Capítulo 4: Idiota.

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IDIOTA.


Me quedé pasmada ahí en la calle de pié.
Escuche a Scott gritar mientras se alejaban:
—¡Te llamo más tarde, ve con cuidado!
—¡Ni te molestes tonto!, ¿¡Me escuchas!? ¡Ni te molestes!
Grite yo enfadada, y comenze a andar con grandes zancadas hacía casa.

Me vi tentada de enseñarle el dedo de enmedio cuando vi que el chico-guapo-desconocido, sacaba una mano en señal de despedida.
Y aún peor: Scott se había llevado las donas glaseadas y yo tenía hambre.

Llegue a casa y cerré la puerta con un ruidoso golpe.
Mi mamá asomó la cabeza de la cocina y dijo:
—Oye cuidado con esa puerta ¿Qué pasa?
—¡Scott me pasa! Se fue con un chico desconocido... Bueno es el nuevo de la escuela y dejo que viniera caminando sola.
—¿Cómo?
—Como lo escuchas mamá. Aparte el tonto con el que se fue es un presumido.
—Qué extraño de Scott.
—Parece que los hombres pierden el sentido cuando ven un auto bonito.
—¿El otro chico tiene coche?
Asentí.
—Y bueno esta muy genial. Tengo que admitirlo.
—Ay hija pues ya sabes, Scott hace mucho quiere un auto y aún no lo tiene. Debe de ser por eso, le llama la atención que el chico tenga un carro bonito.
—Es un tonto de igual manera.

Después de comer subí a mi habitación a hacer los deberes que acabé en 20 minutos ya que el fin de semana adelante un poco de la tarea que tenía acumulada.

Cuando en mi móvil sonó el tono de llamada, tomé el celular al ver que era Scott y colgué, y así unas 5 veces. Después de unos 10 minutos estaba viendo la televisión cuando volvió a sonar, iba a ponerlo en silencio porque estaba segura que era Scott, pero no, ahora marcaba número privado...
—¿Diga?
—¡Heey! Pero miren la chica enojona se dignó a contestar.
¡Oh Dios es el!
—¿Quién eres? —dije fingiendo no saber que era el chico guapo—. ¿Qué quieres?
—Vamos a ver... ¿Recuerdas al chico al que observabas esta mañana en la escuela?
—Ok, verás. Te doy 10 segundos para que me digas que quieres niño o cuelgo.
—Que genio tienes, cielo. Enojada te ves fea. Y bueno para aclararlo no soy un niño ya te has dado cuenta de eso, me llamo Marlon.
—Oh, si claro. Ve y dicelo a alguien que le importe. ¿Cielo? ¡Ja! Y antes de que...
—Hey tranquila —me cortó repentinamente la voz de Scott—. Es el número de Marlon, ya que tú no contestabas al mío.
—Eres un tonto Scott. ¿Dime de una vez que quieres?
—¿Estas enojada?
—Sí, si estoy enojada. ¿Que demonios quieres?
—Uh, ya hablaremos de eso, sólo para decirte que vamos para allá, en un momento nos vemos.
¿Qué? ¿Vamos?
Iba a decirle que no quería ver a ninguno de los dos cuando se escucho:
—Si cielo, ahora nos vemos.
Y colgó, el ahora identificado como Marlon. ¡Ese idiota!

Cuando iba a empezar a leer un libro nuevo que compré, se escucho un ruidoso motor afuera.
No pensaba salir.
—Que se jodan —me dije.

Justo en ese momento sonó el timbre de la puerta y puerta me levanté de un salto a hacerle señas a mi madre para que dijera que había salido de la casa. Apenas llegaba a la puerta de mi habitación cuando mi madre gritó:
—Neey, te buscan.
Mierda. No quería verlos.
Me mire en el espejo comprobando mi estado, Marlon era idiota, pero no iba a dejar que me hiciera burla por estar despeinada... Además... Era guapo. ¡Olvida eso! Salto mi pensamiento.
Baje las escaleras y salí al porche de la puerta para encontrarme a Marlon y Scott limpiando los neumáticos de el Mustang.
Marlon me vio y dijo acercándose:
—Bien, empezamos con el pie izquierdo —dijo señalando con la cabeza el auto refiriéndose a que casi se llevaba de recuerdo mi brazo y pierna izquierdo al casi atropellarme momentos antes a la salida de la escuela—.  Soy Marlon, de nuevo.
—Y con la mano izquierda también —dije yo tendiendole esa mano—. Neey.
Bien esto parece estar mejorando.
—Cielo me gusta más —se burló.
¡Idiota de eso no hay duda!
—¿Qué quieren en mi casa?—dije de nuevo malhumorada.
—Quería ver si vienes a dar una vuelta en el Mustang. Ya que no quisiste hacerlo en la escuela —dijo Marlon.
—Eres muy atento, pero creo que Scott se divirtió mucho ya por nosotros dos —dije fulminando a Scott con los ojos.
—Bien, si no quieres... También aproveché para traer a Scott. Debo irme.
—¿Te siguen esperando tus amigas en casa? —dije irónicamente.
—Veamos, ¿Acaso quieres acompañarme tú? ¿Celosa?
—Jaja, ¿Celosa yo? Claro si.
Me miro y sonrió.
—Nos vemos mañana Scott, coméntale a tus padres lo que te dije.
Scott asintió.
Arrancó el auto y dijo guiñandome un ojo.
—Hasta mañana, cielo.
Y arrancó bruscamente dejando marcas en el pavimento con el chirrido de los neumáticos.
Ya se había alejado unos metros pero grite:
—¡No soy cielo, carajo!
Y una vez más sacó la mano diciéndome adiós.

"Between the fire and the wind."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora