Capítulo 5

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"Justamente ahora, irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina. Pero llegamos tarde, te vi y me viste, nos reconocimos en seguida pero tarde maldita sea la hora que encontré lo que soñé tarde...."

Laura abrió los brazos perezosamente advirtiendo que un nuevo día había llegado. Miró hacia un lado y vio a su novio tranquilamente dormido a su lado.

Estiró un brazo para acariciar su rostro. Era áspero por la incipiente barba y suave como el algodón. Suspiró algo enamorada mientras depositaba un dulce beso en los labios de Yammal.

Laura: -en un susurró- Buenos días mi amor

Yammal suspiró mientras comenzaba a despertarse, abrió los ojos y al ver a Laura a su lado la cogió en un gran abrazo.

Yammal: -besando el cuello de su mujer- Me encanta despertar así

Ella solo sonrió

Yammal: -levantándose- ¿prefieres el desayuno en el cuarto o en el comedor?

Le ofreció más tierno de lo habitual

Laura: Prefiero no comer nada aún

Yammal: -con el ceño fruncido- ¿y eso por qué?

Pregunta colocando el codo encima de la almohada para poder verla mejor.

Laura: -sonriendo tímida- Tengo prueba de vestuario y no quiero verme obesa

Yammal: -suspirando- si es así estoy de acuerdo contigo

La sonrisa de Laura se borró de inmediato de sus labios. Lo que dijo lo sentía profundamente, pero aun así tenía la esperanza de que Yammal la rectificara diciéndole que así estaba hermosa, y aquello no sucedió.

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Ana estaba en el comedor cuando sintió los pasos apresurados de su hermano. Aquel día todos habían desayunado antes que ella y se sentía algo sola en el enorme comedor

Ana: -llamándolo- ¿¡André?!

André: -sonriendo- ¿qué pasó pequeña?

Se devuelve para con su hermana. Ana se acerca en su silla de ruedas.

Ana: ¿ya te vas a la empresa?

André: -besando la frente de su hermana- así es, voy algo retrasado ¿pasó algo?

Ana: pasa que me aburro mucho en casa, me siento sola y bueno me gustaría mucho acompañarte

André: -arrodillándose- Mira hagamos un trato, tú me puedes acompañar siempre que quieras solo si te sometes al tratamiento que te indicó el médico, esa es la única condición que te pongo

La ve con cariño, pero Ana cambió su expresión al escucharlo.

Ana: -con los ojos llenos de lágrimas- ¿tú también te avergüenzas de mí?

André: -frunciendo el ceño- ¿de que estas hablando?

Ana: ¿por qué no me quieres llevar a la empresa así nada más? ¿Acaso te da vergüenza que la gente vea que tienes una hermana lisiada?

No pudo evitar que una lagrima la traicionara y recorriera su mejilla derecha, herida ahora por su hermano, pensando que él opina lo mismo que su madre.

André: -algo molesto- No digas estupideces Ana, lo estoy haciendo por tu bien no porque me avergüences. Debes someterte a ese tratamiento para que seas feliz de una vez por todas, sólo estoy tranzando contigo

DELIRIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora