El frío viento se filtra por la ventana entreabierta, flotando sobre nuestros cuerpos tumbados en la cama, provocando que me despierte. Un pesado brazo rodea mi cintura y una fuerte mandíbula está encima de mi cabeza. Tengo las piernas entrelazadas con las de él y no me deja mover ningún músculo. Levanto mi vista para encontrarme con el rostro aún en proceso de somnolencia de Julian.
Me quedo viendo sus pestañas largas y ennegrecidas, descansando sobre la piel que está debajo de sus ojos. Sus labios algo abiertos y húmedos por los restos de saliva que hay sobre ellos. Su respiración es calmada, haciendo que su pecho suba y baje en un ritmo tranquilo.
Con toda la fuerza del mundo, logro sacar mi mano de su agarre. Él se mueve un poco, pero vuelve a quedarse dormido. Suelto una risita por lo bajo y paso mis dedos por su suave mejilla, provando lo sutil y fina que puede llegar a ser su piel. Mi tacto hace que arruge su nariz.
Sus párpados se abren lentamente, liberando dos iris de color miel con gradaciones de ocre y avellana. Tomo una bocanada de aire al ver mi reflejo en sus pupilas transparentes y cierro los ojos al sentir sus labios presionar contra mi frente.
-Una de mis fantasías se ha cumplido -murmura dejando un camino de besos por mi pómulo, mejilla, mentón, hasta hundir su rostro en la piel de mi cuello.
-¿Cuál? -pregunto acariciando la porción de pelo creciente en su nuca.
-Dormir contigo -dice apegándome más a él-. Pero tengo una más.
La curiosidad que me inunda me hace sonreír.
-Dime...
Su lengua pasa por mi garganta, poniéndome los pelos de punta. Trago duro saliva. Oh.
Se levanta de la cama y me ofrece su mano. Su torso descubierto me deja hipnotizada por unos segundos pero al sentir una brisa en la espalda me hace sobresaltarme y sacudir la cabeza. Entrelazo mi mano con la de él y me guía al cuarto de baño. Abre el grifo de la ducha al lado de caliente.
Dios, entiendo.
Se acerca a mí con lentitud e intento no hacer contacto visual. Mis mejillas concentran todo el calor en este momento. Me humedezco los labios y mi corazón comienza a bombear sangre más rápido de lo normal. Su boca se posa en mi cuello, chupando y pasando su lengua por mi punto débil. Gimo cuando baja un poco más a mi clavícula derecha, delineando el hueso con su lengua, hasta depositar un suave beso al inicio de mi pecho.
Sus manos viajan por mi cintura a mis caderas, de mi espalda hasta mis muslos descubiertos. Una cantidad de cargas eléctricas corren por mis venas, haciendo que mis hormonas den volteretas en mi cabeza, bajando por todo mi cuerpo.
-Déjame... -dice en un sensual susurro-. Déjame hacer...
Acuno su rostro entre mis manos y lo miro fijamente a los ojos.
-Házme lo que quieras, Julian. Confío en tí.
Veo como sus ojos bañados en asombro, se van matizando con tonos negros, dando a sus ojos una visión oscura y excitante. Sonríe satisfecho a través del vapor que se ha formado en la habitación gracias al agua caliente que cae de la ducha.
Se muerde el labio y observo seducida en como sus dientes se clavan con fuerza en su labio inferior, haciendo que se hinche y torne a un color más rojizo. Con el cabello así despeinado, semi-desnudo y con la boca roja e hinchada... él, a mi disposición.
Sus manos patinan por mis piernas, rozando mis bragas ya húmedas y se detienen en el inicio de mi remera. Me da un vistazo, en lo profundo de sus ojos preguntando por mi permiso. Asiento con la cabeza y poco a poco, aquella prenda ha quedado perdida en algún rincón del baño.
Pega mi anatomía a la helada céramica y un escalofrío transpasa mi espina dorsal al tener sus dedos jugando con el broche de mi sujetador. Me besa apasionadamente mientras logra desatar mi sujetador, que patina por mi estómago hasta caer al suelo. Con mis mejillas ruborizadas al límite, veo con incomodidad como Julian baja la mirada hasta mis pechos.
Un sendero de sus besos se va tatuando en la piel desnuda de mi busto. Echo la cabeza hacía atrás al sentir su lengua dando movimientos círculares encima de mi aréola, succionando el pezón de mi pecho derecho. Suelto un gemido ahogado cuando lo muerde y sus dedos se resbalan por la parte baja de mi espalda. Sí, estorban mis bragas.
Estoy con los sentidos aturdidos y mis pechos extremadamente sensibles. Él desliza mi última prenda por mis muslos, las rodillas, hasta tocar la baldosa.
Estoy desnuda.
Él se aleja un poco y me mira de pies a cabeza. Dios, esto es excitante y a la vez tan vergonzoso. Dejo que mi cabeza caiga por la vergüenza. No estoy en esta situación como hace un año. Julian levanta mi barbilla y junta mis labios con los suyos.
-Eres hermosa -susurra contra mi boca.
-Voy a... -digo tomando de su bóxer-. Deshacerme de esto.
Él suelta una risa adorable y yo bajo su ropa interior, liberando su erección. Oh. Mi. Dios.
Mientras nos besamos, ambos entramos a la ducha, donde el agua está exquisitamente tibia. El tipo de cascada moja nuestros cuerpos desnudos. Estoy excitada, en una ducha, con un dios griego. ¿Estaré soñando o algo por el estilo?
Me sobresalto cuando siento su índice introduciéndose en mi interior. Cierro los ojos para absorber todas las sensaciones que me está dando. Lo mueve de arriba a abajo, haciéndome gemir. Yo tomo su erección en la palma de mi mano y veo sus ojos oscuros. Apreto su miembro y él jadea como respuesta y lo hago más rápido. Dios, su mirada me queman.
-Hazme tuya, por favor -lloriqueo, a punto de alcanzar mi orgasmo cuando dos de sus dedos se transladan por mi sexo.
-¿Qué? -me responde con voz ronca-. Repítelo.
-Logan, te lo suplico, hazme tuya ya.
Una sonrisa pasa por su boca y su miembro se posiciona en la entrada. Nuestros sexos se rozan y estoy por explotar en cualquier segundo. Se desliza lentamente dentro de mí y grito, asfixiando mis gemidos por el agua que corre por mi cuerpo. Lo saca de golpe y vuelve a entrar, tres veces seguidas. Siento como mi cuerpo quema y millones de efectos correr por mis venas, alterando mi razón, atolondrando todo lo que soy.
-Te amo -susurro cuando llego al clímax.
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Abrazos Gratis (Orian Adaptada)
RomanceNovela Orian ADAPTADA "Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera. Hay veces, que no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman...