Sangre accidental

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Camila

Debí suponerlo.

Pero... ¿Cómo podría?

Es decir ¿me amaba, no? ¿Cómo alguien que ama puede hacer daño a otra persona? Suena tan imposible pero en realidad es posible y bastante común.

Mi cama de hospital es de color ¿azul? ¿Verde?
Pensar en ese tipo de cosas me distrae de mi dolorosa realidad.

El se alejó de mí, no está y siento que no quiere regresar pero ¿por qué? Me ama, y yo siento que todavía lo amo. No puede quitarme una parte de mi así de rápido, como si no valiera nada.

No soy yo, no es el, somos nosotros y cuando estamos separados nada tiene sentido.

"Estás diciendo bobadas, deja de pensar esas cosas Camila, será mejor que te calles y piensas en algo más"

Vaya... Mi conciencia era genial ¿o no? Pero con todo y todo, tenía razón. Sin embargo no podía pensar en este lugar, todo parecía tan limpio y ordenado que en realidad me ponía un poco ansiosa.

Quería levantar y caminar un poco, pero por supuesto estaba prohibido como todo en este bendito lugar.

-Ey cariño... Bebe algo, te hará bien

Tony había estado a mi lado desde el accidente, y no era que no lo quisiera junto a mí pero si me preguntan no era a quien en yo quería.

Pero ¿podía quejarme? Seamos sinceros, en realidad no podía quejarme o por lo menos no tanto...

Casi inmediatamente entró mi enfermero... Sí, enfermero. Todo el mundo tiene a un enfermera pero ¿quién lo diría? Tengo un enfermero al que prefiero por sobre todas las enfermeras del mundo. Es moreno, bajito y muy sonriente, su rizado cabello le roza las orejas y siempre está cuidándome con mucha alegría. Se llama Joan.

-¡Qué tal! ¿Cómo se siente mi princesa hoy?- me preguntó acariciando mi mano
-Mejor- mentí intentando sonreír
-¡A mí no me mientas pequeño monstruo embustero! Necesitas más cuidados- me reprendió suavemente
-¿Tan mal me veo?- bromee
-Prefiero no contestar eso- me dijo con sutileza

Yo sigo preocupada busque a Tony pero seguramente se había ido hace tiempo. Entre todas las respuestas posibles no me esperaba esa... Desde que llegue al hospital no había tenido la oportunidad de verme en un espejo.

-Joan... ¿Me pasarías un espejo?- le pregunte tratando de restarle importancia

Él me miró desconfiado y rápidamente tomo las pastillas de su paquete y fue por un cono de agua a lado del baño.

-Joan...- le llame
-¿Sí?
-Quiero verme, un espejo por favor- pedí

El derrotado asintió con la cabeza, me dio el cono de agua para que me tomara mis pastillas y poco tiempo después regresó con un redondo espejo mediano.

-Por favor, solamente no te exaltes- me pidió

Yo, personalmente creo que estaba exagerando porque por muy mal que
estuviera no era para que se pudiera de
esa manera... ¿O sí? No... Según yo no.

Joan alzó el espejo muy lento, con cautela.

Oh Dios...

Créanme, si no hubiera estado en cama y atada a mil y un aparatoso probablemente hubiera saltado del susto.

Me veía horrible, creo que si el mismísimo Frankstein me viera huiría espantado.

Mi cabello parecía palomita reventada, tieso y disparejo además creo que aún tenía un poco de tierra y hojas, mi piel habitualmente bronceada se veía pálida y algo gris, tres grandes rasguños aunque superficiales terriblemente notorios, uno desde la comisura de mi boca hasta mi oído, otro desde mi cien izquierda hasta mi pómulo y el último rozando el lagrimal de mi ojo, tenía un moretón negro y violeta en mi mejilla derecha y uno que abarcaba la mitad de la frente, mis labios estaban secos y cortados.

Me di pena, me di tristeza. Terriblemente triste le pedí a Joan que me ayudara a levantarme para ver e resto de mi cuerpo y aunque se negó rotundamente diez minutos después, cedió.

Me ayudo a levantarme y con su ayuda llegue hasta el baño donde afortunadamente y gracias a Dios había un espejo de cuerpo completo.

¡Cuánto desearía haberle hecho caso! Me gustaría no haberme visto... Hasta a mí me repugnaba el terrible aspecto que tenía... Mis huesos eran ligeramente más notorios... No mucho, pero sin duda se veían un poco más que antes, mis cuerpo era una paleta de colores, rojo, morado, verde, amarillo... Que asco.

Aunque sabía que después me arrepentiría terriblemente quería ver mi estómago, tratando de soñar segura le pedí a Joan que me levantara el camisón para poder verme.

El no lo discutió, sabía que no era su opción preferida pero también sabía que en este momento no tenía sentido discutir.

Casi me desmayo, mi abdomen estaba surcado por deos horribles heridas profundas y para colmo gruesas. Algunas de ellas atravesaban mi pecho...

-¿Porque no están cerradas ni vendadas?- pregunté al borde del llanto
-Los médicos decidieron no intervenir hasta que llegara un cirujano especialista, estabas perdiendo mucha sangre y era imposible cerrar tus heridas por el tamaño y profundidad- me explico
-¿Qué fue lo que hicieron?- quise saber
-No lo sé muy bien, inyecciones y un par de ungüentos, muchas toallas y próximamente tratarán de cerrarlas sin embargo si no es exitoso deberán cicatrizar de otra manera... Pero no te preocupes princesa, todo saldrá bien- me dijo con afecto

Podrían repetírmelo una y mil veces pero en este momento nada estaba saliendo bien y ahora dudaba que saliera bien... Que terrible, nunca más me había sentido tan sola...

¿Por qué él no regresaba? O una pregunta mejor ¿si me amaba, porque me había hecho esto?

****
No me odien. 💔

Llevo años sin actualizar ya sé, pero ténganme paciencia les juro que no voy a abandonar la historia.

¿Qué les parece el nuevo capítulo? Puede que algunas estén un poco confundidas pero no se preocupen, sus dudas se irán resolviendo poco a poco... Mientras ¡díganme sus sospechas mis queridas detectives! ¿Qué creen que le haya pasado a Cam y por qué?

¿Qué opinan? ¿Les está gustando la historia? Les agradecería que me lo hicieran saber comentando.

Muchísimas gracias por los votos, cada vez somos más y no tienen idea lo feliz que me hace. 💖

Recuerden que cualquier cosa estoy a su servicio.

¡Las quiero muchísimo! 😏🙈❤️

Huye del lobo, pequeña Caperucita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora