Capítulo 14

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—¿Pero no te gustaría que pasara?

Abro los ojos con sorpresa y se me vienen a mente los recuerdos de aquella noche. Me veo a mi misma, apoyada en el rincón de la sala, con lágrimas adornando mis mejillas y con los ojos clavados en la dramática escena. Sacudo la cabeza y me cruzo de brazos.

—Él ya tiene a alguien, Diana —musito—. Julian ya… no me necesita.

Diana se levanta de la silla y se acerca a mí. Su mirada brilla con vigor y una sonrisa triste pasa por sus labios. Apoya una mano en mi hombro y suspira.

—¿Tú crees que él no te necesita, Ori? —susurra—. Julian a la persona que más necesita es a ti. Aunque no lo creas, lo haces feliz. Quizás ahora no lo demuestre en estos momentos que está ciego porque le ha gustado una chica por su apariencia…

Desde esa frase, sólo observo como Diana mueve los labios, pero es como sí hubiera perdido la capacidad de oír. Ahogo un sollozo y me tapo la boca con la mano, sintiendo como un río se acumula en mis ojos y desciende por mis mejillas. Intento agudizar mi oído y poder escuchar lo que está diciendo, pero el asombro se desliza por mis venas y lo único que quiero es ir a abrazar a Julian.

—Por favor, hazlo volver a ser él.

Asiento con la cabeza y giro la manilla de la puerta de la cocina. Mi mente se centra en subir aquellas escaleras, entrar a su alcoba y poder arreglar las cosas con él. Es lo que más deseo. A pesar de que quedemos como amigos que éramos, ¡no me interesa! Quiero volver a estar como antes.

Con seguridad dejo atrás los escalones y coloco un pie en el segundo piso. Me dirijo hacía su habitación, que la puerta está cerrada. Trago saliva y descanso una mano sobre la manilla. Cuando estoy a punto de girarla, siento que otra persona la gira desde el otro lado de la puerta, provocando que mi mano suelte la cerradura y que se gire con mucha más fuerza. Tropiezo sin querer, haciendo que otro cuerpo caía sobre mí.

—Auch —me quejo. Levanto la mirada y me topo con los ojos que tanto amo. Él me mira con confusión y burlón a la vez. Se para del suelo y extiende su mano hacía mí. La tomo y siento como todo mi cuerpo se llena de cargas eléctricas.

—¿Y tú, linda? ¿Qué haces aquí?

Estoy desorientada, con la mano aún tomada con la de él. No puedo despegar mi vista de él, de su rostro somnoliento, su cabello desordenado, de su preciosa sonrisa.

—Eh… iba al baño —miento. ¿Qué le podía decir? “Hey Julian, quería arreglar las cosas contigo, ¿podemos volver a ser como antes? Sí, es tan fácil, ¿me extrañaste? Yo igual, te extrañé demasiado, ¿te puedo decir una cosa? Me gustas, ¿podrías dejar a Nicole por mí? ¡Sabía que dirías que sí! Sí, claro que quiero ser tu novia”.

Fue mala idea tomarme ese café cargado antes de venir aquí.

—Sé que no es eso, Ori.

****. ¿Qué hago?

—Quiero… hablar contigo —suelto. Julian baja la cabeza y asiente levemente. Abre completamente la puerta de su cuarto y con movimiento de cabeza entiendo que también quiere hablar. Eso me calma un poco y entro a la habitación. El cubrecama está un poco arrugado, el libro que tenemos que leer para clases está abierto sobre la cama. Sus zapatillas están desparramadas en la alfombra y la ventana está abierta de par en par, haciendo que el viento congelado inunde la habitación.

—Ven —susurra tomándome de la mano. Me sorprendo cuando su cuerpo está afuera de la ventana. Su mirada me dice que no me pasará nada, así que lo sigo. Con torpeza coloco un pie en el resistente suelo de madera que hay afuera. Julian  trepa la pequeña escalera que estaba pegada a la pared para poder subir al tejado. Lo imito y me siento a su lado.

—¿Para qué vienes para acá? —le digo. Él mira hacía el horizonte, donde una fila de montañas están cubiertas de nieve y como todas las luces del condominio alumbran la ciudad. Es precioso—. Hace muchísimo frío.

—Es… para desahogarme. Aún estando en mi casa siento que no estoy lo suficientemente solo para pensar bien las cosas. Es como mi lugar para reflexionar.

—¿Y qué cosas reflexionas?

Julian se demora en responder. Yo me abrazo a mí misma, el frío me cala los huesos. Siento como el brazo de Julian se desliza por mis hombros e instantáneamente una ola cálida me atraviesa el cuerpo. Apoyo mi cabeza en su hombro.

—Cosas que me importan. Yo que sé. Mi relación con mi familia, temas de las juntas, asuntos del colegio, de mis amistades, de las personas que son especiales para mí. Personas que siento que estoy perdiendo. Personas que siento que ya se fueron.

—¿Quiénes?

Julian presiona su mano en mi hombro. Sus largos dedos delinean mi brazo y me toman de la mano.

—Cada vez siento que te estoy perdiendo más.

Levanto las cejas y frunzo los labios. Yo también siento lo mismo. A veces pareciera que ya no puedo confiar en él, que ya no necesito de él. ¡Pero lo necesito más que nada! Mi coincidencia considera que él ya fue parte de mi vida, que ya se fue, ya no está en mi corazón. Que no lo quiero, que no me conviene volver a darle una oportunidad.

—No digas eso.

Julian suspira.

—¿Cómo quieres que no lo haga? Todo es mi culpa.

—¿Por qué? —digo confundida. Julian se tapa la cara con las manos, está frustrado. Levanta la cabeza con los ojos aguados.

—Estoy harto de no pensar antes de hacer las cosas, Ori. ¡Lo odio! Odio que cada vez que hago las cosas, eso provoque separarme más de ti. ¡Entiéndelo!

—¡No todo es tu culpa! —exclamo enojada. Coloco mi peso en mis rodillas y lo tomo de la cara—. Julian, por favor, no te culpes del todo.

—¿Cómo? —murmura—. Es que tú no entiendes nada. No sabes nada de las cosas que me pasan, Ori.

—¿Y cómo quieres que las sepa sí cada vez estás con otra persona? ¡Siempre que quiero estar contigo, en los momentos que más te necesito tienes que estar con personas que me hacen daño! ¿Crees que… cuando estás con Nicole eso no me hace sufrir? ¡Ella te está alejando de mí, Julian!

Su mirada está atónita sobre mí. Un enorme peso en el pecho se desvanece poco a poco. Me acerco a él y lo abrazo, escondiendo mi cabeza en su cuello. Las lágrimas no tardan en bajar por mis mejillas, empapando la camisa de Julian.

Abrazos Gratis (Orian Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora