Capítulo 25

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Se ve frente al espejo... se comienza a maquillar, hace tanto que no lo hace, por esa razón es que las personas la ven con menor edad.
Ana terminó, examinó su rostro y se sonrió.

Ana: soy bonita... ¿no?

Lo primero lo dice muy segura, pero al instante se arrepintió. Bajó su mirada y condujo su silla de ruedas hacia la sala.

Allí su mama lee una revista de lo más cómoda. Notó la presencia de su hija, volteó.

Sara: - indiferente – ¿y ahora?, ¿piensas que maquillándote se ocultara tu estado o qué?

Ana: - dolida – quiero ir a mi tratamiento

Confiesa, iba entrando su papa y alcanzó a escuchar. Sara levantó una ceja y la ve, mas no le da importancia lo que dijo... en cambio su padre se acercó de inmediato con ella.

Renato: - dándole un beso en la frente – ¿es cierto lo que dices?

Ana: - medio sonriendo – sí, estoy completamente segura... ya me cansé de esta silla

Respingó al verla, su mama aun no dice gran cosa. Renato sonríe ampliamente.

Ana: ¿me llevarías?

Renato: claro que si cariño, mañana mismo vamos

La abraza para felicitarla, Sara continua sin decir nada.

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La sangre se le fue a los pies, su nariz exhaló y pareció que no había aspirado nada ya que sus pulmones parecen aplastados. Sin proponérselo empuñó su mano y la vena de la frente le resaltó.

Ese hombre... como desea írsele encima y golpearlo hasta cansarse por todo lo que le hizo a Laura, porque por su culpa ellos no pueden ser felices.

Ese hombre... como desea cortarle la garganta, se lo merece después de meterse en la vida perfecta que tenía, porque por su culpa su Laura lo dejó.

André: - forzado – déjanos solos

Indica a la secretaria, quien le lanza una mirada de cuidado, avisándole que estará al pendiente contra cualquier suceso.

André: ¿a qué debo el honor de su visita?

No tiene idea de cómo saco las palabras de su boca, más lo logró sin que se le notara una gota de coraje o nervio.
Yammal en cambio no se molestó en ocultar esa mirada envenenada.

Yammal: - caminó un poco - ¿Qué otra cosa que no sea Laura, es más importante?

Su voz resonó en toda la oficina, se detuvo ante las sillas enfrente del escritorio de André y cruzo los brazos. André tragó saliva.
Ambos hombres a la orilla de un ring, preparados para saltar sobre el otro en el momento que la campanilla suene.

André: - carraspeó – bien, entonces usted me puede decir el motivo de su renuncia sin explicación... ya que eso afectó a nuestra imagen

Se comportó diplomáticamente, es la única arma que puede usar para no perder los estribos.
Yammal entonces pareció relajarse, sonrió y se sentó como si nada.

Yammal: mira André... ¿Por qué te puedo llamar así no? – no esperó que él contestara – Laura es una mujer complicada, no da razones de lo que hace... solo a mi

Contesta como si nada, André se extrañó del cambio.

Yammal: -viéndolo – no se preocupe, no estoy aquí para pedir dinero ni nada... solo para que no quede un malentendido, y no le cierren las puertas a MI mujer

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