Capitulo XV

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—Vaya, vaya, mira quién está aquí —dijo Mercedes, casi alegremente, mientras miraba por encima de Samantha y de Zack hacia la puerta.

Aquel repentino cambio de humor asustó tanto a Samantha como la pistola que Mercedes sostenía. Se volvió y el corazón se le detuvo al ver a Will en el marco de la puerta.

Will le sonrió. Le dirigió una sonrisa que podría haber derretido a una pizza congelada. Tras él estaba Bobby Walker, que parecía mucho menos amistoso que con el atuendo deportivo. Y, definitivamente, no era una raqueta lo que llevaba entre las manos. Samantha sintió que el alma se le caía a los pies.

Sam comprendió que si no hubiera estado tan convencida de que era Cassie la que estaba detrás de todo aquello, habría podido averiguar quiénes eran los culpables. Mercedes y Bobby.

—Déjame imaginar —comenzó a decir Sam, intentando ganar tiempo para pensar algún plan—. Te casaste con Lucas porque habías oído hablar del juego en el que estaba trabajando. Apuesto a que fue idea tuya lo de buscar un inversor. Pero Lucas fue más inteligente que tú y pidió el divorcio. Pero entonces, ¿por qué te envió una de las partes del juego?

Mercedes sonrió.

—La verdad es que yo dejé que Lucas pensara que todo era idea suya: el matrimonio, el inversor y el divorcio. El problema fue que no teníamos caracteres compatibles, pero él había contraído una seria deuda conmigo. Yo le había conseguido un inversor, y gracias a mí no tuvo que vivir en la calle hasta haber terminado ese maldito juego.

—El único problema era que en realidad no era un juego —añadió Sam.

Mercedes la miró con los ojos entrecerrados.

—En eso tienes razón, detective. Era mucho más que un juego.

—El problema es —continuó Sam, esperando tener razón— que no tienes las cinco partes —Sam vio la mochila de Zack a los pies de Mercedes, pero también reparó en que el niño llevaba el reproductor y los audífonos colgados al cuello.

—La última parte aparecerá —dijo Mercedes, confiadamente—. Yo esperaba que la encontraras tú. Pero quien la tenga, al final vendrá a buscar al niño. Y yo estaré esperándolo.

Sam la miró desolada. Sabía que el plan de Mercedes funcionaría. Sólo era cuestión de tiempo el que consiguiera el juego completo. Sin embargo, Sam se preguntó si Bobby se habría fijado en el desliz de su amiga.

—¿Has oído eso, Bobby? —dijo—. «Estaré esperándolo», ha dicho. Al parecer no te incluye en sus planes. ¿Cuánto tiempo crees que durarás en cuanto deje de necesitarte?

—No digas tonterías —le espetó Mercedes malhumorada—. Bobby sabe que jamás le haría ningún daño.

—¿Y qué me dices de Zack? —preguntó Will.

Mercedes le dirigió al niño una mirada fulminante.

—Los niños tienen accidentes continuamente. Es realmente horrible. Me sorprende que haya tantas personas que puedan superar la infancia.

A Samantha se le heló la sangre en las venas.

—Espera un momento —gritó Bobby—. Me dijiste que nadie sufriría ningún daño. Si no hubieras matado a Lucas, y después a ese estúpido luchador…

—¡Cállate, Bobby! —le gritó Mercedes.

—Oh, eso no ha sido lo único —dijo Sam, preguntándose si, quizá, Bobby estuviera empezando a darse cuenta del tipo de mujer del que se había enamorado—. También ha matado a Bradley Guess.

Una novia misteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora