Capítulo 18

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No tenía nada que hacer, solo se encontraba solo en su cuarto pensando e intentando aclarar sus pensamientos. Pues ¿era acaso posible dejar de amar a alguien tan rápido? No, si eso pasara no sería amor, y de algo estaba seguro, si había amado muchísimo a Ren.

Pensando en él justamente, escuchó que alguien llamaba a la puerta, así que salió para bien de quién se trataba... Era Ren.

-Jinguji. ¿Qué haces aquí? -preguntó sorprendido al verlo.

-Vengo por ti...

-¿Ah? ¿De qué hablas?

-No quiero que alguien más te tenga, soy muy egoísta, no podré tolerar que estés con alguien ¿me entiendes?

-¿De qué hablas? Sería muy injusto que tú seas feliz mientras yo me quedo ahí viendo como lo eres.

-No es eso, solo te pido que me sigas amando, puedes estar con quien quieras, pero mientras me ames a mí está bien... Yo hago lo mismo, estoy con Safu pero te sigo amando.

-¡Cállate! ¡No pienso jugar con los sentimientos de los demás!

-¡Entonces no juegues con los míos!

-¡No lo hago!

-...-simplemente ya no pudo más, así que entró a la habitación de Masato cerrando la puerta con seguro.

-¿Qué crees que haces?

-Ya te dije, vengo por ti.

-Déjate de tonterías.

Ren lo calló con un beso, pero no fue tierno ni nada, esta vez fue apasionado, descargando todas las ganas que había retenido.

Masato aunque al principió se resistió terminó correspondiéndolo, pues ya tenía mucho tiempo sin probar esos labios que tanto le gustaban.

Poco a poco Ren fue guiándolo hasta la cama, donde lo recostó rápidamente.

-¡J-Jinguji! ¡Ya! ¡Para! -protestó Masato al saber lo que pasaría.

-No quiero, ya te dije que eres mío, así que puedo hacer lo que quiera contigo.

-¡I-Idiot...! -lo volvió a callar con otro beso.

Masato lo empujaba para intentar escapar, pero Ren al ser más fuerte aprovechó así que lo tomó de las muñecas poniéndolas sobre su cabeza, y así bajar de sus labios, hasta el cuello del chico dándole lamidas. Ahí mismo dejó varias marcas.

-Quiero que sepan que eres mío... -susurró antes de volver a besarlo.

La fuerza de Masato se iba agotando, así que poco a poco comenzó a ceder ante los encantos de Ren.

-Vaya, bien que querías, travieso.

-¡Cállate!

-No.

Con rapidez Ren se deshizo de la camisa de Masato, dejando ver su blanco torso. Así que del cuello bajó hasta su pecho, dando lamidas y besos. Se entretuvo un poco en uno de los pezones del chico, lamiéndolo y mordiéndolo.

-¡Ah...! -gemía de vez en cuando Masato.

-¿Te gusta verdad?

-No responderé eso...

-Uhm... Bueno, entonces haré que tus gemidos me lo digan.

Ren también se quitó su camisa, tirándola por ahí. Luego de eso, bajo con besos y lamidas hasta el pantalón de Masato, quitándolo lentamente dejando únicamente la ropa interior, sobre la cual comenzó a lamer.

No todo es felicidad •|RenMasa|• •|En edición|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora