Capítulo 1: El caído.

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EL CAÍDO.


Valleyfield, Londres

 5 de Julio de 2015



*Help I need somebody help...*

Siempre canto  esa canción en mi cabeza cuando casi es hora de salir del instituto y me empiezo a desesperar...

—¿Hay alguien ahí? —dice Scott moviendo su mano frente a mi cara—. ¡Mira allá, en el cielo!
—Ah, ¿qué?
—Que mires, es como un... un... Algo cayendo.
—Oh, tu lenguaje es tan extenso, me sigue sorprendiendo —me burlé—. Yo no veo nada.
—Me has distraído con tus observaciones acerca de mi lenguaje. Ya no lo veo, pero estoy seguro de que algo había ahí.
—Uh, claro si, seguro. ¿Bebiste anoche?
—No, y deja de burlarte, te digo que vi algo —repuso un poco enfadado.
—Vale ya, te creo.
Me gire hacia la puerta cuando un fuerte ruido proveniente del pasillo se escuchó.
Por fin el timbre, genial.

Vivimos en un pueblo de Londres llamado Valleyfield es colorido y un poco misterioso ya que, una calle alargada unos cuantos metros hacia el sur muestra una zona deshabitada de esa parte de la ciudad. Aunque muy original para hacer fiestas clandestinas, sobre todo en halloween. Scott había ido ahí unas cuantas veces.
Él es guapo, y muchas chicas del Instituto morían por ser sus "amiguitas especiales" como él las llamaba. Yo no me parecía en absoluto a él, ojos verdes, piel blanca, 1.80 de estatura, buen cuerpo, simpático. No lograba entender porque nos llevábamos tan bien yo era alguien a quien no le gustaba salir, tímida, y no era muy atractiva; cabello castaño rizado (un problema para peinarlo), piel pálida, alta (No tanto como él), no me vestía cómo estrella de Hollywood como la mayoría de la escuela, mis jeans, playera y chamarra siempre me acompañan.
—Entonces que quieres que hagamos.
—No lo sé tal vez me quedé leyendo un rato...
—Oh, vamos Neey es viernes-fin-de-semana —me dijo enfatizando cada palabra, lo que me hizo reír.
—¿No tienes que ir con alguna de tus conquistas?
—No, hoy no.
—¡Fin del mundo! —me reí de nuevo y el sonrió.
—Bueno, podemos ir a caminar un rato si quieres.
—Bien. Pasa por mi a las 7.
—¿Que yo pase por ti?
—Hablas con Scott Milles, el chico más guapo y popular de la tierra.
—Claro sí, no sabes lo emocionada que estoy, mis ojos destellan y se iluminan como pequeños fuegos artificiales.
—Muy graciosa.
—Te veo a las 7.

Caminamos hacia nuestras casas y cuando entré mi madre estaba en la cocina haciendo pastel de carne. Tenía el mismo cabello que yo pero corto y era muy linda con ojos verdes y más baja de estatura que yo.
—He llegado mamá, ¿y papá?
—Aún no llega, en la oficina tienen junta de personal.
Mi padre trabajaba para una compañía de telecomunicaciones. Es alto, piel un poco morena, ojos grandes y cafés.
—Oh.
—¿Que decía Scott sobre ser el más guapo? —dijo mamá riéndose.
—Ja, que tengo que pasar por él a su casa porque iremos a dar un paseo.
—¿Irán hoy?
—Si en la noche. Prefiero ir a caminar que a una fiesta a las cuales me obliga a ir.
—Bien, tienes que salir más y Scott te cuida como un hermano, así que tienes mi permiso.
Tenía razón Scott y yo somos como hermanos, de hecho de niños analizamos la posiblidad de hacernos un análisis de sangre o algo parecido. Y habíamos mantenido una teoría de ser familia en otra vida.
—¿Quieres esperar a tu padre para comer?
—Sí.
—Bien ayúdame a hacer el postre.
Postre genial, amaba el postre.


"Between the fire and the wind."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora