Capitulo X

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Lucas estaba vivo.

El padre de Zack estaba vivo. Y ella tenía razón respecto a Cassie.

El ferry se detuvo. El viento arrancaba jirones a la niebla, dejando ver algunas zonas del muelle.

Mientras caminaba por la barandilla de cubierta, las preguntas se arremolinaban en la mente de Samantha. ¿Por qué no la había llamado? ¿Por qué no había ido a buscar a su hijo? Pero Lucas estaba vivo. ¿Y no era eso lo único que importaba?

La niebla envolvía su rostro, como si se tratara de una fría telaraña. La rampa del muelle fue bajada hasta la orilla. Los motores de los coches se pusieron en funcionamiento y los primeros vehículos empezaron a desembarcar.

El hombre había desaparecido. Pero en ese mismo instante, Samantha oyó el eco de unos pasos procedentes de la caja de la escalera. Prácticamente se abalanzó sobre los escalones.

Corrió hacia la puerta. ¡Lucas estaba allí justo delante de ella!

—¡Lucas! —corrió hacia él, chocando en su camino con todos los pasajeros que en aquel momento desembarcaban—. ¡Lucas!

Llegó hasta él, lo agarró del abrigo y tiró con fuerza de la manga.

Él se volvió sorprendido y se detuvo bruscamente.

—¿Perdón? —preguntó el hombre, enfadado y preocupado al mismo tiempo.

Samantha retrocedió. Aquel hombre no era Lucas. No se parecía en nada. Pero tenía el mismo tipo de abrigo, y el cuello alzado. ¡Había seguido a un hombre equivocado!

—Lo siento. Lo he confundido con otra persona —farfulló y dio media vuelta mientras el hombre se alejaba a grandes zancadas.

Buscó en el departamento de pasajeros. Todavía quedaban muchos, pero ninguno se parecía a Lucas.

—¿Samantha?

Samantha se volvió al oír la voz de Will y el sonido del motor del coche. Will parecía preocupado mientras se acercaba hasta ella y le abría la puerta.

Samantha se metió en el coche. Se sentía repentinamente débil, cansada y asustada. ¿Estaría perdiendo el juicio?

—¿Estás bien? —le preguntó Will, mirándola con el ceño fruncido.

Samantha asintió y cerró los ojos, atrapada por la imagen de Lucas sobre la barandilla de cubierta.

Charley Murphy vivía en Pint Beals, en una enorme casa situada al lado de la playa, junto con su esposa y tres hijos.

—¡Sam! —exclamó en cuanto abrió la puerta.

Tras él, Samantha pudo oír a los niños y a Katie en la cocina. El aroma a tortitas, beicon y café inundaba la casa.

—Siento llegar tan temprano —consiguió decir Samantha, antes de que Charley se fundiera con ella en un abrazo de oso.

Charley era un hombre grande y atractivo, con el pelo oscuro, unos enormes ojos castaños y una buena dosis del encanto de los Murphy.

—Pasad —le tendió la mano a Will—. Yo soy Charley.

—Estos son Will Sheridan y Zack O'Brian —los presentó Samantha.

Charley arqueó una ceja al oír el último nombre y los condujo a la cocina.

Katie alzó la mirada de la cocina, donde estaba dándole la vuelta a la tortita. Era una mujer de pelo oscuro, guapa y pequeña. Una pareja perfecta para Charley. Se habían conocido en la universidad, se habían enamorado y estaban juntos desde entonces.

Una novia misteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora