¿Pero por qué lo defiendes?

-¿De qué se conocen?

-Es mi padre.

Morgana abrió la boca con horror.

-Espera ¿Me estás diciendo que el gran inspirador tuyo, el de las frases y estrategias geniales...es... ¿es él?

-¿Frases geniales, dearie?

-Muy geniales.

-Espera ¿Cómo que eres su hija?

-Oh vamos ¿De verdad vas a hacerme que te explique eso, madre? Vale en ese caso: una palabra: Magia

Las miradas de hostilidad entre ambas desubicó completamente tanto a Morgana como a Rumpelstinskin.

-¿Vamos a estar igual que en el futuro? Muy bien, madre, estaremos como en el futuro, pero a papá déjale en paz. Deja de pensar que es un adicto porque tiene magia.

-No me gusta ese tono, jovencita.

-¿Ah? ¿Y qué te ha gustado de mí alguna vez? Deja de intentar controlarlo todo, de hacernos a los demás a tu imagen y semejanza.

-¿Que yo...? Óyeme bien, niñata. Tú no sabes nada.

Una risa histérica escapó de los labios de Elphaba.

-¿Que no sé nada? Ah, la bendita ignorancia, eso si hubiera estado bien. Pero siempre he sido demasiado consciente de todo: de las visiones de futuro, de que la única persona que me ha tratado con amor se fue, de que mucha gente ha intentado matarme, de cómo mi familia me dio la espalda por nacer Ser Oscuro... y de que un jodido Mago busca mi cabeza y mis poderes. De que tú tienes miedo de lo diferente, cobarde, so cobarde.

Una bofetada le cerró la boca a Elphaba, Belle había perdido los papeles. Rumpelstisnkin avanzó hacia su hija, protectoramente.

Elphaba negó con la cabeza amargamente.

-No has cambiado nada... Yo... papá discúlpame pero necesito salir.

Dijo Elphaba corriendo como una loca fuera de la tienda.

-No, ¡¡espera, Elphaba dearie!! ¡¿Belle que narices has hecho?!

Elphaba corrió y corrió, yendo a acabar en un bar poco conocido de Storybrooke. Necesitaba olvidar. Necesitaba olvidar aunque lo de hilar paja para convertirla en oro no era su mejor baza en aquel momento. Necesitaba olvidar y había una cosa que podía funcionar: el alcohol.


Ouat: No one mourns the WickedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora