Capítulo 8

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"Sigo caminando en esta cuerda floja, ir tras de tu huella convertida en sombra, preso del amor que me negaste un día... Sigo aquí muriendo por estar contigo... a un paso de tu boca y sin poder besarla, tan cerca de tu piel y sin poder tocarla, ardiendo de deseo con cada mirada."

Esa noche, hasta el sueño estaba en sintonía con sus sentimientos, soñaron con el ayer... aquellos momentos inolvidables que vivieron y que ahora aparecen para recordarles el amor que sintieron.

Laura se movió un poco y abrió los ojos lentamente, sintiendo los parpados tan pesados, seguramente tiene los ojos extremadamente hinchados de tanto llorar... está cansada de llorar, pero por el momento no encuentra antídoto para evitarlo.

Sintió algo encima de su cintura, y de repente todo se le vino de golpe al cerebro, recordó como encontró a su novio en la cama con Bárbara, como salió a la calle llorando y se encontró con André, hasta como terminó en su departamento.

Se volteó lentamente y notó la mano de André sobre su cintura, lo vio unos instantes... aún yace dormido plácidamente. Su rostro apacible e inocente la envolvió y se le quedo viendo por unos instantes, sonriendo un poco.

De repente recordó su realidad. No puede quedarse en ese lugar con André. Así que se deslizó por la cama con cuidado de no despertarlo... tomó su bolso y se colocó los lentes. Como se durmió con la ropa puesta no hubo entretenimiento en aquello, así que salió descalza con los zapatos en la mano para no hacer ruido, y se aventuró de vuelta a la calle.

Laura: -caminando- ¿Qué hice?

Iba pensando en eso mientras voltea a todos lados. A pesar de estar sumamente molesta con Yammal, no tiene otro lugar a donde ir, y aunque tiene el dinero para irse... ¿Cómo alimentaria su vicio ahora?, ¿Quién la protegería? ¿André? No, él solo la ayudó y es todo.
Además ama al Lobo, no puede irse así nada más... por el contrario sabe que Yammal no se quedaría de brazos cruzados mientras ella se va de su lado.

En eso, ve como una camioneta blindada frena en seco delante de ella.

Laura: -sorprendida- ¡Oh no!

Ya la descubrieron y ni siquiera le dieron tiempo de pensar. El pantera bajó de la camioneta, ella no intento huir, no le vio el caso.

Pantera: ¿No pensabas huir?

Laura: ¿acaso es una opción para mí?

Él le sonrió, entendió sus palabras. Laura sabe, desde el inicio, que... simplemente la opción de partir lejos fue denegada.

Pantera: ¿Qué te hizo para que no llegaras a dormir?

Laura: -viéndolo fijamente- no te incumbe... además, dudo que te importe

Espeta al mismo tiempo que camina y ella sola se interna en la camioneta negra.
En el camino, Laura se mordió las uñas... nerviosa ante lo que le espera, esta vez planea hacerse la orgullosa.
Llegan... Laura se bajó y notó como el Pantera no, este bajo la ventana y la ve.

Pantera: -sonriendo- no entraré contigo... anoche bebió y se drogó tanto que dejó hecha un desastre la casa... te toca enfrentarlo sola

Sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal. El pánico intentó gobernarla, pero el orgullo también lucha para colocarse en primera posición.
Trago saliva al girar la perilla... y entró. Lo encontró desparramado en el sillón, con el rostro rojo y seco, casi desnudo y con dos botellas en el suelo vacías.

Yammal: -levantándose al verla- ¿Dónde pasaste la noche? – conjeturo enfurecido-

Laura: -temblando un poco – no te voy a contestar... yo soy la víctima, ¿recuerdas?

DELIRIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora