Reencuentro Ren y Masato. (extra)

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Era un día soleado, estaba bastante despejado, por lo que era un clima agradable para pasear por los jardines junto a esa persona especial.

Por desgracia, para Ren no lo era, tenía una de las aburridas reuniones de familias que solían hacer desde que él tenía memoria.

Durante su infancia dejaron de ser aburridas, pues encontró un compañero con el cual podía pasar horas y horas jugando. Pero por situaciones los separaron, pero en cierto punto fue una ventaja para él, pues comenzaba a tener sensaciones extrañas hacia ese joven de cabellos azules, y eso lo hacía sentir incómodo, pues los dos eran hombres.

Al principio fue dolorosa la separación, pues se había dado cuenta que en verdad lo amaba, pero conforme pasó el tiempo se fue olvidado de él.

-Tan bonito día, y tener que desperdiciarlo en reuniones, bah. -dijo enfrente del espejo mientras acababa de arreglarse, pues se le hacía tarde.

Una vez listo, salió de su casa, en donde ya lo estaba esperando su hermano con cara de enojo.

-Vaya Ren cuanto te tardas, ya hasta pareces mujer.

-Cállate, no estoy de humor ¿si? Vayámonos mejor. -hizo un gesto de disgusto y se subió al auto.

-Si, que se nos hace tarde.

El recorrido fue largo, y ninguno de los dos hermanos se habló, por lo que el ambiente se sentía bastante tenso.

Cuando ya estaban a punto de llegar, fue que Ren decidió hablar, pues tenía curiosidad de saber quienes irían a la fiesta, reunión o lo que fuera, la verdad no le importaba.

-Por cierto... ¿Quiénes irán a la reunión?

-La verdad no lo sé, solo supe que iría la familia Hijirikawa.

-Ah... -no captó de quien hablaba, ni se acordaba de ellos, sería hasta que los viera cuando los recordaría.

Al llegar, vio que el lugar era bastante lujoso, como siempre claro. Entró y vio a varias personas, pensando en lo aburrido que sería todo, pues no había chicos de su edad.

-Jinguji, ven a saludar, no seas un maleducado. -le reclamó su hermano.

-Ugh, esta bien... -lo siguió hasta la entrada nuevamente, donde iba entrando un joven, que era de su edad o eso parecía, a lado de él iba el que supuso era su padre y una pequeña niña, su hermana también pensó.

-Los Jinguji, que gusto verlos, hace tantos años desde la ultima vez.

-Lo mismo digo, señor Hijirikawa, es un gusto volverlo a ver. -comentó el hermano de Ren.

-Jinguji... Ren... Cuanto tiempo. -dijo aquel extraño chico, que a Ren no le cayó bien de primera impresión, pues se veía bastante reservando.

-Ehm, supongo... ¿Cuál es tu nombre, disculpa? -en verdad que no lo recordaba.

-Vaya... Lo bueno era que éramos los mejores amigos... Soy Hijirikawa Masato.

-Masa...to. -aquellos recuerdos vinieron de nuevo a su mente. Masato, su "primer amor platónico", como pudo olvidarlo.- ¿¡Masato!? ¿E-Enserio eres tú?

-Tsk, no tendría porque mentirte, pero bueno, me da igual que me recuerdes o no, con permiso. -justo cuando estaba por irse Ren lo tomó del brazo.

-Con razón no te reconocía, ahora eres un amargado, antes eras tierno y lindo. -notó como el chico de cabellos azules se ruborizó un poco, lo cual hizo que sonriera.

-Como dijiste, era antes, ya maduré, en cambio tú, te vez más inmaduro, Jinguji. -se soltó y fue a sentarse a su mesa, en la cual estarían los dos juntos.

Pasaban las horas, y Ren no podía quitar su mirada de aquel chico, algo comenzaba a salir nuevamente en su interior, haciendo que se sintiera raro, pues creyó haber dejado eso en el pasado.

La gente bailaba, y él solo veía a las parejas enamoradas bailar tan felices, que se podría decir que le daba envidia. Alguna que otra chica se le acercaba a pedirle que bailaran, pero éste las rechazaba poniendo algún pretexto tonto.

En eso, sonó aquella melodía, esa que le recordó su infancia junto a Masato. Fue ahí cuando se paró y caminó hasta donde estaba el chico.

-Lo siento, me robaré a Masato unos minutos. -sin previo avisó lo tomó llevándoselo a la parte más alejada de la pista.

-¡Hey! ¿Qué crees que haces? -preguntó algo molesto.

-¿Acaso eres tú quien ahora no lo recuerda? Esta canción nos encantaba de pequeños, decíamos que cuando encontráramos aquella persona que amaramos la bailaríamos con esa persona... ¿Lo recuerdas?

-Ugh, cierto... ¿Pero eso qué tiene que ver? Fue hace mucho tiempo.

-Pues veamos si aun recuerdas los pasos de baile que inventamos. -sin más rodeos, tomó a Masato de la cintura, comenzando a bailar al ritmo de la música.

Era una pieza tranquila, y bastante romántica, pues alrededor estaban todas las parejas bailándola, olvidándose de los demás. Entre ellos, Ren y Masato.

Masato, sin darse cuenta se había perdido en los ojos de Ren, y también se había olvidado de la gente de su alrededor, en ese momento solo existían Ren y él.

Cuando menos se lo esperaron, la melodía ya había acabado, sacándolos de su magia.

-Maldita sea. -susurró Ren.- Vayamos a los jardines, dicen que son muy bonitos.

Masato solo asintió, haciendo sonreír a Ren.

Los dos chicos salieron a los bellos jardines, donde había un montón de rosas, todas rojas. Aprovechando eso, Ren cortó una de ellas.

-Para un chico que a pesar de verse como un amargado es lindo por dentro. -sonrió y se la entregó.

-Te odio Jinguji, deja de tratarme como una chica. -con todo y todo aceptó la rosa, desviando su mirada.

-Me odias, pero bien que bailaste conmigo... Bailas bien Hijirikawa. -sonrió.

-Uhm... Supongo que gracias...

-Hey, Masato. -quería que lo mirara.

-¿Qué pasó? -preguntó volviendo su mirada al otro.

-Masato... Yo... -Justamente pensaba confesarle sus sentimientos con el miedo del rechazo y asustarlo, sonó su teléfono móvil.- ¡Joder! -se dio la vuelta para contestarlo.- Tsk... Ya voy. -era su hermano.- Masato, yo... Tengo que irme, cuídate e intenta mejorar ese carácter ¿vale? -sin más se dio la vuelta dejándolo ahí no sin antes darle un rápido beso en la mejilla y guiñándole un ojo.

-Tsk... Ren idiota. -fue lo único que dijo Masato para luego volver a la reunión con su padre, pero al llegar ya no estaba ni el hermano de Ren, ni él.

-Masato, ya te he dicho que no me gusta que salgas con Ren... Es mala influencia. -lo regañó su padre.

-Lo siento... No volverá a pasar. -dentro de su traje había guardado la rosa que le regaló Ren esa noche, pues por primera vez, dentro de muchos años se había sentido feliz nuevamente.

Y ese sería el comienzo de una bella historia de amor.

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Oh chicos, hoy ando de cursi(?) y es por eso que les traigo este bello capítulo :'D espero les guste *^*... ¿Recuerdan la rosa que tenía masato en uno de los capítulos anteriores? ¡Pues era esta! La que le había dado Ren la vez que se reencontraron. Obviamente este reencuentro es inventado -u-... Bueno, pues espero lo disfruten. ¡Les quiero!

Misuteri Poe.

No todo es felicidad •|RenMasa|• •|En edición|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora