Capítulo 12

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Acostada en la cama de huéspedes de Abril, con el maquillaje corrido, cientos de papeles de confort usados esparramados por el piso, con los pies adoloridos, las costillas apretadas, ahogándome con mis propias lágrimas y obviamente, con el corazón roto.

Descubro una cosa horrible que nunca en mi vida me había sucedido: me gusta alguien de verdad. No es algo pasajero, o algo a de atracción física… es verdadero. Me encanta Julian, me encanta pensar todo el tiempo en él, en su hermoso rostro, en su personalidad, en como se preocupa de los demás sin recibir nada a cambio, en como prefiere el bienestar de la gente antes que la de él… en como sabe subirle el ánimo a las personas. Jamás en mi vida pensé que me encontraría en una situación como esta, con el corazón en la mano, con las típicas mariposas inundando mi estómago, que todo lo que él hace yo le tenga que ver doble sentido. Es terrible, pero a la vez… es una sensación muy nueva y bonita.

—¿Es verdad que se besaron? —pregunto en un hilo de voz.

Abril baja la cabeza y asiente levemente. Ella me advirtió que no mirara hacía atrás, pero como soy tan terca y masoquista, lo hice y ví la cuestión más dolorosa de mi vida. Los labios de Julian devorando los de Nicole, bailando en el centro de la pista, él con sus brazos entrelazados en su cintura, acariciándole la mejilla mientras Nicole con sus manos se adueñaba del cuello de mi amado, enredando sus dedos en la porción de pelo que cubre su nuca. En como tenían los ojos cerrados, olvidándose del mundo, de la existencia de todos… pensando sólo en ellos. Tomo un nuevo trozo de confort y me sueno la nariz, emitiendo sollozos ahogados.

¿Cómo no me habrá visto? ¿No me habrá pensando sólo un segundo de la noche? ¿De que… su “mejor amiga” estaba ahí? Estaba justo ahí… en el rincón, mirando con los ojos perdidos en como se besaban, en como bailaban con tanta libertad. Me imagina a mí y a Julian juntos, bailando solos, él con sus manos en mi cintura y yo en su cuello para después juntar mis labios con los de él…

Fue la alucinación más hermosa que haya tenido.

Me dolía imaginarme lo que pasaría después. Ver cada día las manos de Julian y Nicole agarradas, caminando por los pasillos, riéndose juntos, besándose, diciéndose cosas bonitas al oído en horas de clases; ¿Qué será de mí? Lo poco que queda de mi corazón se destrozaría por completo. Pero qué va… ella ya ocupó mi lugar. Me lo quitó. Me quitó a mi mejor amigo, a mi hombro personal en el que podía llorar, a la persona que pudo en poquísimo tiempo convertirse en alguien tan importante para mí, en el que deposité toda mi confianza, al que le dije todos mis secretos, mis sentimientos más íntimos. ¿Sería el capaz de traicionarme? ¿Seguirá dirigiéndome la palabra? ¿Se dará cuenta de mi existencia a partir de ahora? Pienso que sólo me verá como un fantasma que ronda por los corredores, una más que el amor le dio una mala pasada.

Los brazos de Abril pasan por mis hombros, abrazándome tiernamente. Lo primero que se me viene a la mente es “no son como los que me daba Julian”; y lloro aún más fuerte. ¿Por qué? ¿Por qué de nuevo la mala suerte tuvo que venir a mi vida? ¡Todo estaba tan perfecto! Todavía hago memoria de los días con Julian, en cada estación de metro junto a Axel y los demás chicos, riendo y contando historias hasta altas horas de la madrugada, en como Julian me tomaba de la mano, me daba besos en la mejilla y me dejaba en la entrada de mi casa. En como me decía que le gustaba que yo me sonrojase, en que yo era hermosa y que sí podía ir a almorzar a su casa mañana. Sí podía cuidar a sus hermanos mientras él se quedaba a reforzamiento, días lluviosos que él me prestaba su casaca impregnada de su exquisito perfume corporal, que aún siento que está bajo mi piel.

—¿Sabes algo? Te ayudaré. Te ayudaré a conseguir a Julian —me susurra Abril al oído—. Será difícil, porque todo el tiempo estará pegado a Nicole. Pero tú eres muchísimo más que ella, eres más hermosa y más… real. Eres una persona tan fácil de querer Ori, nunca olvides que eres especial para muchas personas. Te adoro, ¿eh?

Me separo de ella y miro sus ojos azules envueltos en una capa de agua. Ella seca una lágrima que se desliza por mi mejilla y me sonríe.

Será difícil… pero no imposible.

Abrazos Gratis (Orian Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora